Rusia insiste en su expansionismo tras seis meses de guerra en Ucrania

24 de Agosto de 2022
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Un ucraniano camina entre las ruinas tras un ataque ruso.

Seis meses después de que Putin diera comienzo a la invasión de Ucrania, los frentes están estancados, la guerra de desgaste ha hecho aparición y el número de bajas se incrementa por días en ambos bandos. Todos los intentos por solucionar el conflicto por vía diplomática han terminado en fracaso y ni siquiera la mediación del turco Erdogan ha servido para llegar a un mínimo entendimiento entre las partes. Putin está obsesionado con ampliar las fronteras de Rusia hacia el oeste para recuperar el viejo imperio zarista. Estados Unidos condena la invasión pero no promueve ningún intento por abrir nuevas vías diplomáticas. La Unión Europea hace descarado seguidismo de Washingtony China se mantiene a la expectativa, respaldando en la sombra a su fiel aliado ruso y con un ojo puesto en Taiwán, la isla que codicia desde hace tiempo y sobre la que podría llevar a cabo un desembarco en cualquier momento, elevando todavía más la tensión mundial.

Así las cosas, las guerra parece que va para largo y el invierno promete ser crudo, ya que Putin va a utilizar el gas ruso como arma para poner de rodillas a Occidente. Entre tanto, las únicas ganadoras de esta sangrienta refriega entre rusos y ucranianos son las grandes multinacionales armamentísticas que han aumentado dividendos como nunca. La invasión rusa cumple seis meses mientras Ucrania celebra su Día de la Independencia. Una efeméride que llega bajo la amenaza de que Moscú recrudezca sus ataques, advertida por Estados Unidos, y en un momento en que no se vislumbra el final del conflicto, con las conversaciones de paz estancadas y las tensiones en aumento por el reciente asesinato de Daria Duguina, según informa La Sexta.

Este martes, Volodímir Zelenski prometía una "respuesta contundente" si Rusia decide intensificar sus bombardeos estos días. Lo hacía durante la cumbre de la Plataforma de Crimea, donde el presidente ucraniano cifraba en 750 los misiles de crucero lanzados por Rusia desde la península, anexionada por Moscú en 2014, desde que Vladímir Putin lanzó su invasión del país vecino en febrero de este año.

Por su parte, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, auguraba un invierno "duro", ante lo que se ha convertido en una "guerra de desgaste" con "una batalla de voluntades" y "logística". Una situación frente a la que tanto la Alianza Atlántica como la Unión Europea han expresado su respaldo a Kiev "el tiempo que sea necesario".

El conflicto, además, atraviesa la barrera del medio año en un momento especialmente tenso tras el asesinato con coche bomba de Daria Dúguina, hija de uno de los principales ideólogos de Putin, Aleksandr Duguin. Un atentado del que Moscú culpa a Kiev, que niega cualquier vinculación con el asesinato.

Por otra parte, Zelenski aseguraba este martes que la bandera ucraniana volverá a ondear sobre todas la zonas ocupadas, en un momento en que las tropas rusas controlan ya una parte importante de la región del Donbás y enclaves tan importantes como la ciudad portuaria de Mariúpol, cuya caída tras semanas de resistencia ucraniana en la acería Azovstal ha sido uno de los puntos de inflexión en el transcurso de la guerra.

Precisamente, en las últimas horas la ONU ha advertido de que un juicio contra los prisioneros capturados por los rusos en esa ciudad ucraniana podría suponer un crimen de guerra, en un momento en el que algunos de los combatientes liberados han denunciado torturas físicas y psicológicas durante su cautiverio.

En cualquier caso, las conversaciones de paz no han llegado a buen puerto estos meses y se encuentran completamente estancadas. El propio Zelenski afirmaba hace unos días que no es realista plantearse negociación alguna mientras la invasión continúe y las tropas rusas sigan matando ucranianos. Este martes se reafirmaba: "En el punto en el que estamos, no estamos listos para un alto el fuego. Ya explicamos que no habrá Minsk 3" , aseveraba, en alusión a los encuentros bilaterales mantenidos en Bielorrusia.

Entretanto, otro de los grandes puntos de tensión es la central nuclear de Zaporiyia, con ambas partes acusándose mutuamente de planear atentados terroristas contra la planta. Algo que, de producirse, tendría efectos catastróficos.

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