Suenan las trompetas del apocalipsis para el equipo Ferrari en Fórmula 1.
Ya las declaraciones de Lewis Hamilton tras la clasificación en el Gran Premio de Hungría dejaban atónito al mundo entero.
El heptcampeón del mundo y el piloto con más victorias y pole position de la historia diciendo que no valía, que no era capaz de dominar el coche, que la culpa era sólo suya.
Pero probablemente no todo era culpa suya. Y eso es lo que tiene Ferrari. Que no. Que mucho nombre, que muchos deportivos que se venden a precios millonarios, que mucho mito y mucha sangre en sus orígenes, pero... Pero ya vimos a Fernando Alonso, ya vimos también a Vettel, y ahora estamos viendo a Hamilton. Ferrari no le ha dado a ninguno de ellos un coche suficiente, ni coche ni equipo, capaz de hacerles reverdecer los laureles.
Ya estaban las altas esferas de la Ecudería mosqueadas, tras la desastrosa primera mitad de la temporada.
-Cortemos la cabeza a alguien.
-¿A Hamilton?
-No, mejor a Frederic Vasseur .
-Démosle otra oportunidad a ver como encara el nuevo reglamento en 2026.
Pero después de la carrera de Hungría probablemente en la cúpula de Ferrari habrá quien lamentará la decisión de renovar al francés.
El cabreo de su piloto estrella, que no es Lewis Hamilton sino Charles Leclerc como demuestran los números, echándole la bronca al equipo en su conjunto por estar dándole un coche inconducible, una mierda de coche (aunque tampoco se ha atrevido a decirlo tan claro), ha sido la gota que ha rebosado el vaso. Un Leclerc enloquecido, perdiendo el control de sí mismo por la radio, cambiando de trayectoria en frenada para intentar parar a George Russell...
Todo mal. Muy mal.
En suma: Ferrari tiene una historia incontestable detrás, pero ¿y por delante? En un principio su prestigio es tan grande que puede aguantarlo todo. Aunque fines de semana como el de Hungría nos hacen recordar aquella frase de Lawrence Durrell en El cuarteto de Alejandría:
El mundo es como un pepino, hoy lo tienes en la mano y mañana... metido en el culo.
Pues eso. Ferrari. El mundo es como un pepino.
Tigre Tigre