Al igual que Isabel Díaz Ayuso, la extrema derecha española ha llevado el conflicto Palestina-Israel al terreno ideológico, es decir, consideran que la defensa de Palestina es una cuestión de la izquierda y el apoyo a la impunidad de Israel como un asunto de trascendencia para la ultraderecha.
Santiago Abascal, líder de la extrema derecha española, visitó al primer ministro de un país que aplica sistemáticamente el terrorismo de Estado, las políticas de exterminio, el apartheid y el genocidio. En Jerusalén, ante Benjamín Netanyahu,alabó la «firmeza» de Israel en su lucha contra Hamás en Gaza.
Sin embargo, la realidad es que lo que el líder de la ultraderecha española estaba haciendo era apología del genocidio y del terrorismo de Estado que aplica Israel contra el pueblo palestino, no sólo en Gaza, sino también en Cisjordania y Jerusalén Este, territorios que están bajo la administración palestina según indican las resoluciones de Naciones Unidas y donde Hamás no tiene poder alguno.
Por otro lado, es normal que la ultraderecha apoye el genocidio en cualquiera de sus ámbitos. No en vano, durante el siglo XX los regímenes admirados por las formaciones de la internacional de la CPAC aplicaron el genocidio como arma política. La España de Franco, la Alemania de Hitler, la Italia de Mussolini, la Francia de Petain, la Argentina de Videla, el Chile de Pinochet…
Donde se aplique el genocidio o el apartheid, allí están los partidos de la extrema derecha mundial. Sin embargo, resulta sorprendente que Vox apoye a Israel cuando presentó candidatos negacionistas del Holocausto o ha tenido como invitados estrella a sus actos de campaña a propagandistas nazis, que también niegan la existencia del genocidio de Hitler contra el pueblo judío, como fue el caso de Pedro Varela. Esto se produjo, tal y como publicó La Marea, en el cierre de campaña en Cataluña.