La llegada masiva de proyectos de energía renovable está siendo silenciosa, pero es una realidad que sucede desde los últimos años de manera intensificada, en el conjunto del territorio español. Especialmente, en las zonas popularmente consideradas como la "España vaciada", tratándose de entornos naturales, zonas rurales con una escasa densidad de población, que fundamentalmente tienen tierras de cultivo, ganadería y se han ido viendo despobladas durante las últimas décadas por el éxodo a las grandes ciudades y la tecnologización de la sociedad.
Hectáreas llenas de molinos generadores de energía eólica campan por las tierras de España. Paisajes que nos muestran una suerte de tierras del Quijote del siglo XXI. Una especie de gigantes frente a los cuales, resulta casi imposible luchar.
Han tenido que ser plataformas de vecinos afectados los que se han ido organizando para presentar denuncias, recursos ante la vía administrativa y ponerse a batallar para defender sus tierras, sus ecosistemas, apostando por una vida sostenible. Están enfrentándose a campañas de descrédito, de acoso y derribo, queriendo sepultarles bajo calumnias, cuando su único objetivo es poner a salvo la tierra que de sus antepasados recibieron. Todos los activistas con los que venimos conversando subrayan siempre lo mismo: no están en contra de las energías renovables, pero rechazan sin dudarlo "este sistema" que se está implementando. Denuncian las prisas, los procesos irregulares, los engaños y las consecuencias de algo que se nos presenta como "sostenible", "responsable", "ecológico" y está convirtiéndose en todo lo contrario.
Son ya muchas las tierras "cedidas" mediante contratos leoninos a fondos de inversión extranjeros. Firmas internacionales que se hacen con las tierras para su explotación, ocultando la letra pequeña en algunos casos, y poniendo fin a la soberanía de la ciudadanía del territorio.
Parece mentira que cuando la sequía supone uno de los peligros más acuciantes para nuestra supervivencia, se estén destinando toneladas de agua para empresas privadas que vienen desde lejanos países a instalarse aquí. Cuentan que traerán empleo, altos salarios, una mejor calidad de vida. Pero cuando llegan, apuestan por la inteligencia artificial, la robótica y suponen un quebradero de cabeza en no pocos casos.
Desde Macro Renovables No nos ayudan a conocer la realidad en los diferentes territorios de la península. Y en esta ocasión, hablamos con los portavoces de las plataformas que configuran la del 13 de Marzo, en Aragón. Lo hacemos precisamente el día en el que el parlamento registra distintas Propuestas No de Ley para rechazar uno de los macroproyectos, el del Maestrazgo. Han tardado, por lo que parece, en darse cuenta de los grandes daños que se están perpetrando. Aunque todos los activistas entrevistados coinciden en señalar que, desde la política, ya no esperan nada. Y nos recuerdan los vínculos y las puertas giratorias entre aquéllos y la empresa adjudicataria principal de estos proyectos, donde aparecen como consejeros, asesores y trabajadores políticos de distintos partidos, y familiares y allegados.
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