Rajoy es el gran derrotado, que no dimite pese a la situación insostenible que deja su estrategia de ‘no política’ y del 155Cataluña ha hablado y ha dicho que quiere la cuadratura del círculo: seguir formando parte de España y al mismo tiempo continuar el proceso de secesión iniciado “simbólicamente” por una cúpula política que se encuentra encarcelada o huida en la capital de la Unión Europea.Cataluña se ha levantado este viernes 22 de diciembre, después de superar el solsticio de invierno acudiendo masivamente a las urnas, gritando que es un pueblo tan acrisolado como contradictorio, tan aglutinador como refractario. En definitiva, un pueblo ejemplar, una ciudadanía digna y orgullosa de serlo que ha elevado la voz para que el grito llegue de una vez a las entendederas de sus representantes parlamentarios.Ciudadanos, un partido fundado hace 12 años en el teatro Tívoli de Barcelona para contrapesar la fuerza dominante de lo que hace unos años era nacionalismo catalán y hoy independentismo, se ha encumbrado, por méritos propios y deméritos crecientes de la derecha oficial personificada en el Partido Popular de Mariano Rajoy y Xavier García Albiol, en el gran vencedor de las elecciones catalanas del 21-D, una comunidad con la autonomía en suspenso después de la aplicación del artículo 155 de la Constitución Española.Pero esta primera victoria que logra en Cataluña un partido no nacionalista en 40 años de autonomía democrática lo hace con el sabor agridulce de ser plenamente consciente de que gobernar será simple y llanamente una quimera. La sonrisa encorsetada de su candidata, Inés Arrimadas, lo decía todo en la noche electoral. Pese a ello, Ciutadans toma el relevo de otras fuerzas claramente en declive en Cataluña como son el PSC o el PP para ejercer una oposición contundente a un proceso independentista que tiene mayoría absoluta, pero no legitimidad abrumadora para imponer sus propuestas con la otra mitad del pueblo catalán pidiéndole entendimiento e integración con España.La derecha e izquierda independentista de Junts Per Catalunya (antigua Convergència), con su candidato huido de la justicia española en Bruselas, y ERC, con su líder y candidato, Oriol Junqueras, en prisión, se han cargado de razones y sobre todo de respaldo democrático para volver a encabezar el ‘procés’ independentista, dejado en suspenso por la aplicación del artículo 155 de la Constitución Española y por la actuación de la justicia una vez que la política hizo dejación de funciones por imperativo del Gobierno de Mariano Rajoy.El presidente del Gobierno español es, sin duda, el gran derrotado de estos comicios, que han dejado a su formación política con solo tres representantes en el Parlamento catalán y sin grupo parlamentario propio. Ni se le pasa por la cabeza dimitir, aunque ha dejado la situación en Cataluña mucho peor de lo que la dejó cuando decidió aplicar el artículo 155 de la Carta Magna y dejar la autonomía en suspenso tras las decisiones ilegales y unilaterales de los ex gobernantes autonómicos.Tampoco han logrado los resultados esperados los ‘comunes’ de Xavier Domènech, que han dejado por el camino tres diputados de los 11 que obtuvieron en la cita de 2015. Su ansiado papel de bisagra entre ambos grupos enfrentados se ha ido al traste a las primeras de cambio y han asumido desde el primer instante que los catalanes les han conminado a ir a la oposición.También ha pinchado el PSC de Miquel Iceta, que, pese a sumar un diputado más que cuando tocaron suelo en 2015, no logra dar con la tecla que haga de los socialistas una formación decisiva en Cataluña como otras épocas ya demasiado lejanas en el tiempo.Aunque todos se afanan en ver el vaso medio lleno en un primer análisis de aproximación, ni duda cabe que la cita electoral de este jueves se ha solventado con clarísimos vencedores y contundentes derrotados. Nunca fueron unos comicios autonómicos más, tampoco un referéndum, pero tenía mucho de lo uno y muy poco de lo otro.En definitiva, así han querido los catalanes que sea la Cataluña que a partir de hoy mismo echa de nuevo a andar. En manos de sus representantes políticos encomiendan sus deseos a través de las urnas.
Así han querido los catalanes que sea Cataluña
22
de Diciembre
de
2017
Actualizado
el
02
de julio
de
2024
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Cuando se le consulta, el pueblo soberano siempre logra dar lecciones que los representantes políticos no esperan ni por asomo, y ni tan siquiera atisban. Este 21-D, la ciudadanía catalana ha impartido una soberana clase magistral a una clase política tan inepta como encorsetada en posiciones inamovibles y alejada por completo del sentir de la calle.
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