B. B.

20 de Abril de 2020
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Entrega de las batas

No les voy a hablar de body building  ni de Brigitte Bardot. Hace muchotiempo que tenía intención de escribir sobre este tema, pero pasan los días yno lo hago porque la entrada de los mensajes en el WhatsApp siempre me inquieta. Y no son los chistes y las  historias que mis amigos me envían y reenvían,que verdaderamente me entretienen, algunos de ellos de un ingenio y creatividadcomo solo en el sur sabemos hacerlo. Son los mensajes de un grupo devoluntarios, al que fuiinvitada a unirme, para proveerde material de protección contra el virus al  inicio de la pandemia.

En un primer momento se comenzócon la confecciónde mascarillas. Deahí se pasó a la elaboración de pantallas protectoras, yactualmente se hacen también batas de protección.En la modalidad de batas de protección B.B.(así lo escribimos cuando hacemos la entrega), es aquí donde me hedescubierto   con mayores dotes, confecciónde batas de protección contra el virus con bolsas de basura.

Mis dotes obedecen a lafacilidad con que se hacen. Pues sí, el  odiadoy temidoplástico, que hasta hace unos días nos amargaba laexistencia, mataba las ballenas, atragantaba a los peces, y nos  mataba sacándonos a patadas del planeta,ahora es una barrera contra el virus,y salva vidas. Curiosamente salva vidas y protege a los que de verdad estánsalvando vidas en esta pandemia, a los sanitarios, a los cuidadores deancianos, y a todos los quesiguen trabajando en primera línea en los servicios esenciales, para que elmundo no se termine de parar. Contradicciones del sistema,  porqueverdaderamente hay otros materiales que funcionan como  barrera contra el contagio; pero no estábamos preparados.

Pensé que la necesidad de proveer de este material, yhacerlo llegar incluso a los sanitarios, era algo temporal, casi anecdótico. No cabía en micabeza, cuando me uní al grupo, que el estado de alarma se transformaría en estado de necesidad, pero ha sido así.  Ha transcurrido más de un mes, y los mensajespidiendo material de protección y agradeciéndolo, por parte del personal sanitario,  fuerzas de seguridad y, más recientemente,empresarios que no  disponían de mediospara dotar a los trabajadores de protección, no cesan.

Postergaba escribir sobre esto, porque pensé que la ayuda llegaría  de forma inminente. No cabía en mi mente, forjada en el estado del bienestar, que los sanitarios se protegieran con bolsas de basura, y menos aún formar parte de un grupo que las confecciona. A esta fecha sigue siendo así, la Administración  sigue sin proveer de forma masiva de material de protección. Papá Gobierno proyecta dotarnos de una renta básica universal, pero se revela incapaz de proveernos de mascarillas a todos los ciudadanos. Para mí es así de simple. 

Y aquí seguimos, confinados, yprorrogado el confinamiento. Y deseando terminar de escribir estas líneas,porque habrán entrado  varios mensajes enel WhatsApp en los que de aquí o de allá piden urgente que se les proveade B. B., batas de bolsas de basura.  Batas B. B. confeccionadas por un grupo de más de 200 personas, en gran medida compuesto por mujeres, que handesempolvado las máquinas de coser de sus madres, que han agudizado el ingeniohasta límites insospechados. La que no tiene máquina de coser confecciona las BB con la plancha de alisarsepelo.

En esta guerra contra elvirus, me acuerdo de lasmujeres que durante la guerra cosían camisas para el ejercito, no me refieroa  aquellas a la que el arterevolucionario de la guerra civil proyectaba como activas y resueltas dedicadas alproyecto bélico, la imagen de lasmilicianas, con el mono azul, que probablemente obedeció más a una propaganda oestrategia política, y que no se correspondía con la realidad de la época, un tiempo en el que el papel al que estabarelegada la mujer era el de esposa y madre. Pero me vienen ellas alpensamiento, las mujeres anónimas de la guerra, las costureras que cosían desde sabanas, acamisas y pantalones, que trabajaban desde sus casas y en sus libretas se   les iba anotando lo que iban entregando.

Ahora las entregas se anotan en el listado del grupo de WhatsApp. Ahora las mujeres del grupo, además de madres y esposas o no, son ingenieras, empresarias, abogadas, artistas o  profesoras. Cito las profesiones de algunas a las que conozco personalmente. La  mayoría para mí son desconocidas, sé que el grupo está compuesto básicamente por mujeres al poner en el cursor el símbolo de la arroba, y entonces aparecen María, Amparo, Consuelo, Sara, Mari Carmen, Patri, Manuela, Esperanza,  Aurora,  Rocío, Sandra, Blanca, Macarena, Luisa…  

El odiado y temido plástico, que hasta hace unos días mataba las ballenas, atragantaba a los peces, y nos mataba sacándonos a patadas del planeta, ahora es una barrera contra el virus, y salva vidas

Son sólo algunos nombres, podría escribir el santoralcompleto. Mujeres, algunas con nombres tan evocadores como Flor del Espíritu Santo. Todas convertidas en fabricantes de material de protección, todas poniendo los conocimientos, y sobre todoel ingenio al servicio de los demás. A veces me pregunto cuando las leo sialguna acabará diseñando un test casero para detectar los positivos del Covid-19, todascombatiendo el virus, auténticas guerreras de ciencia afición.

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