Los datos recién publicados sobre el Índice de precios de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), ha registrado una media de 120,8 puntos en julio frente a los 121,0 del mes anterior, lo que supone una ligera caída.
Antes del mes de julio, el índice de la FAO había estado subiendo durante cuatro meses consecutivos, tras haber alcanzado un mínimo en tres años que se registró en el mes de febrero. Los precios de los alimentos retrocedieron desde un pico récord que se había marcado en marzo de 2022, momento del inicio del conflicto entre Rusia y Ucrania.
El valor del mes de julio ha sido del 3,1% inferior al nivel registrado hace un año, y un 24,7% menos que el máximo registrado en marzo de 2022.
Las cifras del hambre se mantienen
Según datos de la FAO, alrededor de 733 millones de personas pasaron hambre en 2023, lo que equivale a que una de cada 11 personas en el mundo se han visto afectadas, y una de cada cinco África, donde la incidencia es más elevada. Así lo ha presentado recientemente en el último informe sobre Estado de Seguridad Alimentaria y Nutrición en el mundo (SOFI).
En la última reunión ministerial del G20 para la Alianza mundial contra el hambre y la pobreza, se advierte de que se está muy lejos de alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible, Hambre cero, que estaba marcado para 2030. El mundo, según el informe, ha retrocedido 15 años, llegando a niveles de subalimentación solamente comparables con los de 2008-2009.
Las tendencias regionales varían notablemente: el porcentaje de la población que padece hambre sigue aumentando en África (20,4 %), permanece estable en Asia (8,1 %) —aunque sigue representando un reto importante, ya que la región alberga a más de la mitad de las personas que padecen hambre en el mundo— y muestra progresos en América Latina (6,2 %). De 2022 a 2023, el hambre aumentó en Asia occidental, el Caribe y la mayoría de las subregiones africanas.
De mantenerse las tendencias actuales, unos 582 millones de personas estarán crónicamente subalimentadas en 2030, la mitad de ellas en África, advierten la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
El informe destaca que el acceso a los alimentos adecuados sigue siendo un objetivo inalcanzable para miles de millones de personas. En 2023, alrededor de 2 330 millones de personas en todo el mundo se enfrentaban a una inseguridad alimentaria moderada o grave, una cifra que no ha cambiado en forma notable desde el brusco repunte de 2020, en medio de la pandemia de coronavirus (COVID-19). Entre ellas, más de 864 millones experimentaron inseguridad alimentaria grave, teniendo que pasar a veces sin alimentos un día entero o más tiempo. Esta cifra ha permanecido obstinadamente alta desde 2020 y, aunque América Latina muestra mejoras, persisten retos más amplios, en especial en África, donde el 58 % de la población sufre inseguridad alimentaria moderada o grave, señala la FAO.
La inseguridad alimentaria y la malnutrición están empeorando debido a una combinación de factores, entre ellos la persistente inflación de los precios de los alimentos, que sigue erosionando los beneficios económicos de muchas personas en muchos países. Los principales motivos —como los conflictos, el cambio climático y la recesión económica— son cada vez más frecuentes y graves. Estas cuestiones, junto con factores subyacentes como dietas saludables inasequibles, entornos alimentarios insalubres y desigualdad persistente, coinciden ahora simultáneamente, amplificando sus efectos individuales.