El jaleo arrancó ayer ya de mañana en Barcelona. Allí, los monumentos a Cristóbal Colón y al Marqués de Comillas, así como las placas y la fuente de la plaza del Duc de Medinaceli, amanecieron con pintadas contra la celebración del 12 de octubre. Pero no fue la única muestra de descontento, ya que la víspera de la celebración ha resultado este año más movida que de costumbre en diversas localidades.En el caso de Barcelona, al pie del monumento a Colón se leía "12-O res a celebrar" (12-O nada que celebrar), acompañado por símbolos independentistas. Las figuras de los Reyes Católicos y la escultura que representa a un sacerdote estaban pintadas de rojo.Por otra parte, el monumento al armador Antonio López, marqués de Comillas, que se enriqueció con el trafico de esclavos, despertó decorado con un elocuente "Black Panther 1966", en referencia a la organización política afroamericana que defendió los derechos de los negros en Estados Unidos en las décadas de 1960 y 1970. También aparecieron pintadas en las placas y la fuente de la plaza del Duc de Medinaceli.En Madrid, en cambio, la “rebeldía” ha sido institucional. El Ayuntamiento de la capital colocó ayer en la Junta de Distrito de Centro la bandera indígena wiphala. Se trata de un símbolo de siete colores usado en algunas zonas de los Andes, de origen aymará.Esperanza Aguirre, portavoz del PP en el consistorio, respondió pidiendo a los madrileños que "cuelguen la bandera de España en los balcones”. Por su parte, la portavoz de Ciudadanos, Begoña Villacís, ha pedido a Ahora Madrid que "dejen sus complejos y respeten la fiesta de la Hispanidad".
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