El proyecto de Errejón: otro partido para dividir aún más a la izquierda española
20
de Septiembre
de
2019
Actualizado
el
02
de julio
de
2024
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Íñigo Errejón trata de convencer a Manuela Carmena para que encabece una candidatura a las elecciones generales del 10N. El político defenestrado de Unidas Podemos cree que ha llegado su hora, su gran día para ajustar cuentas con Pablo Iglesias, su momento. Con el PSOE virando de nuevo a la derecha para tratar de captar el voto de los descontentos de Ciudadanos, con un Unidas Podemos que no ha sabido resolver su crisis interna y cuyo futuro se antoja incierto tras el no de Iglesias a Sánchez, Errejón se plantea exportar la fórmula Más Madrid al resto del país con una especie de Más España (quizá lo primero sería cambiarle la marca al partido para que no se confunda con el España Suma que prepara el trifachito de Casado).Ahora bien, la gran pregunta es: ¿necesita la izquierda española otro partido, otra alternativa casi clónica, otra propuesta que arroje más fragmentación y división? Tras el espectáculo deplorable que han dado PSOE y Unidas Podemos durante la fallida negociación de los últimos meses cabe esperar que el electorado progresista esté cansado, frustrado, indignado. Sánchez e Iglesias, con sus desavenencias, con sus líos de cuñados siempre enfrentados, van a permitir que el 10N se convierta en una segunda vuelta de las elecciones que en realidad dará una nueva oportunidad para que la derecha (noqueada tras las elecciones del pasado mes de abril) se reorganice, se rearme y prospere entre el ruido y la furia que se ha apoderado de la sociedad española.Es de dominio público que en Más Madrid se ha abierto un intenso debate sobre la conveniencia de presentar una candidatura nacional. Hay ganas de revancha en el partido de Íñigo, pero se trata sin duda de una aventura no exenta de riesgos. Errejón sabe que su tirón está en la circunscripción de Madrid, de ahí que esté pensando en convencer a Carmena, madrina del proyecto, para que sea ella quien encabece la lista como candidata a la presidencia del Gobierno de España. La prensa madrileña cuenta hoy que la exalcaldesa de la capital “tiene mono” de política y que también el PSOE la ha tanteado para que se sume a las filas socialistas. De esa manera, fichando a una mujer que sin duda tiene su tirón entre el electorado de izquierdas, Sánchez mataría dos pájaros de un tiro: anular a una competidora directa que le está quitando un buen trozo de la tarta electoral y dar un nuevo impulso a su proyecto, que sale mustio y trasquilado tras el fiasco del intento de investidura.Hace apenas una semana, las encuestas de Tezanos (y también las otras) daban claro ganador al PSOE el próximo 10N. Hoy, tras consumarse el desastre de unos nuevos comicios y en medio del clima de depresión general que parece haberse instalado en la sociedad española, los vientos han cambiado, como por otra parte era de prever. Pablo Casado, un líder que estaba políticamente muerto tras las elecciones de abril −donde el PP llegó a poner el cartel de ‘Se Traspasa’ por ruina total a la sede de Génova 13−, ha recuperado la iniciativa. Ciudadanos está en caída libre y Vox pierde fuelle y ya no asusta a nadie. Sin duda, Casado va a tener otra oportunidad de “resucitar” al PP en las urnas. De ahí que sea tan importante cada paso que dé la izquierda de aquí al día de las elecciones.Crear un nuevo partido de ámbito nacional, como sería Ahora España o como se quiera llamar al proyecto de Errejón, solo serviría para debilitar y dividir aún más al mal llamado bloque progresista, ya que ese supuesto bloque nunca existió. En España hay tantos partidos de izquierdas como cabezas; la pretendida unidad jamás ha funcionado como un bloque cohesionado sino como familias de taifas que se guardan rencor, clanes mal avenidos que enquistan sus rencillas con el paso del tiempo y que más tarde o más temprano estallan en trifulcas de todo tipo. A estas alturas de la película, si algo ha quedado claro es que Sánchez e Iglesias, por su incompatibilidad de caracteres, por sus egos inflados, están condenados a no entenderse y nadie en su sano juicio piensa que puedan sentarse a dialogar sobre nada después del 10N. De modo que si ha sido imposible poner de acuerdo a dos partidos como PSOE y Unidas Podemos qué se puede esperar con un tercero en discordia, máxime teniendo en cuenta que a Errejón se le echaron las cruces cuando fue desterrado de la formación morada por “traidor” al jefe y a las ideas. Solo pensar qué podría ocurrir cuando Pedro, Pablo e Íñigo se encierren en un despacho para debatir un Gobierno de coalición pone los pelos de punta. Lo que saliera de allí se parecería mucho al espagueti western aquel: El Bueno, El Feo y El Malo. O sea, a tiro limpio.
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