En Alemania tuvo que ser

28 de Marzo de 2018
Actualizado el 02 de julio de 2024
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merkel y Rajoy
No es casualidad que haya tenido que ocurrir en Alemania. La histórica reunión de Hendaya se sigue produciendo a lo largo de la historia más reciente en múltiples ocasiones con asuntos diferentes. Solo que ahora por Alemania asiste una interlocutora .En los movimientos geopolíticos nada es casual. Todo está calculado con precisión de cirujano para evitar, precisamente, casualidades que puedan desestabilizar el débil equilibrio en el que se encuentra el mundo desde hace varios años, un equilibrio que se mantiene gracias a la apuesta clara de los gobiernos por modelos que atentan claramente contra los pueblos y sus libertades y que benefician a las élites que se van engrandeciendo día a día sin que nadie ponga fin a la injusticia que esto supone.No es casual que en pocos días hayamos asistido a un movimiento global del autodenominado mundo occidental civilizado contra aquellos que plantean otros modelos o que se han atrevido a presentar su visión de la libertad como bandera. Dos hechos concretos, que posiblemente nada tengan que ver con las definiciones anteriores, se han desarrollado en apenas 72 horas en ese mundo occidental: las expulsiones de los diplomáticos rusos de Estados Unidos y Alemania y la detención de Carles Puigdemont, precisamente, en el país teutón.Entre ambos hechos no hay una relación per se, pero sí que la hay de facto, puesto que tanto los diplomáticos rusos como Carles Puigdemont y el movimiento separatista catalán representan, con razón o sin ella, comportamientos que las élites no están dispuestas a permitir, es decir, que no pueden consentir que alguien se rebele, de un modo u otro, contra un sistema establecido y con el único fin de lograr la supremacía elitista frente a los derechos, la libertad y la dignidad de los pueblos.Que se hayan expulsado diplomáticos y se haya detenido a Carles Puigdemont en Alemania no es casualidad. Todo viene de las nuevas relaciones de esta Unión Europea que se focalizan en la supremacía y la imposición de los valores germánicos al resto de países, un reflejo de la realidad mundial: las élites frente al resto y siempre ganan las élites porque a los pueblos no se les permite la acción del justo derecho de a la expresión de sus ideas o a la determinación de un deseo de cambiar las cosas. Eso no es posible.No es casualidad que todo haya ocurrido en Alemania, el único país en que se podría encontrar un paralelismo entre los ordenamientos legales español y germano. La euroorden emitida por el juez Llarena era válida para cualquier país de la Unión Europea. Puigdemont, en su regreso desde Finlandia permaneció o cruzó tres países antes de llegar a la frontera donde fue detenido: la propia Finlandia, Suecia, Dinamarca y Alemania. Si al President Puigdemont se le estaba haciendo un seguimiento por parte de los servicios de inteligencia europeos, ¿por qué se esperó a que cruzara la frontera alemana y no se le detuvo en Suecia, por ejemplo, o en Dinamarca o en la propia Finlandia donde se encontraba cuando Llarena expidió la euroorden? No interesaba, la detención tenía que ser en Alemania. ¿Qué hubiera pasado si Puigdemont, tras llegar a Estocolmo hubiera cogido un avión en el aeropuerto de Arlanda? ¿Cómo se hubiera justificado tal ridículo de la inteligencia europea y española?Esta actuación en defensa de intereses geopolíticos asimilados a intereses elitistas demuestra que las relaciones en la Unión Europea pasan inevitablemente por la señora Merkel…, con excepciones. Hace unas semanas vimos cómo dos grandes multinacionales chocaban por el cumplimiento de un contrato, en concreto, el Banco de Santander y Allianz. ¿Por qué las autoridades alemanas no tuvieron la misma diligencia en este caso? Simplemente porque se vio la sumisión española. No se ha vuelto a hablar de este tema y, posiblemente, se haya alcanzado un acuerdo del que nada se sabe, por mucho que ambas multinacionales tengan obligación de comunicar cualquier movimiento a sus respectivos mercados de valores. La potencia alemana, de la élite europea, golpeando sin piedad a un igual y, para no provocarle perjuicios a ese igual, sólo existe el silencio.Volviendo a la situación de Carles Puigdemont. El juez alemán, tras tomar declaración al President, decidirá si le mantiene o no encarcelado. Según diferentes fuentes jurídicas consultadas por este medio, el principal dilema judicial que se le plantea a la Justicia alemana es determinar el delito por el que se extraditará a España a Puigdemont. Tal vez no estuviera tan clara el paralelismo de los delitos que se le imputan al President, tal vez Rajoy sólo necesitaba un golpe de efecto que ocultara nuevamente al pueblo la realidad española tras el levantamiento popular para reclamar justicia por los asuntos que verdaderamente preocupan a los ciudadanos, un golpe de efecto que Merkel ha propiciado y que, tarde o temprano, se cobrará… si no se lo ha cobrado ya.
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