Entra en vigor la Ley Europea de Libertad de Medios con más sombras que luces

La normativa busca blindar la independencia periodística, frenar la vigilancia arbitraria y garantizar la transparencia, pero se enfrenta a dura resistencia en varios Estados miembro de la UE

09 de Agosto de 2025
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Comisión europea

La Ley Europea de Libertad de Medios (European Media Freedom Act, EMFA) es ya una realidad en los 27 países de la Unión Europea desde que ayer, ocho de agosto, entrase en vigor.

Se trata de una normativa pionera que fija reglas comunes para proteger a periodistas y medios frente a injerencias políticas o económicas, con medidas como la limitación del espionaje con software invasivo, la transparencia en la propiedad de los medios y la distribución de publicidad estatal, y la exigencia de independencia para los medios públicos.

La ley incluye salvaguardas en el entorno digital y con su aplicación, las grandes plataformas no podrán eliminar o restringir contenidos de medios reconocidos sin una justificación clara y un proceso de apelación.

Se crea el European Board for Media Services (Comité Europeo de Servicios de Medios de Comunicación) para coordinar la aplicación de la norma y supervisar a los Estados en su complimiento. 

Críticas y resistencia de Estados miembro


Su implementación plantea retos importantes. Países con antecedentes de presión política sobre los medios, como Hungría, Grecia o Eslovaquia, podrían ralentizar o diluir los cambios requeridos.

Algunos gobiernos cuestionan incluso que Bruselas tenga competencias para legislar en materia de libertad de prensa, anticipando posibles litigios.


Organizaciones de derechos digitales y de prensa advierten que las excepciones contempladas para casos de “seguridad nacional” podrían permitir abusos en la vigilancia de periodistas. También critican la falta de sanciones concretas y la posibilidad de que las ventajas regulatorias se concentren en los grandes grupos mediáticos, dejando al margen a medios pequeños o alternativos.

Para la Comisión Europea, esta nueva ley marca “un antes y un después” en la defensa del pluralismo y la independencia informativa. Pero, como coinciden los expertos, la verdadera prueba será su aplicación efectiva: si los Estados cumplen y las autoridades europeas vigilan, podría convertirse en un referente mundial; si no, corre el riesgo de quedarse como una promesa incumplida.

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