Felipe González aupado por Vox a candidato a la Moncloa

13 de Abril de 2020
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Que Vox es ultraderecha ya no es ninguna novedad. Suspropios actos y palabras lo demuestran. Hasta en el modo en que hanseleccionado a sus posibles candidatos a presidir un gobierno de emergencianacional actúan como se hacía en el franquismo. Refresquemos la memoria. En losúltimos años del Régimen, cuando Franco renunció a la Presidencia del Gobierno,el sistema de selección era a través de una terna de candidatos que,teóricamente, eran presentados ante el Consejo del Reino y era este órgano elque decidía a quién se elegía. En la práctica, Franco elegía a su candidato yel Consejo lo hacía acompañar de otros dos de la misma talla política. Así sehizo tras el asesinato de Carrero Blanco y la elección de Carlos Arias Navarro.Tres candidatos, un presidente. No ocurrió de igual modo cuando hubo que elegira Adolfo Suárez en el que, por primera vez en su historia, el Consejo sí quedeliberó en una larga reunión.

Vox presentó en sociedad, a través de su portavozadjunta Macarena Alona, rodeada de condicionales, su terna para presidir elgobierno de emergencia nacional que pretenden formar si consiguen derribar allegítimo, al elegido por el pueblo español. Los tres candidatos son: Rosa Díez,José María Aznar y…, Felipe González.

A cualquier observador externo le sorprendería que enesa terna la ultraderecha haya incorporado a dos ex socialistas como Díez y,sobre todo, González. Sin embargo, sus hechos y su evolución ideológica haceque la elección por parte de Vox de esos nombres sea totalmente coherente conlo que esos personajes representan en la actualidad.

De Rosa Díez se podría escribir un tratado sobre suevolución desde el socialismo hacia las posiciones más ultraconservadoras quedefiende en la actualidad. Sin embargo, la política sodupetarra ha tenido esainvolución dentro de una transformación ideológica muy parecida a la que tieneel doctor Bruce Banner cuando se le aceleran las pulsaciones.

Felipe González es un caso aparte y es el mejorejemplo de la depravación ideológica de muchos antiguos socialistas que, porsus comportamientos, han llevado a la socialdemocracia a ser un modelo deinterpretación política absolutamente intranscendente en Europa.

En la actualidad, González se ha convertido en el defensordel capital inhumano, tal vez por sus amistades entre las élites, como CarlosSlim, por ejemplo. El ex presidente español se ha convertido en un defensor aultranza del nacionalismo patrio utilizando unos términos más propios de laultraderecha que de una persona con carnet del PSOE.

Durante esta crisis del coronavirus, por ejemplo, Gonzálezescribió un artículo en el diario El Paísen el que lanzó varios ataques contra Pedro Sánchez, el presidente de ungobierno de su propio partido, y advirtió al Ejecutivo de que las medidas quese adoptaran tenían que proteger a los mercados. ¿Alguien que se hace llamarsocialista puede anteponer la salud del pueblo a los intereses de las élitesdel capital? Eso es más propio de un político conservador. Ni siquiera Aznar hallegado tan lejos en esta crisis sanitaria.

La transformación de Felipe González hacia el ultraconservadurismo o el ultra neoliberalismo ya viene de lejos, incluso cuando aúnno había llegado a la Presidencia del Gobierno. Sólo ha que recordar losucedido en el Congreso Extraordinario de 1979 en el que González presionó paraque los socialistas españoles abandonaran la ideología marxista para adecuarsea los postulados socialdemócratas de Alemania o Suecia, es decir, que antes deser presidente del Gobierno, González hizo que su partido, el que en sus siglaslleva la palabra «Socialista», renunciara a la lucha de clases como fundamentoeconómico y acatara la aceptación del capitalismo como elemento clave dedesarrollo social.

Retrocediendo aún más en el tiempo, Felipe González yamostró un perfil más conservador en la reunión que mantuvo en casa de MiguelBoyer en el año 1975, Franco aún vivo, con Nicolás Franco Pascual de Pobil. Enese encuentro, promovido por Juan Carlos de Borbón, el secretario general delPSOE ya reconoció que él no renunciaba a ocupar el espacio político de lasocialdemocracia. Esta confesión, que puede parecer inofensiva, hay queenmarcarla en un momento en el que los socialistas tenían un discurso de respetoabsoluto a su programa máximo. Sin embargo, González ya estaba pensando en«modo socialdemócrata».

Por otro lado, en el libro El sueño de la Transición, de Manuel Fernández-Monzón, un altooficial de inteligencia, se cuenta cómo el propio Carrero Blanco apoyó a Felipe González frente a Llopis: «FelipeGonzález sabía muy bien que cuando se planteó la dicotomía entre el PSOEhistórico, de Llopis, en el exilio, y el PSOE renovado, Carrero fue definitivoal decirle a Heinemann que por favor rogara a Willy Brandt que aceptara comopartido socialista (español en la Internacional) al renovado. Esto es tancierto que, cuando yo se lo recordé a Felipe González el primer día que hablécon él, en un restaurante de la calle Santa Engracia, me dijo: “No se preocupenustedes, que no olvidaremos nunca a Carrero Blanco. Soy perfectamenteconsciente de ello, de nuestra boca nosaldrá jamás una crítica contra el almirante Carrero Blanco”».

El historial de Felipe González hacia las posiciones másconservadores tiene que ver, evidentemente, con sus relaciones personales. Enlos últimos años se le ve muy cercano a José María Aznar, sobre todo desde quePedro Sánchez alcanzara el Gobierno tras la moción de censura. Ya no sorprendenque sus declaraciones lleguen a alcanzar un nivel de ultra conservadurismosuperior a las del ex presidente del PP o que su posición respecto al conflictopolítico en Cataluña no difiera en nada con la defendida por Pablo Casado oSantiago Abascal.  

Por otro lado, sus relaciones con grandes representantesdel capital inhumano, como Carlos Slim, le llevaron a intentar mediar en elnegocio de la telefonía en Venezuela, hecho por el que Hugo Chávez le declaró persona non grata en la RepúblicaBolivariana. Respecto a Venezuela, por cierto, no se pueden olvidar jamás suamistad con Carlos Andrés Pérez, sospechoso de ser agente de la CIA y quefacilitó fondos a los socialistas españoles que ayudaron a que Felipe fueraelegido secretario general en Suresnes, o con los hermanos Cisneros, a quienesentregó una fortuna procedente de Rumasa.

Y, ¿qué podemos decir de las relaciones con Colombia yotros países latinoamericanos como, por ejemplo, República Dominicana? No sepuede olvidar jamás cómo se evitó la extradición a Estados Unidos de Jorge LuisOchoa Vázquez y Gilberto Rodríguez Orejuela, líderes junto a Pablo Escobar delos cárteles colombianos. Según declaró John Jairo Velásquez, alias Popeye, se dedicaron 30 millones dedólares a sobornos en España, de los que, siempre según el sicario de Escobar,5 millones pudieron ir a parar a Felipe González para financiar al PSOE en lacampaña electoral de las elecciones generales de 1986, y 10 millones pudierontener como destino la Audiencia Nacional. Estos datos también aparecenpublicados en el libro El hijo del«Ajedrecista», escrito por el hijo de Gilberto Rodríguez Orejuela, el grancapo del cártel de Cali.

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