Imponerle a Ucrania la neutralidad “no traerá una solución pacífica a la crisis con Rusia”, ha dicho hoy la minisitra de Asuntos Exteriores de Finlandia, Elina Valtonen. Además, ha añadido, que no considera a Rusia un interlocutor fiable para cumplir el acuerdo que se adopte.
Unas declaraciones hechas tras el triunfo electoral de Donald Trump en las elecciones norteamericanas, que da paso a un giro en la política internacional, especialmente en la guerra de Ucrania. Trump, durante la campaña electoral, pero también desde que estallara la guerra entre Ucrania y Rusia, ha sostenido que, si hubiera tenido lugar bajo su mandato, el conflicto terminaría en 24 horas.
Plantearle a Ucrania la imposición de mantenerse neutral, es decir, no entrar en la OTAN ni en la UE, parece una decisión negativa para la opinión de Finlandia. Sin embargo, es una cuestión que, para Rusia, resulta imprescindible antes de sentarse a negociar.
La guerra en Ucrania ha supuesto para Finlandia, como para Suecia, romper con su estatus de no alineamiento militar e integrar en la OTAN.
El plan de paz de Trump para Ucrania está condenado al fracaso
Así de contundente se ha mostrado un analista ruso, Mikahil Khodarenok, coronel retirado, que desempeñó su función como oficial en la Dirección General de Operaciones de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia.
El experto, señala que "no hay forma de que las propuestas puedan implementarse si el liderazgo acutal en Kiev permanece". O sea, que según Khodarenok, la primera pieza que debería ser eliminada para poder comenzar "la partida" de la negociación, sería Zelenskiy.
La propuesta de Trump, incluye la congelación de las operaciones militares en la línea del frente, la creación de una zona desmilitarizada y la garantía de que Kiev no se unirá a la OTAN durante al menos 20 años.
Y mientras tanto, desde Occidente se continuaría suministrando armas a Ucrania.
La propuesta de Trump
Según fuentes del Wall Street Journal, la nueva propuesta para resolver el conflicto armado incluye varios puntos clave. En términos generales, estos se resumen en lo siguiente:
- congelar la línea del frente y crear una zona desmilitarizada a lo largo de ella (aún ni siquiera está claro cómo será). Según el analista, " lo más probable es que Moscú y Kiev tropiecen en el primer punto del plan de Trump y rechacen categóricamente la eliminación de su infraestructura militar". Además, para mantener la seguridad en esta zona desmilitarizada, sería necesario la presencia de un contingente de fuerzas de paz y "Washington ya ha dejado claro que la Casa Blanca no tiene intención de enviar unidades militares estadounidenses a Ucrania con este fin, sino que es posible que en su lugar participen países de Europa occidental".
- Rusia conservará el control de una parte del territorio reclamado por Ucrania. "Queda por aclarar qué territorio exactamente, cómo se podría describir su estatus legal y cuál es la posición de Kiev al respecto", apunta el experto.
- Kiev debe prometer que no intentará unirse a la OTAN durante las próximas dos décadas. No queda claro el por qué de estos años.
- Estados Unidos seguirá suministrando a Ucrania armas y material militar. Este es el punto más importante, según el analista, porque si Washington deja de suministrar material militar a Ucrania, la guerra terminará mañana, sin zonas desmilitarizadas.
El analista apunta que este plan que prepara Trump se está elaborando sin contar con nadie, es decir, con ninguna de las partes llamadas a firmarlo. Y señala que "los ucranianos serán el principal problema, porque el principal obstáculo para la implementación de cualquier iniciativa de paz es el liderazgo político-militar absolutamente insano e inadecuado de Kiev".
Recomendación para dar el primer paso
Recomienda el experto, que "el primer punto de cualquier plan de paz de Trump debería sonar así: “En primer lugar, debemos poner en el poder en Kiev a un líder capaz de cumplir los acuerdos. Y, sobre todo, a personas razonables y adecuadas. Sólo así será posible negociar y debatir cualquier postura”.