Gabriel Cruz: Un secuestro cruel, criminal y diabólico

13 de Marzo de 2018
Actualizado el 18 de septiembre de 2024
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foto imagen Gabriel

El trágico desenlace de la desaparición de Gabriel Cruz ha generado que las teorías sobre las causas del asesinato se disparen hacia el móvil económico, tesis que cada vez va cobrando más fuerza, según avanzó ayer en exclusiva Diario16. Según diferentes fuentes consultadas por este medio, Ana Julia Quezada habría participado en el secuestro de Gabriel para solicitar un rescate a los padres.La principal vía de investigación mantiene que la detenida no ha actuado sola. Se ha comprobado que el niño tenía un fuerte golpe en la cabeza y que el presunto estrangulamiento tuvo lugar después de la agresión, aunque sólo el dictamen oficial de los forenses determinará este hecho, u otro. Todo apunta a que el niño fue enterrado después de asesinarlo, ya que cuando fue encontrado en el maletero del coche de la pareja del padre, los agentes y el forense comprobaron que había mucho barro en su cuerpo, un barro que habría sido imposible que tuviera si se le hubiese ocultado en el aljibe de donde lo sacó la detenida, puesto que el agua del pozo es pura. El hecho de que estuviera atado con una cuerda, según afirman fuentes de la investigación a Diario16, demuestra que había intención de sacar el cuerpo una vez que la búsqueda y las batidas se suspendieran. Esta situación muestra que no se trató de un asesinato premeditado, tal y como se baraja también desde otras premisas de la investigación. Distinto sería, si el móvil principal hubieran sido los celos, ya que entonces la presunta asesina, y sus posibles cómplices, se habrían desecho del cadáver inmediatamente después de haber matado al menor, ya que entonces no habrían tenido intención de mover el cuerpo. Por todo ello, los investigadores de este caso valoran la participación de algún cómplice de la detenida. Las sospechas se centran en la ex pareja de Ana Julia, con la que se trasladó de Burgos a Almería. Conjeturas El trágico asesinato de Gabriel ha generado muchas conjeturas que se han ido demostrando eran falsas. Por un lado, tenemos la criminalización social de Ana Julia que ha provocado bulos e informaciones falsas como, por ejemplo, la de responsabilizarla de otros casos de desapariciones infantiles en otros lugares de España. Se ha llegado a decir que era también responsable de la desaparición de otras niña en San Javier (Murcia), lo que ha obligado a una ONG a emitir un comunicado desmintiendo tal información. Ana Julia Quezada, la que era pareja del padre de Gabriel, no colaboró ayer con los agentes de la investigación ni en la visita a la finca donde mantuvo escondido el cadáver del niño, ni posteriormente en el piso de Vícar donde fue arrestada el domingo. Sin embargo, el juicio social lo que hace es incrementar la crueldad de lo sucedido. Tampoco es de recibo la utilización de este crimen para criticar políticamente los modelos de igualdad, tal y como ha hecho Federico Jiménez Losantos al afirmar con toda la carga sarcástica que es "imposible que en este país la asesina sea mujer e inmigrante".Rédito político Bochornoso el rédito mediático que ha pretendido sacar el PP en la capilla ardiente de la Diputación donde se velaba al pequeño. Muchos medios de comunicación, y páginas institucionales, en vez de captar imágenes de los miles de personas anónimas que han visitado el velatorio del pequeño, han insistido en proyectar las imágenes institucionales de políticos como el ministro Zoido, Rafa Hernando, Matarí, Juanma Moreno, Andrés García Lorca, Amat etc. Los representantes populares se han aprovechado de la buena fe e inocencia de los padres del niño, que no han negado a nadie abrazos, agradecimientos y palabras de cariño en un momento tan trágico de sus vidas. Por su parte, la presidenta de la Junta de Andalucía ha estado unos minutos en la capilla ardiente y se ha marchado sin tratar de rentabilizar la tragedia. Sin embargo, la derecha de este país vuelve a utilizar el dolor y la indignación del pueblo para satisfacer sus objetivos políticos. No es la primera vez. De hecho, el PP ya utilizó sin medida el dolor de las víctimas del terrorismo de ETA y el de otros casos de asesinatos y tragedias humanas. La actitud del PP esconde también un trasfondo político para poder ganar el debate de la cadena perpetúa que estos días está generando una amplia discusión parlamentaria y mediática. Ver al ministro Zoido entre los dolientes en la capilla ardiente, como si fuese un familiar más de Gabriel, es de un oportunismo sin escrúpulos. Deberían tomar ejemplo de la madre del pequeño, quien ha pedido precisamente lo contrario, es decir, paz en vez de crispación.

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