Israel ha violado las leyes de la guerra con sus ataques en Líbano

Detonar simultáneamente explosivos en miles de dispositivos personales, como ha hecho Israel, sin saber dónde están, ni con quién, corren los mismos riesgos que bombardear desde el cielo sin mirar

20 de Septiembre de 2024
Actualizado a las 11:11h
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Líbano prohibe el uso de los "buscapersonas" a bordo de los aviones
Uno de los mercados de Beirut donde se produjeron explosiones provocadas por las explosiones de los busca

La explosión de miles de buscapersonas (también conocidos como beepers o pagers) en las manos y los bolsillos de la gente puede que se trate de un ataque sin precedentes en la historia de la guerra, pero aún en esos casos, las leyes de la guerra siguen siendo válidas.

El pasado martes, varios aparatos de localización y otros dispositivos personales estallaron en el Líbano y partes de Siria, en mercados, tiendas de comestibles y otros lugares públicos concurridos. Las explosiones mataron al menos a una docena de personas, entre ellas por lo menos dos niños y dos trabajadores sanitarios. Más de 2.800 personas resultaron heridas, según el Ministerio de Sanidad libanés.

El miércoles ocurrió una nueva serie de explosiones, esta vez de una gran cantidad de walkie-talkies en todo el Líbano, que dejaron otros 20 muertos y 450 heridos.

Los hospitales libaneses se desbordaron por las víctimas. Adultos y niños fueron trasladados a urgencias con heridas graves, compatibles con la detonación de explosivos de gran potencia.

Al parecer, los objetivos de estos ataques generalizados eran miembros y asociados de Hezbolá. En un comunicado, el grupo armado libanés dijo que los localizadores pertenecían "a empleados de diversas unidades e instituciones de Hezbolá" y culparon al gobierno israelí de las explosiones.

Funcionarios estadounidenses y ex funcionarios israelíes también han dicho que Israel fue responsable del atentado. El ejército israelí no ha hecho comentarios.

Todavía hay muchas preguntas en torno a estos incidentes, incluidas las de carácter técnico. En primer lugar, ¿cómo es posible colocar cargas explosivas en tantos dispositivos electrónicos sin que se note?

Pero una cosa es bastante clara. Según Human Rights Watch tales ataques violan las leyes de la guerra. Hay al menos un punto general y otro específico que hacer aquí.

Primero, el general. Uno de los fundamentos del derecho internacional humanitario es que todas las partes beligerantes deben distinguir, o discriminar, entre objetivos militares, que son legítimos, y civiles, que no lo son.

Se puede tener la intención de matar a un combatiente enemigo, pero no se puede hacer con un arma indiscriminada, sin tener en cuenta a los civiles cercanos al artefacto que también pueden resultar muertos y heridos. Diferentes medios de comunicación informan que una de las víctimas fue una niña de nueve años que cogió el beeper de su padre cuando sonó.

En este sentido, detonar simultáneamente explosivos en miles de dispositivos personales sin saber dónde están, ni con quién, corren los mismos riesgos que bombardear desde el cielo sin mirar, puede haber otras personas -inocentes, civiles, incluidos niños- cerca.

El atacante no puede ver de antemano quién puede ser alcanzado y dónde se encuentra. ¿Está el explosivo a punto de estallar en un mercado abarrotado? ¿Está en la mesa durante una comida familiar? ¿Ha encontrado un niño el aparato electrónico en el coche y lo ha cogido para verlo de cerca?

Las minibombas estallaron en circunstancias desconocidas, en un entorno desconocido. Es la propia definición de indiscriminado.

También hay aquí al menos un punto específico relativo a la violación de las leyes de la guerra. Según explica el especialista en derechos humanos, Lama Fakih "el derecho internacional humanitario consuetudinario prohíbe el uso de armas trampa, es decir, objetos que puedan atraer a los civiles o que estén asociados a un uso cotidiano civil normal".

Los ataques indiscriminados y las trampas explosivas están prohibidos para evitar poner en grave peligro a los civiles, para evitar las escenas devastadoras que hemos visto esta semana en todo el Líbano.

Cualquier gobierno preocupado por defender el derecho internacional humanitario debería preocuparse por ayudar a que se haga justicia a las víctimas inocentes de estos bombardeos masivos.

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