Irán ha atacado Israel, según ha anunciado el Ejército del país hebreo. Las alarmas se han activado tanto en Jerusalén como en Tel Aviv. Uno de los proyectiles que, presuntamente, se habría lanzado desde el país persa ya habría impactado en el norte de la capital israelí.
El primer ministro Benjamin Netanyahu ya tenía lo que quería. Provocar a Irán para que entrara en el conflicto iniciado el 7 de octubre con la incursión terrorista de Hamás en suelo israelí. Desde entonces, el Estado hebreo no ha hecho otra cosa que elevar el tono bélico con la destrucción de la Franja de Gaza, donde han asesinado a decenas de miles de personas, más de la mitad niños y mujeres. Esta noche ha iniciado la invasión de Líbano después de dos semanas de ataques.
Estados Unidos, a través de su presidente, Joe Biden, ya ha afirmado que protegerán a Israel, lo que coloca la situacion de Oriente Próximo al borde de un conflicto a gran escala entre dos potencias nucleares que tienen como aliados principales a Rusia y los Estados Unidos.
Israel ya tiene lo que quería: el Armagedón. Netanyahu ya ha logrado su objetivo: que la guerra oculte su corrupción.