La extrema derecha defiende a Djokovic y lo califica de mártir de la libertad

12 de Enero de 2022
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Djokovic en una de sus desagradables actuaciones.

Las dos España vuelven a la gresca, en este caso a cuenta de la polémica que se ha generado en Australia con el tenista Novak Djokovic. Mientras Vox toma partido por el deportista serbio, la izquierda alaba la coherencia de Rafa Nadal. Djokovic, el arrogante Djokovic que rompe raquetas en los partidos y se muestra chulo y arrogante con sus adversarios versus Rafa Nadal, el campéon que pide respeto a las normas civiles y sanitarias que deben ser iguales para todos. "Djokovic ha puesto en total evidencia ante el mundo la irracionalidad y perversidad de la política de control social impuesta con un motivo que ya es pretexto, el covid", asegura el europarlamentario de Vox Hermann Tertsch, que ha mostrado su apoyo al tenista serbio después de que al jugador se le negara la entrada en Australia para jugar el Open por no estar vacunado. "A Djokovic le debemos mucho. A la obcecación del poder australiano también. Han disparado todas las alarmas".

La extrema derecha ya tiene un nuevo símbolo en su cruzada en pos del libertarismo ácrata y antisistema. Sin embargo, al chico Djokovic no lo recluyen en un hotel para que no gane el Open de Australia, alzándose al Olimpo del jugador con más torneos del Gran Slam, sino porque la normativa australiana obliga a todo deportista a vacunarse para poder competir. Si Djokovic no está de acuerdo con las normas, que haga las maletas y se vuelva para Serbia. Es así de sencillo. La ley es igual para todos y todos están obligados a cumplirla. Lo contrario, hacer una excepción y permitir que el muchachito pueda competir en el torneo, saliéndose con la suya, sería tanto como sentar un mal precedente y consagrar un peligroso privilegio: el de un señorito elitista vestido de blanco y de corto que va por libre e impone su santa voluntad mientras los demás deportistas y ciudadanos cumplen religiosamente con las normas.

Si Australia cede ante Djokovic será el final de la democracia. Si se le deja competir a pelo, sin vacunar, nadie podrá creer que el imperio de la ley está por encima de todo, hasta de una vedete tenística que ha hecho del gamberrismo deportivo, la mala educación y el individualismo exacerbado sus señas de identidad. Los valores del deporte van mucho más allá de los caprichos de un divo bronquista y romperraquetas que se cree por encima del bien y del mal y en eso Nadal le gana por varios sets de diferencia. Nuestro campeón de Manacor puede haber cometido errores, como dejarse retratar por el rey emérito, pero tiene el don para opinar con sensatez, sentido común y un lúcido compromiso social que está al alcance de muy pocos en el mundo del deporte.

Todo ello por no entrar en las delirantes ideas esotéricas de la familia Djokovic. Tal que hace un rato, el padre de la criatura ha descrito a su hijo como "un ídolo, la luz al fondo de un túnel que no apagará la oligarquía política occidental, que se cree que el mundo es suyo". Y en su verborrea nacionalista ha llegado a comparar a su vástago con el mismísimo Jesucristo, a quien "crucificaron, humillaron e hincaron de rodillas". Definitivamente, al señor Djokovic padre se le ha debido subir a la cabeza el linimento para las lesiones musculares de su pequeño mesías del tenis.

En Serbia ya se organizan misas en honor al tenista mártir. Religión fanatizada, falsas supersticiones contra las vacunas, espiritualismo esotérico y populismo demagógico todo ello bien aderazado por los habituales agitadores y tuiteros de las redes sociales controladas por el mundo fascista que hacen de cada causa una guerra civil y un motivo para desestabilizar al Gobierno liberal de turno. Así es el trumpismo neofascista en versión española o serbia, puro odio en cada tuit. Y el caso es que no extraña nada que la extrema derecha adopte a este tipo de personajes irascibles, haters y faltones como sus grandes referentes ideológicos mientras dan la espalda al educado Nadal, al sensato Nadal, a nuestro Rafa Nadal que es un ilustrado y un demócrata de la raqueta.

Hermann Tertsch no ha sido el único en las filas de Vox en erigir a Djokovic como un baluarte de la libertad. El responsable nacional de comunicación interna del partido, Isidoro Sevilla, habla directamente de "dictadura sanitaria" mientras Javier Torres, encargado de comunicación ultra en el Congreso, alaba la decisión del tenista de "estar fuera del rebaño". Para la extrema derecha libertaria los honrados ciudadanos que cumplen con la ley y pagan sus impuestos son sumisos lacayos del Estado mientras que los señoritos y cayetanos, los del club de tenis y los otros, esos que hacen lo que les viene en gana en todo momento -pasándose las leyes por el arco de triunfo e invocando sus privilegios de clase-, son héroes de la libertad. Cuánto daño a la civilización humana está haciendo Isabelita Ayuso.

Las bravuconerías y fanfarronadas de barra de bar de Djokovic han llegado demasiado lejos. Hay que poner en su sitio a la estrellita. Que es tanto como meter en cintura a la extrema derecha serbia, española y mundial.

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