La noche que Bárbara Rey quiso contar su relación con una personalidad muy relevante de la vida política de este país en el programa Tómbola de Canal 9 temblaron los cimientos del Estado. Así lo cuenta el periodista Francesc Arabí, que finalmente logró entrevistar a la vedete para el diario Levante-EMV. Corría el año 1997 y la popular actriz y cantante llegó a un acuerdo con el conocido programa rosa de la televisión valenciana para dar la exclusiva del siglo. Todo estaba dispuesto y preparado para que Bárbara Rey apareciera en prime time y aireara su affaire con alguien que ya estaba en la mente de todos los españoles: Juan Carlos I. Sin embargo, el show televisivo nunca llegó a emitirse. Alguien desde arriba movió lo hilos y logró parar en el último minuto el escándalo monumental, que pudo suponer el golpe de gracia para la Monarquía española.
“Me llamó por teléfono y me dijo: ‘Hola, soy Bárbara Rey’. Así a bocajarro. ‘Me tienen secuestrada aquí en un despacho de Canal 9, no quieren que hable porque lo voy a contar todo’. Me dijo que estaba amenazada de muerte y que temía por su vida y por la de sus hijos”, relata Arabí. “Cuando hablé con ella no me dio ninguna sensación de que estuviera actuando, estaba muy nerviosa”, asegura el periodista valenciano, que recuerda que Bárbara Rey llegó a cobrar 12.000 euros (2 millones de pesetas de la época) pese a que el programa se hizo sin ella.
¿Qué pasó realmente aquella noche? Todo apunta a que la mediática artista estaba dispuesta a tirar de la manta y a airear su turbulenta relación con el misterioso personaje. Hoy, 24 años después, cuando algunos senadores piden que la modelo comparezca y declare en una comisión parlamentaria para dar cuenta del dinero que supuestamente recibió de Zarzuela a cambio de guardar silencio, aquella noche frenética en Tómbola cobra una nueva dimensión. Según el libro El jefe de los espías, de los periodistas Juan Fernández-Miranda y Javier Chicote, sobre las confesiones de Emilio Alonso Manglano (exdirector del CESID y consejero del monarca durante 14 años), Bárbara Rey chantajeaba al jefe del Estado, al que amenazó con publicar vídeos íntimos grabados en su casa. En el libro se dice que en un principio se le pagó a la vedete 25 millones de pesetas, que se le consiguió un contrato en TVE y que más tarde se llegó a otro acuerdo para pagarle otros 600 millones de pesetas, durante diez años, con dinero procedente de los fondos reservados del CNI.
El relato de Francesc Arabí, a la vista de todo lo que se ha sabido con el caso Corinna Larsen en los últimos años, resulta demoledor. Al parecer, según el periodista valenciano, unos desconocidos retuvieron a Bárbara Rey en el camerino. Incluso las altas esferas habían advertido a la productora de que si la vedete participaba en Tómbola el programa se suprimiría de la parrilla televisiva. Hasta ahí llegaban las supuestas presiones para que la actriz no hablara sobre este asunto. "Pese a todo ella va a televisión, dice que tiene un contrato para aparecer, y va”, asegura Arabí. A Bárbara Rey la hicieron entrar por la puerta de atrás de los estudios de televisión para evitar a los periodistas que a esas horas ya merodeaban por la sede de la televisión valenciana. “La meten en un despacho y está allí toda la noche. El propio presentador del programa, Ximo Rovira, me contó que [Bárbara Rey] estuvo gritando que quería salir y bueno, se monta allí un cirio de miedo. Yo me propuse quedar con ella y hacerle una entrevista y quedamos en un hotel, en el hotel en el que normalmente se hospedaban los invitados de Canal 9. Al día siguiente fuimos el compañero fotógrafo Fernando Bustamante y yo, y ella era reacia a la entrevista, estaba muy nerviosa, de hecho hubo un momento que nos dijo que subiéramos a la habitación”.
El periodista asegura que de ninguna manera le dio la sensación de que Bárbara Rey estuviese actuando. Básicamente, lo que la modelo le contó a los compañeros de Levante-EMV fue la siguiente secuencia: en junio ella denunció en un juzgado que le habían robado documentación importante, vídeos, audios y fotografías que podían poner en un aprieto a alguna personalidad del Estado. Era su manera de curarse en salud por si después salían imágenes comprometedoras en algún medio. “A continuación esa denuncia la revela el periodista Jesús Mariñas, creo recordar, y el programa Tómbola la invita a ir a explicarse”.
Según cuenta Francesc Arabí Bárbara Rey le dice que ella no necesita chantajear a nadie ni coleccionar pruebas de ninguna relación, porque además tiene un diario personal donde va apuntando días, fechas, horas, todo y que en todo caso su testimonio es suficiente como para tener que recabar pruebas. En la entrevista con la actriz no se habla en ningún momento de quién la está presionando. El único nombre que pone sobre la mesa es el de Manuel Prado y Colón de Carvajal, amigo del rey, al que “le tira una chinita recordándole sus problemas con la Justicia”. Bárbara Rey llega a decir que “quien mantuvo una relación conmigo no se ha portado bien”, aunque sin desvelar nombres.
“Con el tiempo, han pasado 24 años y uniendo las piezas parece que sí se refería al rey emérito. Ella tenía muy medidas las palabras. De hecho, antes de ir a Tómbola había hablado con la directora del programa, Carmen Rodríguez, porque sabían del peligro que tenía. Era una entrevista bomba que podía hacer temblar los cimientos del Estado”.