La Operación Chamartín será un negocio redondo para el BBVA

21 de Enero de 2019
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Desde que es alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena ha moderado su discurso sobre el modelo de ciudad que quiere para la ciudad. Su programa electoral apostaba por invertir en los barrios y por la colaboración entre el Ayuntamiento y las organizaciones vecinales y ecologistas. Indudablemente, la hemeroteca demuestra que en los últimos meses esa ha sido su forma de hacer política. Sin embargo, tras dar luz verde al macroproyecto Madrid Nuevo Norte (un plan bastante similar a aquella Operación Chamartín de Ana Botella que quedó paralizada por la crisis) a partir de ahora en aquella parte de la ciudad los vecinos serán sustituidos por los grandes empresarios y banqueros y el ecologismo y la zona verde por kilométricos rascacielos y toneladas de hormigón.Los planes faraónicos han vuelto a la agenda municipal, ya no son “cosa del pasado”, como solía decir Carmena en la campaña electoral que la llevó a la Alcaldía. Precisamente en un artículo para el diario El País titulado Construyamos el futuro, la alcaldesa de Madrid declaró abiertamente lo que pensaba sobre el proyecto del anterior equipo de gobierno del PP. “Estábamos en plena rampa de lanzamiento de la burbuja inmobiliaria. En aquel momento valía todo”, aseguró para rebatir la Operación Chamartín, el gran sueño el Partido Popular de Madrid.Hoy parece que vuelve el delirio inmobiliario con una operación que pretende convertir el norte de Madrid en una nueva City londinense. Pero la contradicción ha ido mucho más lejos. Si el programa electoral de Ahora Madrid pretendía paralizar la Operación Chamartín, hoy se ha dado luz verde a un plan con otro nombre pero con la misma filosofía en un claro y flagrante incumplimiento electoral. ¿En qué momento cambió de opinión la señora alcaldesa? ¿Qué razones la llevaron a aparcar un proyecto sostenible y positivo para la regeneración de aquella zona de la ciudad y a sustituirlo por otro diseño que hubiera planificado cualquier gobierno de corte neoliberal?Sin duda, en el cambio de rumbo tuvo mucho que ver la mediación del Ministerio de Fomento, que exigió públicamente a Carmena una “reflexión” sobre la situación de Madrid Norte. Aquellas “consignas” resultaron definitivas. Para el departamento que entonces dirigía el popular Íñigo de la Serna la propuesta alternativa que proponía el equipo de Carmena se apartaba tanto del plan inicial que no satisfacía ni a ADIF –propietaria del grueso de los terrenos– ni a DCN (Distrito Castellana Norte), es decir, la plataforma formada por los socios mayoritarios del proyecto: el BBVA y el Grupo San José, la constructora que debe ejecutar las obras.Finalmente, las reflexiones que aconsejaba el ministerio dieron sus frutos y Manuela Carmena, Íñigo de la Serna y Antonio Béjar (presidente de DCN) terminaron firmando un acuerdo para “desbloquear”, por fin, la operación.Según el Instituto por la Democracia y el Municipalismo, la clave del cambio de opinión de Carmena estuvo en los números. Y si a alguien le cuadraban las cuentas del proyecto Madrid Nuevo Norte era a ADIF, al BBVA y al Grupo San José. De hecho, tras el anuncio oficial de que el plan urbanístico había sido desbloqueado y empezaba a hacerse realidad, las acciones de Grupo San José (segundo accionista de DCN con un 25% por detrás de BBVA, que tiene el 75%) se dispararon en Bolsa y subieron un 8,5%.Según consta en el informe del Instituto por la Democracia y el Municipalismo, mientras que el plan original Madrid Puerta Norte, en principio mucho más sostenible, preveía un número máximo de 4.600 viviendas, Madrid Nuevo Norte aumentaría el volumen de casas hasta las 11.000, es decir, más del doble. Esta operación fue duramente criticada por Ecologistas en Acción en un comunicado de prensa, en el que alertó de que la edificabilidad se triplicaba con el nuevo proyecto: de 675.692 metros construidos se pasaría a 2,8 millones.“De los casi tres millones de metros cuadrados edificables, 1,1 millones se destinarán a uso terciario, presumiblemente a las oficinas que darán vida al proyecto estrella de Madrid Nuevo Norte: una City financiera. ¿Qué significa de facto la construcción de este nuevo distrito dedicado a las finanzas y los negocios? Para empezar, la continuación del modelo urbano legado por el Partido Popular, un modelo neoliberal donde la ciudad y su corona metropolitana se encuentran nítidamente segregadas y dualizadas: en el norte, los distritos y zonas de mayor renta, con mejores servicios, parques de oficinas y negocios de élite; en el sur y el sureste, macrovertederos, incineradoras y acumulación de vivienda social”, asegura el informe del citado instituto. Es decir, mayores índices de desigualdad económica para una ciudad ya de por sí muy castigada por esta lacra, puesto que después de Atenas la capital de España figura entre las ciudades donde la brecha entre capas sociales resulta más evidente. Si a ese dato se suma que la turistificación del centro urbano y la burbuja de los alquileres lastran el día a día de Madrid-capital, no resulta extraño pensar que muchas voces en el Ayuntamiento, incluso del propio partido de Carmena, renieguen de una operación que primordialmente favorece a los poderes empresariales y financieros.
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