La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zakharova, ha intervenido en el foro de Diálogo sobre falsificaciones 2.0, y en su intervención pública ha señalado que la información falsa está tomando gran relevancia durante los últimos años, a medida que avanza rápidamente el desarrollo de las tecnologías de Inteligencia Artificial generativa y el uso generalizado de "deepfakes" (noticias deliberada e intencionadamente falsas).
Las principales empresas tecnológicas estadounidenses, que operan a nivel mundial, entre las que se ha subrayado a Meta y a Google, "se han convertido en instrumentos en manos de actores deshonestos para distorsionar la historia y purgar la verdad en las redes sociales", ha señalado la portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores ruso.
"Estamos observando una gran sustitución de todo tipo de ideas presentadas en las plataformas digitales estadounidenses y en los servicios de verificación de datos que operan bajo la atenta mirada de Washington, especialmente por parte de Google y de Meta", dijo Zakharova.
Añadió, además, que Meta "había entregado el control completo de su espacio digital en Europa del Este, incluido el segmento de idioma ruso, a dos empresas, VoxCheck y StopFake, que están asociadas con el “régimen de Kiev”.
“Los dirigentes y empleados de estas estructuras estaban estrechamente vinculados a activistas de extrema derecha. Muchos de ellos hoy no ocultan sus opiniones abiertamente nazis”, afirmó la diplomática. Estas empresas “no son verificadores de hechos, sino grupos organizados que purgan contenidos indeseables”, afirmó.
También criticó a Wikipedia, afirmando que los artículos históricos y políticos publicados en la enciclopedia en línea a menudo son tendenciosos y contienen una interpretación unilateral de los acontecimientos.
“Casi siempre reflejan un punto de vista exclusivamente occidental y contienen falsificaciones directas”, afirmó Zakharova.
Amenaza existencial
Añadió que se está utilizando ampliamente tecnología avanzada para librar guerras híbridas y describió el problema como una “amenaza existencial” para el mundo.