La democracia es una forma de organización del Estado en la quelas decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos departicipación directa o indirecta que confieren legitimidad a susrepresentantes. En sentido amplio, democracia es una forma de convivenciasocial en la que los miembros son libres e iguales y las relaciones sociales seestablecen conforme a mecanismos contractuales. Según esta definición, laMonarquía no entraría en la categoría de institución democrática, puesto que noha sido elegida por el pueblo y, por lo tanto, no tiene legitimidad alguna paraocupar cargos en un Estado democrático.
Platón, primero, y Aristóteles, después, definieron trestipos básicos de formas de gobierno: monarquía (gobierno de uno), aristocracia(gobierno «de los mejores» para Platón, «de los menos», para Aristóteles),democracia (gobierno «de la multitud» para Platón y «de los más», paraAristóteles).
Hay democracia indirecta o representativa cuando la decisiónes adoptada por personas reconocidas por el pueblo como sus representantes y laMonarquía no ha sido elegida por el pueblo. Hay democracia participativa cuandose aplica un modelo político que facilita a los ciudadanos su capacidad deasociarse y organizarse de tal modo que puedan ejercer una influencia directaen las decisiones públicas o cuando se facilita a la ciudadanía ampliosmecanismos plebiscitarios consultivos. En España, no se ha dado la oportunidadal pueblo de elegir a la persona o la institución que debe ocupar la Jefaturadel Estado.
Finalmente, hay democracia directa cuando la decisión esadoptada directamente por los miembros del pueblo, mediante plebiscitos yreferéndums vinculantes, elecciones primarias, facilitación de la iniciativalegislativa popular y votación popular de leyes, concepto que incluye lademocracia líquida.
Estas tres formas no son excluyentes y suelen integrarsecomo mecanismos complementarios en algunos sistemas políticos, aunque siempresuele haber un mayor peso de una de las tres formas en un sistema políticoconcreto. En España, en cualquiera de estos tres modelos, la Monarquía quedafuera porque la institución fue elegida por un dictador y nadie, después de 45años, ha rebatido o puesto en duda la voluntad de Franco.
Los negocios del rey Juan Carlos están demostrando, además,que la Monarquía se ha movido en unos círculos de presunta corrupcióntotalmente ajenos a los mínimos exigibles a una institución incluida concalzador y con manipulación, tal y como lo reconoció el propio Adolfo Suárez.
Las últimas revelaciones demuestran que la Monarquía vive deespaldas a la situación de la ciudadanía española. Ya no fue sólo la cacería deBotsuana, sino que, según ha publicado El Confidencial, en los años másduros de la crisis económica, Juan Carlos I sacó una media de 100.000 euros almes de sus cuentas en Suiza para cubrir gastos no declarados de la FamiliaReal. El pueblo sufriendo y el Jefe de Estado sacando dinero sin declarar aHacienda de sus cuentas en Suiza. Esto es la Monarquía, «todo por el pueblo,pero sin el pueblo», y no cambiará por mucho que los monarcas se pongan laetiqueta del parlamentarismo o de la democracia.
Todo lo que hizo o pudo hacer Juan Carlos de Borbón, todoslos negocios, todas las presuntas comisiones enmascaradas en donaciones, no esmás que la consecuencia de la inviolabilidad que una Constitución democráticale reconoce que, en realidad, no es más que otorgar legalidad a la impunidad ypermitir que un Jefe del Estado pueda vivir fuera de la ley.
Por todo ello, el pueblo tiene que tomar una decisión y nopuede dilatarla. Ahí están sus representantes en el Parlamento a quienes todosy cada uno de los ciudadanos de este país está éticamente obligado areclamarles que realicen las reformas necesarias para cambiar la Constitución yretirar cualquier elemento que deje fuera del control de los tribunales a loscargos públicos, independientemente del cargo que ocupen, y, en segundotérmino, para la convocatoria urgente de un referéndum en el que sea el puebloespañol quien decida el modelo de Estado para legitimar de una vez por todas ala figura ocupe la más alta institución del país.
Si, por cuestiones ideológicas o de otra índole, losrepresentantes públicos se negaran, entonces la situación se haría mucho másgrave, ya que estaríamos ante un verdadero golpe de Estado por parte de lospartidos políticos.