Jordi Xammar y Nicolás Rodríguez se prometieron así mismos una medalla antes de partir a Tokio. Estaban totalmente concienciados para ello. El catalán y el gallego pisaron la bahía de Enoshima en plena forma, y eso es algo que han demostrado en cada regata. Desde la primera de ellas (que terminaron ganando), no se han bajado del pódium. Algo que se ha certificado hoy con una madel race solvente y sin fisuras.
La pareja española partía tercera en esta regata final, seis puntos por encima de los neozelandeses Wilcox y Snow-Hansen, y cuatro por detrás de los suecos Dahlberg y Bergstrom. En una batalla sin cuartel, con un mar alborotado, Xammar y Rodríguez concluyeron quintos en la medal race, lo cual les permitió mantener el bronce (por tan solo dos puntos de diferencia), pero no asaltar la plata, que se quedó a 10 puntos. El oro fue para los australianos Belcher y Ryan, intratables desde el inicio de la competición. A años luz del resto de sus rivales. Estamos viviendo unos Juegos Olímpicos más igualados que nunca, y esta ha sido la excepción que confirma la regla.
Valientes desde el principio
Los regatistas españoles podían elegir entre ser conservadores para no perder el bronce, o ser valientes y buscar cotas más altas. Como acostumbran a hacer, Xammar y Rodríguez fueron a por el oro. El primer puesto no pudo ser, pero ese es el carácter que forja a los campeones. Seguro que, dentro de tres años, en París, el metal cambia de color. España ya tiene su segunda medalla en vela, tras la conseguida ayer por Joan Cardona. El deporte que nunca nos falla.