Pablo Iglesias cambió la revolución por el poder

12 de Agosto de 2020
Actualizado el 02 de julio de 2024
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FOTO PABLO IGLESIAS

Hubo un tiempo en el que el profesor Pablo Manuel Iglesias Turrión soñaba con pasar a la historia como la persona que hizo una revolución en España que cambió para siempre el país.

En aquel entonces arremetía con dureza contra los poderes, la «casta», las instituciones, los dictadores privados, los burgueses, las fuerzas de seguridad del Estado de las que llegó. Incluso, a decir que «la Guardia Civil es una institución burguesa que protege los intereses de la clase dominante».

Por aquello del pez y la boca, años después, funcionarios de la Guardia Civil protegen los intereses del soñador, su espléndida casa de Galapagar, de los escraches y protestas que protagonizan sus convecinos que, en su gran mayoría, pertenecen a esa «casta» que quiso eliminar.

Llegó a su cenit el profesor que quería cambiar el mundo.

Sí, parece que sea cierto que el hábito cambia al monje porque, desde que Pablo Manuel  Iglesias se convirtió en vicepresidente segundo del Gobierno de España. el aspirante a revolucionario se ha transformado por completo, «trágalas» ,  y como ejemplos los de sus críticas a Ana Patricia Botín, Banco Santander, la reforma laboral y otras cuestiones que se han quedado en fuegos de artificio así lo demuestran..., más «trágalas».

La cuestión aquí está en intentar averiguar cuál era o es el verdadero, el auténtico Pablo Manuel Iglesias Turrión, si el azote del capital deshumanizado y de las dictaduras privadas o el que inspiró la canción que cantaban los liberales españoles de principios del Siglo XIX para humillar a los absolutistas y que iluminó al general Del Riego, a quien, por cierto, hace pocos días se homenajeó en su Tuña natal bajo la presidencia de la vicepresidenta primera y presidenta en funciones del Gobierno, Carmen Calvo.

Todo parece indicar que el vicepresidente segundo, desde que pisó las alfombras del Palacio de la Moncloa, ha sufrido un proceso severo de pérdida de memoria habiendo olvidado todos aquellos compromisos que adquirió públicamente cuando accedió a la alta dirigencia nacional. Ejemplos destacados de lo anterior fueron acabar con la reforma laboral o nuevos impuestos para los que más tienen, además de un grueso paquete de medidas sociales que duermen oxidadas en algún cajón monclovita.

Trágala, trágala, trágala, el profesor soñador escenifica en público su rechazo a determinadas acciones de SU Gobierno, pero calla en el Consejo de Ministros y Ministras (Ministros y Ministras, señora Calviño).

Para justificar su «trágala» ante su electorado, muy mermado en estos momentos, en su diana ha colocado, ⸺compartiendo objetivo con su protector desde estrategias basadas en «ideas vacías de ideologías»  que inspira sus ideas en el que fuera el espacio físico de trabajo de Alfonso Guerra⸺ a su compañera en el gobierno, la vicepresidencia primera Carmen Calvo. ¿Por qué será que al Señor de las Ideas, no al de los anillos, le molesta tanto, hasta el punto de alinearse para este fin con quien fue centro de sus críticas (el 95% de los españoles ⸺se olvidó de las españolas⸺ no dormirían con su amigo Pablo en el Gobierno).

¿Qué le motivan el «molestar» la inteligencia, integridad, lealtad, feminismo, sensibilidad social y el socialismo de Carmen Calvo? No obstante, la socialista andaluza y cordobesa, como siempre, sigue muy bien protegida por su coraje, su experiencia y sabiduría política y el saber con el que actúa desde la lealtad al PSOE, al Gobierno y a su presidente.

Ya lo dijo la Vicepresidenta Primera del Gobierno de España cuando la actual pareja de Iglesias reclamó estar en las negociaciones: «cuando está un ministro o ministra está todo el Gobierno».

Los estadistas deberían entender unas palabras tan sencillas, pero, al parecer, no lo hacen y, en consecuencia, pierden esa categoría, entre otras.

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