Tal y como publicamos anteriormente, Pablo Manuel Iglesias Turrión ha cambiado la revolución por el poder, ha renunciado a principios fundamentales por mantenerse en el Gobierno. Sin embargo, el vicepresidente ha tenido otros olvidos, en algunos casos acompañados de un absolutismo que es absolutamente contrario a los principios del 15M, movimiento popular del que, teóricamente, se inspiró para crear su partido. Por ejemplo, algunos de quienes le ayudaron a crear Unidas Podemos, como Iñigo Errejón, Miguel Urbán, Ramón Espinar o Carolina Bescansa y tantos otros que han salido del partido o fueron purgados al más puro estilo estalinista.
Ahora se le acumulan los líos y los problemas, afloran facturas pendientes y reclamaciones. Ha surgido hasta la comisión cobrada por una tía suya por intermediar en la compra de la nueva sede de Unidas Podemos. Todo queda en casa, como se ha visto. O el disgusto que le están creando las declaraciones del que fuera jefe de la asesoría jurídica de su formación, José Manuel Calvente, a quien llegaron a acusar por ello de graves delitos de naturaleza sexual, manteniendo, eso sí, la duda sobre la credibilidad de esta persona, teniendo en cuenta las revelaciones respecto a la naturaleza de esa supuesta Caja B del partido.
O el sainete de Dina Bousselham y su tarjeta SIM que, en manos del juez García Castellón de la Audiencia Nacional, puede terminar de muy mala manera para Iglesias. ¿Robada?, ¿no robada?, guardada, borrada y todos a intentar confundir a un juez con la presunta complicidad de un fiscal.
Entre las hazañas de Pablo Manuel Iglesias Turrión se cuenta igualmente el haber liquidado Izquierda Unida con la inestimable colaboración y connivencia de su ¿líder? Alberto Garzón quien a cambio consiguió un ministerio debilitado, muy a su medida.
Pero nada acaba aquí, puesto que el Tribunal de Cuentas, escarbando ha encontrado algunos problemillas con ciertas facturas sin justificar e irregulares por valor de 425.000 € o el no poder acreditar los servicios contratados a la empresa Neuroma, cercana al chavismo venezolano. Este Tribunal exige ahora a Podemos la devolución de ese casi medio millón de euros.
Hay quien especula ahora que el bochorno que todo esto produce al vicepresidente segundo le ha hecho olvidarse de dotar a su partido o grupo de una ideología definida desde la que basar la realidad política de sus pensamientos. No obstante, también se piensa que, tal vez, su cabeza solo produce ideas, como ocurre con cierto asesor aparentemente «apolitizado», y que en su conciencia y corazón solo se produce ansia de poder y personalismo.