Tiempos de cambio en Japón: el gobierno pierde respaldo mientras la inmigración se sitúa en el centro del debate público

El partido Sanseito, "Japoneses primero", ha despegado en las votaciones, generando nervios entre los poderes tradicionales

21 de Julio de 2025
Actualizado a las 20:03h
Guardar
Tiempos de cambio en Japón: el gobierno pierde respaldo mientras la inmigración se sitúa en el centro del debate público

El resultado de las elecciones a la Cámara Alta de Japón ha supuesto un severo revés para la coalición gobernante del primer ministro Shigeru Ishiba, cuyos partidos—el Liberal Democrático (LDP) y su socio Komeito—han perdido la mayoría en la cámara por primera vez desde la fundación del LDP en 1955.

La coalición necesitaba ganar 50 escaños para mantener la mayoría absoluta (suma de los 75 que ya tenían), pero las proyecciones y resultados electorales finales les dejan entre 41 y 46, muy por debajo del objetivo y de cualquier expectativa optimista. 

Aunque la Cámara Alta japonesa no puede presentar una moción de censura directa contra el primer ministro, el resultado debilita gravemente la posición de Ishiba y su capacidad para gobernar, ya que la coalición ya había perdido la mayoría en la poderosa Cámara Baja en las elecciones de octubre pasado. Esta es la primera vez que el LDP carece de mayoría en ambas cámaras, aumentando el riesgo de parálisis legislativa y presiones internas para que Ishiba dimita o busque un nuevo socio de coalición.

El descontento social ha pesado mucho, señalan los analistas. Problemas como la inflación, los bajos salarios, el elevado coste de la vida (especialmente el precio del arroz, un símbolo nacional), el aumento de las cargas en la seguridad social y la falta de respuesta eficaz de gobierno han marcado la campaña. A esto se suman los efectos de escándalos de corrupción recientes que afectaron a la imagen del LDP.

El resultado ha provocado la caída de la participación del LDP al nivel más bajo de su historia (21,6% del voto nacional), mientras varios partidos de la oposición han aumentado representación, especialmente el Partido Democrático para el Pueblo y Sanseito, y se ha batido un récord de mujeres electas al parlamento.

La elección se ha celebrado bajo la sombra de posibles aumentos de aranceles impuestos por EE. UU. a productos japoneses, lo que añade otra capa de incertidumbre sobre la economía nacional.

Pese al golpe, Ishiba ha manifestado su intención de seguir en el cargo, defendiendo que su prioridad es defender los intereses del país y asegurar las negociaciones comerciales con EE. UU. Sin embargo, analistas coinciden en que podría enfrentarse pronto a presiones internas para dimitir y a una mayor inestabilidad política.

Los mercados financieros descuentan ya el riesgo de una posible parálisis de reformas y un aumento del déficit fiscal.

Diversos expertos estiman que Japón entra en una etapa de negociaciones constantes y poca capacidad de acción para el gobierno, con incertidumbre legislativa hasta que se logre una nueva composición mayoritaria en alguna de las cámaras.

Aumento de la extrema derecha

Un hecho relevante es el ascenso del partido Sanseito (Japanese First), que de ser una fuerza minoritaria, gana hasta 14 escaños gracias a un discurso nacionalista y antiinmigración, movilizando a votantes desencantados y obligando a los grandes partidos a endurecer su discurso sobre inmigración y protección del mercado nacional.

El auge de Sanseito se da en un momento en que Japón necesita mano de obra extranjera ante una gravísima crisis demográfica y envejecimiento poblacional, pero que ve despuntar la xenofobia y la percepción de “desorden” ante el creciente número de trabajadores y residentes extranjeros.

Sanseito ha capitalizado el temor en parte del electorado japonés ante el aumento de inmigrantes y turistas extranjeros, usando términos como "invasión silenciosa". Ha propuesto restricciones como limitar la propiedad de tierras por parte de extranjeros, eliminar el acceso de los inmigrantes a ayudas públicas y promover “tolerancia cero” frente a la inmigración ilegal.

El éxito del mensaje de Sanseito está presionando a los partidos tradicionales—en particular al Partido Liberal Demócrata (LDP) del primer ministro Ishiba—a adoptar posturas más estrictas en inmigración y control de residencia, pese a históricamente haber evitado abordar el tema de forma frontal. El LDP y su socio Komeito han perdido la mayoría en la Cámara Alta tras estas elecciones, lo que complica su gobernabilidad y les obliga a negociar con otras fuerzas y adecuar sus políticas a las demandas que les exigen, sobre todo en estas cuestiones. 

Sohei Kamiya, líder de Sanseito, rechaza el racismo abierto, pero insiste en que "Japanese First" significa dar prioridad a la recuperación de la economía y el bienestar japonés frente a la influencia del globalismo y la inmigración masiva. Argumenta que no quieren expulsar a todos los extranjeros, pero sí restringir su acceso y presencia si compromete el orden social o la economía nacional.

El surgimiento de Sanseito y su narrativa guarda paralelismos con tendencias antimigratorias en Europa y EE. UU., reflejando un giro hacia posiciones más exclusivistas y nacionalistas en la política japonesa.

 

 

 

Lo + leído