El trumpismo está haciendo sangre a la izquierda norteamericana a cuenta del caso Epstein, el magnate financiero condenado por una red de tráfico de menores en el mundo de la élite. Una juez de Nueva York ha aireado los nombres de decenas de personajes famosos (muchos de ellos de la alta sociedad de Hollywood) que pasaron por las sórdidas fiestas del millonario que acabó suicidándose. No se trata en absoluto de una lista de clientes y a la mayoría no se les imputa delito alguno. Sin embargo, la extrema derecha yanqui ha desatado una feroz campaña de desprestigio contra la intelectualidad progresista, contra el mundo woke, como los ultras conocen a las personas de ideología izquierdista.
Los republicanos trumpistas (con la ayuda de la secta conspiranoica Qanon) llevan años propagando el bulo de que hay una logia secreta de rojos que secuestran niños para violarlos y beber su sangre en rituales satánicos. Y el caso Epstein les ha venido como agua caída del cielo. Sin embargo, los extremistas guardan silencio sobre un dato fundamental del sumario: en el expediente judicial también aparece el expresidente Donald Trump como uno de los que asistieron, alguna que otra vez, a las fiestas de Epstein.
En efecto, una de las víctimas, Johana Sjoberg, lo menciona en el interrogatorio. Cuando la jueza le pregunta si mantuvo relaciones íntimas con él o “le dio masajes”, ella responde que no. Es decir, Trump estuvo en las polémicas fiestas, pero de momento no hay pruebas de que entrara en contacto con menores. Lo mismo que ocurre con un largo listado de gente de Hollywood. Actores, guionistas e intelectuales que estuvieron en las galas, algunas de ellas montadas para recaudar fondos con fines solidarios, a los que ya se les ha colgado el sambenito de pederastas. En realidad, no hay dato alguno que lleve a suponer que todas estas personas de la izquierda norteamericana recurrieran a servicios sexuales con adolescentes. Acudieron a las fiestas de Epstein, sí, pero eso no significa que todos participaran en las supuestas orgías. Sin embargo, la maquinaria de propaganda ultra los mete a todos en el mismo saco, obviando que su gurú y guía espiritual, Donald Trump, también se dejó caer por las mansiones de Epstein. Una vez más, se aplica el famoso doble rasero de la extrema derecha.
En otra declaración del sumario, a un testigo se le pregunta si había visto a Trump en alguna de las casas de Epstein en su isla de Islas Vírgenes, en Nueva York, o en Nuevo México, y la respuesta fue: “No que yo recuerde”. Sin embargo, hay fotos en las que el controvertido expresidente de Estados Unidos aparece posando junto al magnate y otras mujeres. ¿Se puede inferir de estas imágenes que Trump se dio alegremente a orgías con niñas? De momento no hay ni un solo indicio que lo demuestre. Como tampoco hay pruebas contra conocidos personajes de ideología progre a los que ya se está criminalizando y crucificando solo porque una vez estuvieron en alguna gala benéfica del siniestro financiero hoy desaparecido.
Epstein fue detenido en Palm Beach, Florida, en 2005, tras ser acusado de pagar a una niña de 14 años por mantener relaciones sexuales. Decenas de abusos similares a otras menores fueron denunciadas entonces, pero el financiero se declaró culpable, en el año 2008, de un cargo que implicaba a una sola víctima. Cumplió 13 meses en un programa de excarcelación con trabajo. Poco después se suicidió.