Ucrania ha atacado hoy la región de Moscú. Se trata de su mayor ataque con drones contra la capital rusa desde que se inició la guerra. Según ha informado la agencia Reuters y han confirmado las autoridades rusas, al menos a una mujer ha muerto. Además se ha producido la destrucción de decenas de viviendas y el desvío unos 50 vuelos de los aeropuertos de los moscovitas que, en algunos casos, estuvieron cerrados durante más de seis horas.
El gobierno de la Federación Rusa ha afirmado haber destruido al menos 20 drones de ataque ucranianos cuando sobrevolaban la región de Moscú.
Por su parte, Ucrania ha acusado a Rusia de un ataque durante la noche con 46 aviones no tripulados, de los que 38 fueron destruidos.
El ataque de este martes sigue a los ataques con drones que Ucrania lanzó a principios de este mes dirigidos principalmente contra instalaciones energéticas y eléctricas rusas.
Mientras Rusia avanza en Ucrania oriental, Kiev ha llevado la guerra a territorio ruso con un ataque transfronterizo en la región occidental de Kursk que comenzó el 6 de agosto y ha ejecutado ataques con drones cada vez más grandes en territorio ruso.
Tanto Rusia como Ucrania han tratado de comprar y desarrollar nuevos drones, desplegarlos y buscar nuevas formas de destruirlos, desde escopetas hasta avanzados sistemas de intercepción electrónica.
Los dos países en guerra han convertido drones baratos en armas mortíferas, al tiempo que incrementaron su propia producción y montaje para atacar objetivos como tanques, infraestructuras energéticas, refinerías y aeródromos.
Vladimir Putin, quien ha tratado siempre de aislar a Moscú de los rigores de la guerra en Ucrania, ha calificado a estos ataques ucranianos con drones como «terrorismo», ya que se dirigen contra infraestructuras civiles, y ha prometido una respuesta.
Sin embargo, es cierto que Rusia ha atacado Ucrania con miles de misiles y drones en los últimos dos años y medio, mató a miles de civiles, destruyó gran parte del sistema energético del país y dañó propiedades comerciales y residenciales en todo el territorio.
Ucrania, por su parte, afirma que tiene derecho a contraatacar en el interior de Rusia, a pesar de que los aliados occidentales de Kiev han repetido insistentemente que no quieren una confrontación directa entre Rusia y la OTAN.