¡Váyase, señor González! ¡Váyase, señor Aznar!
17
de Noviembre
de
2019
Actualizado
el
02
de julio
de
2024
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Felipe González y José María Aznar ya son el pasado de España, forman parte de los libros de historia y no tienen sitio en la política actual. Evidentemente, están en su pleno derecho de dar su opinión sobre tal o cual aspecto, pero una cosa es dar una opinión y otra crearla dando munición a quienes están en contra de que España y su pueblo tenga un gobierno de progreso. Cada cual está al servicio de quien está: unos de las élites financieras, empresariales, familiares y económicas, los otros, los que firmaron el preacuerdo de coalición, a favor de cubrir las necesidades el pueblo.A Felipe González habría que recordarle, antes de que siga criticando allí donde le den la palabra, es decir, en los micrófonos de los portavoces de la clase dominante y del capital, el pacto entre Sánchez e Iglesias, lo que supusieron los 14 años en los que gobernó. Además de la deslealtad progresiva a los principios fundamentales del socialismo, es decir, a medida que iban pasando los años más se iba acercando a los postulados conservadores, el los gobiernos de González se produjo el Caso Filesa, el Caso Gal, el Caso Roldán, la corrupción con los fondos reservados, el indulto a los golpistas del 23F, el Caso Flick, el cohecho y la falsificación en las obras del AVE a Sevilla, las escuchas ilegales del Cesid a Herri Batasuna, el Caso Ibercorp, el Caso Urralburu, la privatización por 100 pesetas de los servicios funerarios del Ayuntamiento de Madrid, el Caso Godó (uno de los ataques más graves a la libertad de prensa de la democracia española), el Caso Banesto o el Caso PSV (UGT). Todo ello por no hablar de las crisis económicas que tuvieron como consecuencia la precarización de las condiciones de los trabajadores, tanto salariales como en la reducción de los derechos que se lograron en la Transición. Tal vez Felipe González se haya olvidado ya de lo que le ocurrió en un mitin en Sevilla con los trabajadores de Santana.El señor González tampoco debería olvidar que en una democracia el diálogo es un elemento fundamental y que gobernar con mayorías absolutas es una anomalía que provoca la implantación de «dictaduras parlamentarias». ¿Olvida Felipe González sus diálogos y acuerdos alcanzados con Santiago Carrillo? ¿Hay que recordarle las negociaciones con Suárez del año 1976 y los acuerdos alcanzados entre el PCE y el PSOE? ¿Y la formación de la Platajunta? ¿Ya se ha olvidado del consenso alcanzado con Marcelino Camacho y Nicolás Redondo en materia laboral, acuerdo que el propio González rompió en 1988 y que provocó la última gran huelga general de España que estuvo a punto de costarle el Gobierno? Y si hablamos de nacionalistas, ¿qué tiene que decir el señor González de sus pactos con Jordi Pujol en su última legislatura como presidente? Por cierto, acuerdos con una familia implicada en casos de corrupción que sólo Pascual Maragall tuvo el valor de denunciar y que fueron los que iniciaron la inclinación hacia el independentismo de CiU. ¿Y con Xabier Arzalluz?Además, Felipe González ha reprochado a Pedro Sánchez que forme un gobierno sin haber negociado ningún tipo de programa. El programa era lo que le reclamaba Julio Anguita desde el estrado del Congreso y, además, es sorprendente que Felipe González haga ese reproche cuando él, precisamente, ya había configurado al Ejecutivo incluso antes de la celebración de las elecciones.Del señor Aznar, ¿qué decir? En sus gobiernos se fraguó el sistema corrupto por el que se financió ilegalmente al PP y de ahí nacieron casos como Gürtel, el Caso Zamora, Pallerols, Lino, Gescartera, Villalonga, Malaya, Jaume Matas, etc. Por otro lado, es coherente que el ex presidente conservador critique el pacto desde un punto de vista ideológico. Sin embargo, hacer referencias a pactos con los nacionalistas cuando él pudo gobernar en 1996 gracias a la Convergencia de Jordi Pujol (casos corrupción de los Pujol) y al PNV de Xabier Arzalluz.En referencia a la política internacional, Aznar fue el presidente que metió a España en una guerra ilegal que no tenía más fines que el control del petróleo iraquí, puso al pueblo español en el punto de mira del terrorismo yihadista y mintió en una de las mayores catástrofes medioambientales de la historia como fue el hundimiento del Prestige, dando un ejemplo al mundo entero de cómo no hay que gestionar una crisis de este tipo.¿Qué tienen que decir estos dos ex presidentes del pacto entre Sánchez e Iglesias, un acuerdo que es, precisamente, lo que necesita el pueblo español? ¿Tan metidos están ya entre las élites que confunden el interés de éstas con las del pueblo? ¿Están priorizando el bienestar de los mandamases del IBEX al de los hombres y mujeres que levantan el país cada mañana? Por favor, váyanse ya.Por otro lado, es sorprendente la incoherencia ideológica del viejo PSOE, no sólo de los antiguos dirigentes como José Luis Rodríguez Ibarra que tendrá en breve que abandonar su militancia socialista, sino de algunos de sus herederos que no tuvieron reparos en acoger los escaños de Podemos cuando les hizo falta y que ahora reniegan del partido de Iglesias. ¿Qué pretenden realmente? ¿Una gran coalición que significará el final del PSOE? ¿Quieren otras elecciones para que Vox acceda al gobierno? ¿O se están planteando otro golpe de Estado en el PSOE como el de octubre de 2016? Si alguna de estas preguntas tiene respuesta positiva, ya están tardando en presentar su dimisión porque no se puede representar unas siglas y una ideología cuando, realmente, se está defendiendo lo opuesto.Esta actitud de Aznar, los ex dirigentes socialistas del pasado y de Felipe González está provocando, entre otras cosas, que se esté incrementando la presión sobre Sánchez para que rompa el pacto. El último ejemplo lo tenemos en la intención de los empresarios de adelantar sus expedientes de regulación de empleo o de congelar las contrataciones para, de este modo, provocar un incremento del desempleo y una mayor inestabilidad en la clase trabajadora. ¿Acaso González pretende que se convoque una huelga general como la que los sindicatos le organizaron a él en 1988 y que estuvo a punto de hacer caer a su gobierno?Se está hablando de que el socialismo bolivariano como un elemento para descalificar el pacto y la llegada de Podemos al gobierno. ¡Qué corta es la memoria cuando los intereses personales son tan grandes! Alguien debería recordar nombres como los de Carlos Andrés Pérez o el de los Cisneros, que, patrocinados por los socialistas españoles, intentaron crear un movimiento, al que llamaron «socialismo bolivariano», que, de haberse ejecutado de forma correcta y si no se hubieran corrompido quienes recogieron el legado ideológico del mismo, habría sido una solución política para la Latinoamérica de la desigualdad.Muchos pensadores y profesores que ahora militan en Podemos y, en algunos casos, ocupan cargos orgánicos dentro del partido, pusieron su intelectualidad y sus conocimientos al servicio de los movimientos nacidos tras la llegada al poder de Hugo Chávez. Eso es cierto. Sin embargo, la gran mayoría de los dirigentes venezolanos que han provocado la situación que se vive en la actualidad en el Venezuela no eran bolivarianos sino arribistas en busca de dinero. Estos falsos bolivarianos, de los que no hablan ni González, ni Aznar, ni García-Page, ni Rodríguez Ibarra, son los que ahora se pasean a sus anchas por Madrid con el dinero blanqueado de la corrupción de PDVSA o que son protegidos por representantes del Partido Popular cada vez que visita Ávila Rafael Ramírez, el ex vicepresidente de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro. ¿A todos estos dirigentes corruptos del chavismo hay que protegerlos y a un partido de izquierdas español hay que inhabilitarlo para alcanzar el poder? Los miles de millones de dólares que sacaron de Venezuela estos corruptos parece que abren el entendimiento y la comprensión a quienes, desde posiciones presuntamente de izquierdas, dicen defender las siglas del Partido Socialista.Como ya he escrito en más de una ocasión, la coherencia en política es fundamental para que los ciudadanos crean en los valores de la democracia. No ser coherente lleva a la ciudadanía a creerse la propaganda populista de la extrema derecha, las soluciones fáciles y a asumir la pérdida de libertades como algo necesario para vivir mejor.Las personas tienen todo el derecho del mundo a cambiar, es un elemento que caracteriza al ser humano. Sin embargo, si se está dentro de una organización cuya ideología ya no es asumida por quien ha evolucionado hacia otros escenarios ideológicos, no hay nada más coherente que dejarlo todo y unirse a quienes son más semejantes.La actitud de estos ex dirigentes socialistas es absolutamente irresponsable, salvo que se estén defendiendo otros intereses o se hayan convertido en portavoces de las dictaduras privadas que han entrado en pánico al ver que, por primera vez en España, el pueblo puede tener un gobierno que base su actividad en la justicia social y en devolver al pueblo lo que las élites les ha arrebatado durante años.
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