Ayuso deja a Donald Trump como un padawan del trumpismo

La presidenta madrileña ha realizado un discurso durísimo contra el presidente del Gobierno en la que, incluso, ha hecho promesas que no puede cumplir porque no tiene competencias sobre ello

26 de Diciembre de 2024
Actualizado el 27 de diciembre
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Ayuso Trump Jedis
Imagen creada con la herramienta de IA Grok de X

El hiperbolismo es una característica distintiva del trumpismo, y se refiere al uso de exageraciones extremas para captar la atención, movilizar a los seguidores y desviar la crítica. La maestra de esto es Isabel Díaz Ayuso, superando con creces al propio Donald Trump.

Ayuso utiliza el hiperbolismo trumpista para demonizar a sus oponentes políticos y, en concreto, a Pedro Sánchez, un personaje que tiene muchos elementos censurables, pero no con la exageración con las que los presenta la presidenta de la Comunidad de Madrid.

Este modelo de comunicación política es una herramienta poderosa para captar la atención, movilizar a los seguidores y desviar la crítica. A través de la exageración de logros, la demonización de oponentes, las amenazas existenciales, las promesas grandiosas y la desinformación se puede conseguir redefinir el discurso político de un país. Ayuso y, sobre todo, Miguel Ángel Rodríguez lo saben. Por eso no dudan en ponerlo en práctica desde sus posicionamientos más maximalistas.

Hoy, Isabel Díaz Ayuso, ha dado un discurso de balance de 2024 y sus palabras han elevado el trumpismo a otro nivel. Donald Trump era el Maestro Jedi de este modo de entender la política. Ayuso ha demostrado hoy que se ha convertido en la verdadera maestra y ha dejado al supuesto creador de este movimiento en un simple padawan.

En principio, la presidenta madrileña ha advertido de que «estamos preparados para este 2025, que comenzará lleno de mentiras y ataques a todo aquello que damos sentido nuestra nación. El objetivo de Sánchez y su débil proyecto es atrincherarse al precio que sea. Aunque no pueda sacar adelante votaciones fundamentales para los intereses de España y los españoles, ni tener presupuestos. Aunque tenga que hacer pactos antinatura con lo que llamaría ‘derechona vasca y catalana’, con la ultraderecha europea, con los que defienden naciones paralegales y desprecian nuestra Transición y nuestra democracia».  

Como se puede comprobar, Ayuso lo mezcla todo y lo exagera, además de intentar generar el miedo a amenazas que sólo están en su cabeza. «Sánchez necesita estrangular Madrid y descapitalizar España, en una huida hacia adelante donde ya no oculta sus obsesiones contra la Comunidad de Madrid, lo que acaban pagando los madrileños. Pero no sólo ellos: es una pérdida inmensa del mayor capital político, histórico y económico que tiene España. A ninguna nación del mundo le ha ido mejor atacando su capital. Pero de manera encubierta y otras, incapaz de taparse, el gobierno desprecia las competencias autonómicas y las políticas liberales que los madrileños han elegido claramente en las urnas», ha dicho Ayuso.

Por otro lado, ha utilizado otro de los elementos clave del hiperbolismo trumpista: la exageración del impacto de los logros como arma para destruir al adversario. «Sánchez necesita vender la política española hoy como si de un campo de batalla se tratara, alimentando un enemigo con el que confrontar para alimentar su muro inventado y justificar meter la mano en los bolsillos de los madrileños, a los que llama ‘ricos’ de manera insultante. Esa obsesión personal con Madrid va a costar la imputación y probablemente la condena de algunos de sus más cercanos colaboradores, empezando por el propio fiscal general del Estado, lo que no ocurre en democracia alguna. No soporta que Madrid sea la locomotora económica del país; que seamos los que más empleo, empresas e inversión generamos; que seamos los que, con menos impuestos, más recaudamos; que seamos la región más de moda del mundo, con los mayores índices de libertad y prosperidad».

Además, ha generado una traslación directa de cuestiones sin relación causal alguna como un ataque directo de Sánchez contra ella, sea real o impostado. «Nos están cortando la energía y el agua impidiendo que Administración y empresas planifiquemos a futuro; por eso empiezan a apagar museos nacionales y cerrar salas, o se los llevan; por eso permiten el colapso del Cercanías; por eso no planifican ni controlan la inmigración; por eso negocian por detrás con otras comunidades, para enfrentarlas a Madrid; por eso provocan rebeliones de sectores públicos concretos contra el Gobierno de la Comunidad, al mismo tiempo que el Estado deja de cumplir sus obligaciones; por eso intervienen de facto nuestra autonomía financiera o educativa; por eso tratan de imponernos sablazos a impuestos contra nuestra autonomía fiscal, la que nos funciona como región internacional».

Por otro lado, en medio de este ejercicio de trumpismo radical, no podía faltar el discurso patriotero y proteccionista que afirma que todo está en peligro, sea esa amenaza real o manipulada: «Sánchez trabaja sin descanso para acabar con la separación de poderes, someter a los jueces, amordazar a los medios de comunicación y crear comisionados de la verdad compuestos por sus propios ministros, que persigan hasta a los usuarios de redes sociales con éxito. Comprando voluntades siempre, en cada partida. Camino de esa república federal siempre pacta la pérdida de competencias de la Guardia Civil, o rompe la Hacienda de todos, o trocea la inmigración, los puertos, aeropuertos y cualquier otra competencia nacional a manos de las ocurrencias nacionalistas, que siendo minoritarias, están desguazando España de manera profundamente ilegal. Cada día de clemencia que Sánchez pacta, es un día en el que España pierde mucho. Porque Sánchez no pacta, regala el futuro y los intereses de todos, causando daños irreversibles. Lamento que los socios de Sánchez no hayan dejado de atacar al rey y su defensa de la democracia liberal, ni siquiera en este discurso de Nochebuena, es decir, atacar directamente a la ley. Y con estos que siempre atacan el Rey es con quienes gobierna Sánchez dentro de su muro. Y así nos va a todos», ha dicho Ayuso.

Además, la presidenta de la Comunidad de Madrid ha aprovechado la crisis de MUFACE, en la que millones de ciudadanos están temerosos, para hacer un anuncio sobre medidas sobre las que no tiene competencia. «El Gobierno central, preso de la ideología y de sus peleas internas, ha ido debilitando el cuadro médico y los servicios que prestaban desde MUFACE a los funcionarios. Desde la Comunidad de Madrid quiero dar tranquilidad y asegurar a todos los funcionarios de la Administración General del Estado y a sus familias de esta región si finalmente son abandonados, este Gobierno se hará cargo dándoles la cobertura que merecen, y que hasta ahora no han tenido o están perdiendo en 2024».

Es cierto que la actuación del Gobierno de Pedro Sánchez ha sido nefasta e ineficaz en este punto, donde el sectarismo de una parte del Ejecutivo se ha querido imponer sobre la razón. Pero, de ahí a que Ayuso se presente como salvadora hay un abismo, sobre todo porque lo afirmado por la presidenta madrileña es una boutade, un truco de manipulación porque ella no puede hacer nada, dado que carece de competencias reales sobre este asunto.  

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