Isabel Díaz Ayuso ha vuelto a sacudir el tablero empresarial con una aparición que ha pillado a todos por sorpresa. La presidenta madrileña, a quien se daba por aliada de cepyme en la pugna interna por el control de la patronal de las pymes, ha asistido este miércoles al desayuno informativo de Ángela de Miguel, la candidata apoyada por el presidente de CEOE, Antonio Garamendi. Un gesto con el que deja claro que está dispuesta a jugar sus cartas con más ambigüedad de la que muchos analistas preveían.
Hasta ahora, las quinielas situaban a Ayuso del lado de Cuerva, crítico con el Gobierno y alineado con el discurso combativo que ella misma mantiene frente a Pedro Sánchez. Sin embargo, su presencia, aunque breve, en el acto organizado por Nueva Economía Fórum y protagonizado por De Miguel, reconfigura el mapa de apoyos a las puertas de unas elecciones decisivas para Cepyme, previstas para el próximo 20 de mayo.
Guerra abierta entre las pymes
La batalla entre Cuerva y De Miguel no es solo un choque de personalidades: representa dos formas distintas de concebir la representación empresarial. Cuerva, que busca la reelección, ha endurecido su discurso contra el Ejecutivo, acusándolo de “asfixiar” a las pequeñas empresas con una normativa que incrementa costes y ahoga el crecimiento. En cambio, De Miguel ha optado por presentarse como la cara amable del cambio, prometiendo recuperar la ilusión de la pyme, pero sin ahorrar críticas a la “hostilidad” del Gobierno.
De hecho, el acto de este miércoles fue un festival de ataques al Ejecutivo de coalición. De Miguel y su padrino político, el presidente de CEIM, Miguel Garrido, cargaron con dureza contra lo que definieron como “intervencionismo”, “infierno fiscal” y una política que “criminaliza al empresario”. En contraste, Ayuso fue tratada como un modelo a seguir, una “referencia” que ha convertido Madrid en un “polo de atracción empresarial”.
El voto delegado, la chispa del incendio
El pulso no se libra solo en los micrófonos. En los despachos de Cepyme se viven tensiones crecientes desde que Cuerva impulsara una reforma de los estatutos para suprimir el voto delegado en las elecciones, lo que ha sido interpretado por sus detractores como una maniobra para afianzar su poder. La polémica ha alcanzado tal nivel que no se descarta una impugnación de la junta directiva que aprobó ese cambio.
En la CEOE, la decisión ha caído como una bomba. El propio vicepresidente primero y presidente de CEIM, Miguel Garrido, reprochó públicamente a Cuerva que la modificación estatutaria era “ilegal” y una “violación grave” del reglamento. El ambiente en la patronal es de máxima tensión y nadie descarta que el conflicto acabe judicializado.
La incógnita sigue siendo si Ayuso se decantará finalmente por uno de los dos candidatos o si mantendrá esta estrategia de ambigüedad calculada. Su respaldo implícito a De Miguel puede interpretarse como un guiño a Garamendi en un momento en que el presidente de CEOE intenta reconducir las relaciones con Moncloa, aunque eso implique soltar lastre dentro de su organización.
Por otro lado, no deja de sorprender que el apoyo de Ayuso llegue justo un día después de que el Fondo Monetario Internacional elevara las previsiones para España, situando al país como uno de los mejor posicionados frente a la incertidumbre global provocada por la guerra comercial de Trump. Un contexto que contradice el mensaje catastrofista de los sectores empresariales más alineados con el PP.
Un desayuno, muchas lecturas
Las imágenes de Ayuso en el desayuno de Ángela de Miguel lo dicen todo. Para muchos, ha sido una señal de que la presidenta madrileña no está dispuesta a encasillarse en un solo bando. Para otros, simplemente, está esperando a ver cómo evolucionan los apoyos antes de apostar fuerte. La gran incógnita es si también acudirá el próximo 5 de mayo al desayuno de Cuerva, como en su día anunció la prensa, o si lo dará por amortizado tras los choques con Garamendi y el revuelo por el cambio del voto delegado.
Con las elecciones del 20 de mayo a la vuelta de la esquina, el conflicto interno en Cepyme corre el riesgo de deteriorar aún más la imagen de la representación empresarial. Tanto De Miguel como Cuerva coinciden en reclamar una campaña limpia, pero las acusaciones cruzadas de guerra sucia y presiones están dejando huella.
“No todo vale”, ha advertido De Miguel, que acusa a sectores afines a Cuerva de haber difundido informaciones falsas contra su candidatura. Él, por su parte, ha pedido “máxima responsabilidad” y respeto, pero ha dejado claro que no renunciará a presentarse. “Mientras pueda, seguiré defendiendo a las pymes”, ha sentenciado.
Una pugna que refleja algo más profundo
Lo que está en juego no es solo quién dirige Cepyme. Esta guerra interna evidencia la creciente politización de las patronales empresariales y sus relaciones con el poder. Mientras la CEOE intenta mantener una interlocución institucional con el Gobierno, sectores más radicalizados, como los que representa Cuerva, apuestan por una confrontación abierta que cada vez recuerda más al lenguaje de los partidos.
Y en medio de todo esto, Ayuso. Una presidenta que sigue sabiendo moverse como nadie en escenarios de tensión, generando titulares, dejando incógnitas abiertas y siendo el centro de atención incluso en foros donde, en teoría, solo se habla de economía.
Epílogo incierto
A menos de un mes de las elecciones, la lucha por Cepyme ha dejado de ser una cuestión interna y se ha convertido en un termómetro de las tensiones entre política y empresa. El resultado de la votación dirá mucho sobre el rumbo que tomará la patronal de las pymes… y sobre el papel que Ayuso quiere jugar en el futuro del poder económico en España.