Cinco mitos y bulos con los que las derechas quieren derrocar el sanchismo

19 de Mayo de 2023
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Partido Popular y Vox ya solo trabajan con un punto prioritario en sus respectivos programas electorales: acabar con el sanchismo a toda costa y como sea. Ambos partidos pasan completamente de los datos empíricos, de la realidad de los hechos, y se abrazan a una suerte de trumpismo sociológico donde solo funciona la retórica hueca y barata, la construcción de una realidad paralela o mundo al revés. Ya tenemos material suficiente para elaborar una lista de grandes hits, de grandes falacias y mitos sobados con los que, a falta de un programa realista para el país, las derechas piensan derrocar a Sánchez. Todos ellos vienen a demostrar que las derechas españolas practican, de forma magistral, la propaganda goebbelsiana y eso que los psicólogos conocen como la “ilusión de veracidad”, es decir, aquello de que una mentira repetida mil veces se acaba convirtiendo en verdad. Vamos con los primeros cinco bulos (hay más, ya los iremos resumiendo en una segunda entrega de este mismo artículo).

El Falcon

Un clásico de PP y Vox que ha calado en el votante de derechas hasta el punto de que, hoy por hoy, resulta imposible entrar en un mesón de Madrid sin escuchar a alguien dando su versión sobre esta famosa leyenda urbana. Al presidente del Gobierno se le echa en cara que use el avión oficial para ir a la vuelta de la esquina. Ya en 2018, la cuenta de Twitter del PP escribía: “Pedro Sánchez utiliza el Falcon para irse de Vacaciones a Canarias. Él, Begoña y hasta el perro. Barra libre. Pagas tú”. Nótese que escriben vacaciones con mayúscula, demostrándose así que el político de derechas hispano anda sobrado de patriotismo pero justito de ortografía, ya lo demostró hace unos días el propio Santi Abascal cuando soltó eso de que “nos han escribido en las redes”. En realidad, lo del Falcon no es más que una agresiva campaña contra el presidente del Gobierno. ¿Dónde estaban los haters carpetovetónicos cuando Aznar y Rajoy se daban sus vueltas en el avioncito? Callados. Cualquier primer ministro de una democracia avanzada se mueve por el mundo constantemente (hoy está aquí y mañana allí, en la Casa Blanca, en Bruselas, Pekín o Tegucigalpa), así que sonroja que todavía haya gente que caiga en esta paletada del Falcon ampliamente difundida por Génova. A lo peor, lo que pretenden es que el jefe del Ejecutivo español cruce el Atlántico en patera para verse con Biden. Un país no se hunde porque su presidente gaste unos galones de combustible; se hunde por los casi mil millones de euros defraudados con la trama Gürtel, por ejemplo. Pero así se genera la imagen distorsionada de un líder autócrata bananero que no es tal.  

Los okupas están por todas partes

Otro bulo de la extrema derecha que el PP ha comprado sin rubor y que propala sobre todo en verano para generar alarma social entre la población. Si uno se va de viaje, y a su regreso se encuentra con intrusos en su vivienda, eso se llama allanamiento de morada, un delito grave penado con hasta dos años de cárcel. El problema tiene fácil solución: se telefonea a la policía, sacan a los allanadores de la casa, se los llevan al cuartelillo y tema resuelto. Claro que hay casos, pero son una minoría. No es ningún asunto de seguridad nacional, tal como denuncian los líderes híperventilados de Vox. Cuestión aparte es que personas sin recursos o en situación de vulnerabilidad se metan a vivir, por necesidad, en alguno de los más de tres millones de inmuebles vacíos propiedad de bancos y fondos buitre. Ahí sí estamos ante una usurpación que da lugar a un juicio civil por desahucio, siempre más lento. Pero tampoco en esta ocasión vemos por ningún lado el apocalipsis anunciado por las derechas ibéricas. Las viviendas ocupadas sin contrato en nuestro país apenas representan el 0,34 por ciento del total. Con eso está todo dicho.

Los menas nos invaden

Otro gran bulo difundido en redes sociales por PP y Vox. En 2019, antes de la pandemia, en España había 50.272 menores sin cuidado parental, de los cuales 12.417 eran niños o muchachos extranjeros que han llegado a nuestro país. No hay ninguna invasión (apenas representan el 0,2 por ciento de la población); no suponen una carga para el Estado (el dinero que se destina a cuidarlos no supera el 0,002 por ciento del PIB español, así que no se colapsan las arcas públicas por este servicio social); y, por supuesto, no están detrás de todos los delitos que se cometen, como afirman responsables voxistas y hasta altos mandos policiales alegremente entregados a la causa de Abascal. Al contrario, la mayor parte de los condenados son de nacionalidad española (un 74,6 por ciento), frente a un 7,3 de migrantes africanos. Hasta Ayuso, nada sospechosa de sanchista, se lo explicó a Vox en una sesión parlamentaria: “La delincuencia no está relacionada con el origen de las personas. Dejen de mezclar a los menas con todo”.

Sánchez ha llenado las calles de violadores

Formidable cliché que todo reaccionario o reaccionaria que se precie ha soltado alguna vez en el bar, en el taxi o en el ascensor. El bulo se ha alimentado considerablemente tras la entrada en vigor de la Ley del solo sí es sí de Irene Montero. Es cierto que la norma, que amplía la protección de las mujeres ante acosadores sexuales, adolece de indeseadas disfunciones en la aplicación de las penas. Pero no hay un violador en cada esquina, ni mucho menos, como se esfuerzan en demostrar los ultras a todas horas. En un país de 47 millones de habitantes, que se haya producido un millar de rebajas de condena, y la excarcelación de un puñado de presos (alrededor de un centenar), no debería ser suficiente para generar la alarma social que vienen propagando Feijóo y Abascal. Una vez más pecan de catastrofistas.

El chiringuito socialista

A fuerza de repetir machaconamente este tópico típico, las derechas han instalado la trola sin fundamento de que el Estado despilfarra el dinero en asociaciones y grupos emparentados con el PSOE, Podemos y los demás partidos de izquierdas. Es otra versión del Falcon y el manirroto Sánchez. Una vez más, asistimos a un claro caso de propaganda goebbelsiana. En este país el asociacionismo es plural y existen colectivos de ideología progresista y conservadora. La mayoría cumplen una buena labor social y todos están sometidos a la misma normativa de financiación, aunque es cierto que siempre será mejor y más digno para una democracia una fundación que defiende los derechos de los inmigrantes que otra que exalta la figura de Franco y José Antonio (a esas cosas suelen dedicarse los posfranquistas de hoy). Para mamandurria, la que tenía montada Abascal con Espe Aguirre, aquella Fundación por el Mecenazgo y el Patrocinio Social en la que percibía más de 80.000 euros de vellón al año más dietas. Toma chiringuitazo.

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