La farsa de las oposiciones de RTVE: preguntas imposibles y candidatos frustrados por las sospechas de amaño

Los aspirantes a las plazas de periodista en RTVE denuncian una prueba absurda, con preguntas inabordables y una organización caótica que solo incrementa la sensación de estafa

11 de Octubre de 2024
Actualizado el 12 de octubre
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Protestas de periodistas chafados por la suspensión de las oposiciones de informador de RTVE, este lunes en Madrid
Protestas de periodistas chafados por la suspensión de las oposiciones de informador de RTVE, este lunes en Madrid

La reciente filtración de preguntas en las oposiciones de RTVE ha desatado una tormenta de indignación, pero el escándalo va mucho más allá de este hecho concreto. Los aspirantes, que llevaban meses preparándose para obtener una de las codiciadas plazas, han denunciado que las preguntas del examen no solo eran inusualmente difíciles, sino que rozaban lo absurdo. ¿Cómo es posible que una prueba diseñada para seleccionar periodistas termine pareciendo una competición de conocimientos enciclopédicos, imposibles de responder incluso con un ordenador delante?

El examen anulado no solo ha dejado a los opositores en la incertidumbre sobre cuándo y cómo volverán a ser evaluados, sino que ha destapado una serie de problemas estructurales en el proceso de selección que están dañando gravemente la credibilidad de RTVE.

Un examen pensado para fracasar

La publicación de las preguntas filtradas ha generado un profundo malestar entre los candidatos. Gran parte de ellos han expresado su frustración en redes sociales, donde han calificado la prueba como "surrealista" y "totalmente desproporcionada". Entre las preguntas que han salido a la luz, algunas ejemplos ridículos incluyen cuestiones como: "¿Cómo se llama el fotógrafo que captó la imagen de la bala que hirió a Donald Trump durante el mitin en Butler?" o "¿Cuál es la segunda empresa más grande de transporte y distribución eléctrica en Reino Unido?". Preguntas que no tienen relación directa con la realidad periodística en la que deberían formarse estos profesionales.

Estos ejemplos son solo una pequeña muestra de lo que fue el examen. Los candidatos aseguran que ni siquiera con acceso ilimitado a internet, bases de datos o consultas externas habrían podido responder correctamente a muchas de las preguntas. Lo que debería haber sido una prueba para evaluar el conocimiento periodístico y la capacidad crítica de los aspirantes, terminó siendo un examen digno de un programa de televisión de preguntas y respuestas, donde lo importante no es saber, sino recordar detalles minúsculos y absurdos.

¿Qué se espera de un periodista?

La raíz del problema parece estar en una concepción errónea de lo que debería evaluarse en unas oposiciones para periodistas. En lugar de medir la capacidad crítica, la habilidad para informar o el dominio de la redacción, el examen se enfocó en detalles minuciosos, ajenos a la realidad profesional. ¿Cómo puede justificar RTVE que los conocimientos sobre la distribución eléctrica del Reino Unido sean más relevantes que la capacidad de analizar y contextualizar un conflicto internacional?

Las preguntas publicadas por CCOO han dejado en evidencia un enfoque distorsionado de la profesión, en el que se valora más la memoria que la reflexión. "No estamos para repetir datos, estamos para pensar y contar noticias", afirman muchos opositores en los grupos de WhatsApp.

Un sistema roto

La filtración de las preguntas, que motivó la suspensión del examen, es solo la punta del iceberg de un sistema de oposiciones que parece estar completamente desfasado. A la desmesurada dificultad de las preguntas se suma la falta de transparencia en la elaboración del examen y la escasa confianza en que el proceso sea justo. Los sindicatos, encabezados por CCOO, han denunciado la opacidad de Recursos Humanos de RTVE, que se ha negado a compartir el material del examen anulado, lo que ha generado aún más sospechas entre los candidatos.

"Si el objetivo es filtrar y beneficiar a unos pocos, está claro que el examen cumplió con creces", señala un opositor, en clara alusión a las acusaciones que han surgido sobre posibles favoritismos en el proceso. La denuncia de CCOO ante la Policía Nacional refuerza esta sensación de fraude generalizado.

La responsabilidad de RTVE

RTVE se encuentra en una situación complicada. La presidenta interina, Concepción Cascajosa, prometió una investigación interna para aclarar lo sucedido, pero a día de hoy, no hay avances visibles. Diez días después de la suspensión del examen, el tribunal aún no ha sido renovado y no hay indicios claros de que la investigación vaya a llegar a buen puerto. La sensación entre los opositores es que RTVE quiere ganar tiempo y enterrar el escándalo cuanto antes.

La dirección del ente público debe dar un paso al frente y asumir su responsabilidad. No basta con fijar una nueva fecha para el examen —el 2 de noviembre— si antes no se aclaran las circunstancias que llevaron a la filtración y, sobre todo, si no se revisa el enfoque del propio proceso selectivo. Los opositores merecen una oportunidad justa, no un examen diseñado para fracasar.

Un futuro incierto sin dimisiones

A menos de un mes para la nueva fecha del examen, la incertidumbre sigue pesando sobre los más de 5.000 candidatos que aspiran a una plaza en RTVE. La falta de confianza en el proceso, sumada a la desmesurada dificultad del examen y a la opacidad de Recursos Humanos, ha generado un clima de descontento generalizado.

Si RTVE no es capaz de corregir los errores cometidos, el daño a su imagen podría ser irreparable. No solo están en juego las plazas, sino también la credibilidad de una institución pública que debe garantizar la transparencia y la igualdad de oportunidades en sus procesos selectivos. Los candidatos ya han hablado: no piden facilidades, pero sí un examen justo y acorde a la realidad de la profesión.

Sobre la compensación económica de los daños y perjuicios ocasionados por la suspensión del examen, el Consejo de Informativos comunicó el pasado lunes a Cascajosa la demanda de recibir el reintegro íntegro. A esto, la presidenta interina respondió que habrá que esperar a que se determine legalmente si los gastos originados por la convocatoria fallida deben ser cubiertos. De ser así, se atenderán las reclamaciones, pero por ahora no está previsto. Hay que tener en cuenta que la suspensión de las pruebas para informador del pasado 29 de septiembre fue justificada por razones de fuerza mayor, único motivo por el cual el ente público podría eventualmente desentenderse de las reclamaciones por parte de los opositores.

El 2 de noviembre marcará un hito, pero si RTVE no actúa con contundencia, el escándalo de las oposiciones será recordado como uno de los mayores fracasos en la historia reciente del ente público.

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