Galgos, caniches, ratoneras y parejas de otros: el PP se ‘voxiza’ ladrando

Feijóo alienta la proliferación del insulto y el ruido en el debate parlamentario como medio para ocultar su impotencia frente a la ‘hoja de ruta’ del Gobierno, empeñado en terminar la legislatura incluso sin Presupuestos

27 de Marzo de 2025
Actualizado el 28 de marzo
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Rafael Hernando
El diputado del PP Rafael Hernando, durante una intervención en el Congreso.

El nivel de la política se mide, más que por los decibelios que propalan sus señorías en los parlamentos respectivos, por su parecido o no con un zoológico, una perrera o incluso un chiquero, visto lo visto en estos últimos días tanto en el Congreso de los Diputados como en el Senado o en cámaras autonómicas como Les Corts valencianas. Porque, en definitiva, se trata sencillamente de tener lo que hay que tener, educación y saber estar, y en ningún caso dejarse llevar por los cantos de sirena de antidemócratas y negacionistas que anteponen el todo vale por un puñado de votos con el populismo más rancio como único santo y seña posible. En esas anda el principal partido de este país, que ganó las últimas elecciones generales y no gobierna porque Feijóo no quiso y ahora sí quiere que los suyos ladren a los cuatro vientos sus impotencias más variopintas por acción u omisión. La horda de fieles que vociferan, gritan y lanzan improperios es incontable y cada día más numerosa: Miguel Tellado, Elías Bendodo, Rafael Hernando, el diputado en Les Corts José Ramón González de Zárate, la portavoz en el Senado Alicia García… incluso el siempre impecable en las formas Borja Sémper se deja llevar a veces por la hiel en su enésima pirueta para no desentonar con los suyos.

Miguel Tellado, durante una comparecencia que queda ya para la historia del parlamentarismo español
Miguel Tellado, durante una comparecencia que queda ya para la historia del parlamentarismo español

En medio del lodazal en el que algunos quieren convertir el sabio arte de la política para tapar carencias propias más o menos inconfesables, esta deriva evidencia una estrategia de actuación partidista más que premeditada, de ahí que no podamos culpar del presente envilecimiento de la política exclusivamente a determinados versos sueltos, que precisamente recitan a menudo sus improperios para contentar a sus dueños sin más premio que una palmadita en la espalda por el trabajo bien hecho del perfecto mamporrero.

Esta deriva evidencia una estrategia de actuación partidista más que premeditada, de ahí que no podamos culpar del presente envilecimiento de la política exclusivamente a determinados versos sueltos

Primeros espadas del insulto

Lo peor del asunto llega cuando es un espada de primer nivel el que entona directamente insultos y otros improperios desagradables sobre sus más directos adversarios, en un síntoma evidente de complejos endógenos no resueltos y síndrome de inferioridad manifiesta. Es el caso sin ir más lejos de la presidenta de la Comunidad de Madrid, que intenta una y otra vez rizar el rizo y echar gasolina al fuego siempre que puede en su vorágine desbocada y victimista contra el presidente del Gobierno. De aquel “me gusta la fruta” al reciente “galgo de Paiporta” referidos ambos a Pedro Sánchez apenas hay unas dosis de más de frustración irresoluta, acrecentada por aquel resbalón del 23J, ni más ni menos.

Lo mismo sucede en otros lares autonómicos donde el PP gobierna a placer o casi, con o sin la ultraderecha, sus únicos compañeros de viaje fiables, o casi, en todo el arco parlamentario, de ahí su soledad de mayorías improductivas. La presidenta madrileña abrió la perrera a los suyos y estos salieron desbocados para ladrar sobre el atril: galgo, caniche, ratonera… La orden estaba dada desde la Puerta del Sol de Madrid y su eco resonó ipso facto en Génova 13 con un consentimiento tan displicente como de evidente sometimiento.

El diputado del PP en Les Corts José Ramón González de Zárate, este miércoles llamando “caniche” a la ministra Diana Morant y “ratonera” a la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé.
El diputado del PP en Les Corts José Ramón González de Zárate, este miércoles llamando “caniche” a la ministra Diana Morant y “ratonera” a la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé.

No ha tardado mucho Rafael Hernando en sumarse a la fiesta del insulto, siempre dado él al matonismo de patio de colegio más soez y cobarde. Pero esta vez el tiro le ha salido por la culata y ha sido él el que se ha restregado en el fango con un elegante derechazo propinado desde la tribuna de oradores por el propio presidente del Gobierno. “Mi mujer muy bien. ¿Y la suya?”. Hasta para recibir los golpes hay que saber hacer uso del savoir faire y tirar de inteligencia. Lo demás son ladridos.

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