El modelo de patriota que se impone en España es una suerte de postureo, impostura y falsedad que se reduce a una sola y única cosa: llevar el adhesivo con la banderita de España en el reloj, en el mechero o en el salpicadero del coche. Al patriota se le llena la boca de patria, pero al patriota se le desenmascara, se le reconoce, se le desmonta de una manera infalible: si paga impuestos en nuestro país es un auténtico patriota, si lo hace en Andorra o en otros paraísos fiscales es un patriota de salón, de pacotilla o de cartón piedra.
Pagar impuestos en la medida de las posibilidades y los recursos de cada cual es el mayor gesto de patriotismo que puede hacer el ciudadano de un país. Con esos dineros recaudados se construyen escuelas, hospitales, bibliotecas, carreteras e infraestructuras. Ayudas y prestaciones sociales para las clases sociales que menos tienen. Es ahí donde se demuestra el amor a la patria, que en realidad se reduce a un sentimiento de colectividad, de pertenencia a un mismo pueblo, de solidaridad y colaboración con un proyecto común de país.
Viene todo esto a cuento de otro patriota al que se le ha caído el disfraz: el presentador de radio Carlos Herrera, referente de los obispos en las antenas del odio. Según elDiario.es, la Justicia confirma que Carlos Herrera dejó de tributar dos millones en el IRPF usando un “entramado empresarial”. “La Audiencia Nacional ha sentenciado que el periodista tributó más de dos millones de euros de forma incorrecta cuando dirigía el matinal de Onda Cero hace ahora casi dos décadas. Los jueces, en una resolución adelantada por El Confidencial y a la que ha tenido acceso elDiario.es, certifican que el comunicador usó hasta cuatro empresas para canalizar sus ingresos entre 2006 y 2007, consiguiendo tributar más dinero por el Impuesto de Sociedades y evitando así los tipos más altos del IRPF”.
Según los citados medios, “la decisión llega después de una primera sentencia del Supremo que ya sancionó en firme está práctica del hoy director de las mañanas de la COPE. Esta nueva resolución judicial de la Audiencia Nacional todavía es recurrible ante el Tribunal Supremo”.
“Esta segunda sentencia deriva de la misma inspección que ya examinó hace más de un año el Tribunal Supremo, aunque en ese caso los jueces analizaron la tributación de sus empresas y ahora las declaraciones fiscales personales del periodista. En este segundo pleito, que según la propia Audiencia Nacional alcanza los 2,1 millones de euros, los magistrados de lo contencioso han estudiado el entramado empresarial de cuatro sociedades a través de las cuales ingresó los beneficios de su trabajo y cómo distribuyó esas cantidades para, en la práctica, pagar menos impuestos”, añade elDiario.es.
En 2006 sus empresas le terminaron pagando 394.000 euros y en 2007 esa cantidad llegó a los 402.000 euros, pero el valor real de su trabajo era mucho mayor según Hacienda y los jueces: más de dos millones el primer año y 1,7 millones el segundo. Todo el dinero que no fue directamente a sus bolsillos circuló entre sus empresas y tributó por los tipos más bajos del Impuesto de Sociedades, añade el citado diario digital.
La Audiencia Nacional explica que el Tribunal Supremo ya estableció en 2023 que Herrera, en ese momento, usaba cuatro sociedades distintas para canalizar ingresos por lo que, en esencia, era un trabajo “personalísimo” que solo él podía realizar y al que nada añadían sus empresas. Un “entramado empresarial”, reiteran ahora los jueces para confirmar el criterio de la Hacienda pública.
La noticia no ha pasado desapercibida para líderes de opinión como Max Pradera, siempre afilado en redes, quien ha escrito un tuit corrosivo dictando sentencia: “Lo mejor de todo es que este 'patriota' ganó el pleito ante la Audiencia Nacional, paladeó el triunfo, libó el fallo a favor y ahora le despojamos de todo y nos lo repartimos”. Lo dicho, el patriota Herrera es como otros tantos patriotas de salón. Dicen amar mucho a España, pero a la hora de la verdad practican eso de “mucho te quiero perrito, pero pan poquito”.