La historia nos cuenta cómo en la España de la Restauración del siglo XIX se imponía la cesantía, es decir, el cese de funcionarios que eran privados de sus empleos sin más causa que la represión política. Cuando llegaban los conservadores, los liberales eran destituidos. Y cuando llegaban los liberales, ocurría todo lo contrario. Eran famosos los trenes repletos de funcionarios liquidados que iban de Madrid a provincias, y al revés, de la periferia a la capital de España con los nuevos elegidos.
Esa práctica, propia de un régimen caciquil, es la que, sorprendentemente, sigue ejerciendo el PP en pleno siglo XXI,sobre todo en empresas públicas que como RTVE dependen directamente del Gobierno de turno. En Génova 13 ha escocido, y mucho, la última entrevista de Silvia Intxaurrondo a Feijóo, en la que la presentadora aireó las vergüenzas del dirigente popular y su forma descarada de mentir. El líder popular ha dicho con desprecio que no ve TVE. Y políticos de alta graduación del partido han dejado caer que cuando lleguen al poder habrá renovación de plantillas. O sea, purgas.
Hacer periodismo molesta al PP
La labor de un periodista es preguntar, contextualizar, contrastar con datos, y repreguntar. Si un representante político miente, y los datos así lo reflejan, es obligación del periodista rebatir esas falsas afirmaciones y ofrecer una información veraz. Así lo cree la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), que ha salido al paso de los últimos ataques del PP contra los trabajadores del ente público.
Hoy, pese a que Feijóo ha rectificado sus “inexactitudes” en la entrevista con Intxaurrondo, algunos prebostes del Partido Popular han continuado acosando la labor de prensa libre que ejercen los trabajadores de Radio Televisión Española. “Ante las declaraciones efectuadas por el vicesecretario de acción institucional del PP, Esteban González Pons, en su cuenta de Twitter, cuestionando y señalando la profesionalidad de los responsables y trabajadores de RTVE, FAPE traslada su apoyo a los periodistas del ente público y recuerda a los partidos políticos y a la sociedad en su conjunto, que el periodismo y sus profesionales están al servicio de la ciudadanía, no del interés de los poderes políticos, económicos o financieros”, asegura el sindicato de periodistas.
La función del periodista en cualquier democracia es la de servir de contrapeso del poder. Sobre todo, en los medios públicos. “Lo contrario es servilismo y supeditar la profesión a intereses que nada tienen que ver con su función de control y denuncia”, lamenta FAPE.
Periodistas de RTVE en riesgo
En los últimos días, el clima de preocupación entre las plantillas de Radio Televisión Española crece ante la posibilidad de que PP/Vox puedan llegar a gobernar tras el 23J. A Feijóo no le ha gustado el trato crítico y combativo que le ha dispensado Silvia Intxaurrondo, mientras que Abascal ya ha dicho que piensa acabar con “los chiringuitos” socialistas en TVE. Las purgas en los medios de comunicación públicos son habituales cada vez que hay un cambio de Gobierno. Los nuevos directivos quieren a gente de su confianza y acaban haciendo una limpieza en la que muchas veces pagan justos por pecadores. Si el bifachito se impone a nivel nacional puede darse por hecho que los sospechosos de izquierdistas terminarán en la cola del parto.
Ya ha ocurrido otras veces, no solo en TVE sino en entes autonómicos como Telemadrid, donde Ayuso, tras colocar a sus peones, ha hecho de esa cadena su cortijo privado y su gran altavoz mediático. También pasó en sus tiempos con la hoy desaparecida Canal 9, la emisora pública valenciana que fue controlada y fagocitada por el zaplanismo. Al final, en aquella casa solo se daba basura televisiva, confirmándose que la derecha degrada la cultura cada vez que tomar el poder. De hecho, en TVE hay miedo a que los contenidos se vean seriamente alterados. La censura puede regresar y si Vox se infiltra en el medio puede darse por hecho que volveremos a los tiempos del NO-DO informativo, toros, misas, programas sobre caza y pesca y españoladas en lugar de obras maestras del cine.
Protesta de FAPE
Es una gran tragedia que buenos profesionales que saben hacer su trabajo puedan terminar en la cola del paro por sus ideas políticas. No es propio de una democracia. A nadie se le ocurre pensar que los directores de hospital puedan ser puestos de patitas en la calle por ese motivo. Pero en RTVE es algo habitual.
“La libertad de prensa parte de la base del ejercicio de la libertad de información que garantizan los periodistas y del derecho a la información veraz, recogido en el artículo 20 de la Constitución española, al que tienen derecho los ciudadanos. Una información veraz, libre e independiente, que una sociedad democrática tiene derecho a exigir y que los profesionales de la información tienen el derecho de practicar y garantizar, sin amenazas ni coacciones”, asegura la FAPE.
En la recta final de esta campaña, la FAPE apela a los partidos que concurren a las elecciones a que respeten el trabajo de los periodistas y su papel de servicio esencial como garantes del derecho de información de los ciudadanos. En ese sentido, cabe recordar que tanto la FAPE, como la Asociación de Directivos de Comunicación, ya se pronunció el pasado 6 de julio, ante el inicio de la campaña, en la importancia de “defender la verdad durante este nuevo proceso electoral, manifestando públicamente la necesidad de que Gobiernos, partidos políticos, instituciones, medios y el conjunto de las organizaciones trabajen proactivamente en el actual escenario electoral para lograr un marco transparente y de respeto a la verdad”, añaden las citadas fuentes de la asociación.
Suenan tambores de purgas en RTVE. Probablemente Silvia Intxaurrondo, consciente de que está en la lista negra de represaliadas, decidió despedirse matando y sometiendo a Feijóo a la entrevista que todo periodista debería hacer a cualquier político.