Algo ha cambiado en la Puerta del Sol. Ayer, por primera vez en la memoria reciente, Isabel Díaz Ayuso huyó de los periodistas que esperaban ansiosos respuestas sobre el escándalo que afecta a su pareja, Alberto González Amador, a quien se acusa de fraude fiscal. El nuevo capítulo en la investigación ha revelado que González intentó desgravarse los gastos de un viaje privado que hizo con Ayuso, incluyendo el alquiler de coches en Croacia y Creta, así como la utilización de la sala de autoridades en el aeropuerto de Barajas, pagada con fondos públicos.
El escándalo no solo pone en entredicho la transparencia de la presidenta madrileña, sino que también desarma uno de sus habituales argumentos en contra del presidente Pedro Sánchez: el uso del Falcon y los recursos públicos para viajes personales. Este nuevo episodio añade presión sobre Ayuso, quien ha pasado de una actitud frontal y desafiante ante los medios a evitar preguntas y declaraciones incómodas, una estrategia inédita en su trayectoria política.
La defensa de Ayuso: del "Estado policial" a la acusación contra el Gobierno
La presidenta de la Comunidad de Madrid no tardó en responder, aunque lo hizo en un acto sin prensa y sin preguntas. Durante su intervención en los Premios Influyentes 2024, Ayuso lanzó duras acusaciones contra el Gobierno de Pedro Sánchez, asegurando que España se ha convertido en un "Estado policial" en el que "los derechos y libertades civiles están restringidos". Según Ayuso, el Ejecutivo está utilizando "prácticas de vigilancia masiva, censura y represión de la disidencia" para mantener el control sobre la ciudadanía.
Estas declaraciones se produjeron apenas horas después de que se conocieran nuevos detalles sobre la investigación a su pareja. La jueza que lleva el caso ha abierto una nueva pieza separada para investigar los vínculos de González Amador con el grupo sanitario privado Quirón, una relación que podría derivar en cargos de corrupción. Ayuso, visiblemente afectada, defendió a su novio, calificando la investigación y las filtraciones como un "escarnio ilegal" que se ha orquestado con el único objetivo de atacarla políticamente.
Un cambio de estrategia: de la confrontación a la evasión
Hasta ayer, Ayuso había mantenido una postura firme y desafiante ante cualquier escándalo que la afectara. Su estrategia habitual consistía en atender a los medios, incluso en los momentos más controvertidos, y utilizar esas comparecencias para atacar a sus adversarios políticos, especialmente a Pedro Sánchez. Sin embargo, esta vez algo cambió. En lugar de enfrentarse a los periodistas, Ayuso decidió escudarse en su portavoz y evitar las preguntas.
Este cambio de actitud no pasó desapercibido. Ayuso había citado a los medios para un evento relacionado con el Carné Joven de la Comunidad de Madrid, pero cuando los periodistas llegaron al acto, se encontraron con una presidenta que esquivaba sus preguntas. "Hoy tenemos Consejo de Gobierno, hablará el portavoz", fue la única respuesta que ofreció Ayuso antes de marcharse.
Este comportamiento, inusual en la presidenta madrileña, sugiere que el escándalo que rodea a su pareja ha tocado una fibra sensible. Hasta ahora, Ayuso había utilizado cualquier oportunidad mediática para destacar que ella no se esconde y que, a diferencia de Sánchez, no teme a las preguntas. La decisión de evitar a la prensa refleja la gravedad de la situación.
El caso González Amador: fraude fiscal y corrupción en el horizonte
La nueva pieza separada en la investigación sobre González Amador pone aún más presión sobre Ayuso. El empresario, que ya ha confesado un fraude fiscal de 350.000 euros, intentó desgravarse gastos personales como el alquiler de coches y otros lujos durante sus vacaciones con Ayuso en 2021. Estos detalles, revelados por la Cadena SER, han puesto en una posición muy incómoda a la presidenta madrileña, quien hasta ahora había logrado mantenerse al margen de las acusaciones.
La investigación también ha revelado que la Comunidad de Madrid pagó casi 500 euros por la sala de autoridades del aeropuerto de Barajas durante uno de esos viajes, lo que complica aún más la defensa de Ayuso. Además, la relación de González Amador con Quirón, el gigante de la sanidad privada, podría derivar en cargos por corrupción, lo que agrava aún más la situación.
Ayuso y la sombra del Falcon
Uno de los efectos colaterales de este escándalo es que desarma uno de los argumentos preferidos de Ayuso contra Pedro Sánchez: el uso del Falcon para viajes personales. Durante meses, la presidenta madrileña ha criticado a Sánchez por supuestamente abusar de los recursos públicos para su beneficio personal, pero ahora se encuentra en una situación similar, con la diferencia de que el dinero público utilizado en sus vacaciones ya ha sido documentado.
El futuro de Ayuso: ¿una crisis controlada o el principio del fin?
A pesar de la gravedad de las acusaciones, Ayuso no ha mostrado señales de ceder. De hecho, su discurso sobre el "Estado policial" parece ser un intento de desviar la atención del escándalo que afecta a su pareja y de posicionarse como una víctima de la persecución política. Sin embargo, este cambio de estrategia podría no ser suficiente para contener el daño.
El Partido Popular, por su parte, se enfrenta a una situación incómoda. Mientras Alberto Núñez Feijóo continúa presionando al Gobierno por casos de corrupción que afectan al PSOE, las revelaciones sobre el novio de Ayuso complican la posición del PP en su ofensiva anticorrupción. Además, la falta de apoyo explícito a Ayuso por parte de la dirección nacional del partido indica que la crisis podría estar afectando también a la cohesión interna del PP.
Lo que está claro es que algo ha cambiado en la Puerta del Sol. Ayuso, que siempre ha hecho gala de su transparencia y de no esconderse, parece estar adoptando una estrategia más cautelosa. Queda por ver si este cambio es temporal o si marca el comienzo de una nueva etapa en la carrera política de la presidenta madrileña.