La violencia sexual infantil: un flagelo global que persiste en el silencio

Un nuevo estudio revela que una de cada cinco mujeres y uno de cada siete hombres en el mundo sufrieron abusos sexuales en la infancia, un problema que sigue sin ser abordado con la urgencia que requiere

08 de Mayo de 2025
Actualizado a las 10:26h
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La violencia sexual infantil: un flagelo global que persiste en el silencio
La violencia sexual infantil: un flagelo global que persiste en el silencio

La violencia sexual infantil (VSCN) es uno de los problemas más devastadores que enfrenta la sociedad global, y aunque se han dado pasos hacia la concienciación, su prevalencia sigue siendo alarmantemente alta. Un reciente estudio publicado en The Lancet ofrece una estimación desgarradora sobre el impacto de este fenómeno. El trabajo muestra que una de cada cinco mujeres y uno de cada siete hombres en todo el mundo fueron víctimas de abusos sexuales en su infancia, y las cifras de España no son ajenas a este horror, con un 10,8% de las mujeres y un 12,2% de los hombres reportando haber sufrido este tipo de violencia cuando eran niños.

La magnitud del problema

Las conclusiones del estudio, basado en más de 460 fuentes de datos y realizado por el Instituto de Métricas de Salud y Evaluación (IHME) de la Universidad de Washington, subrayan la universalidad del problema. La violencia sexual infantil no conoce fronteras ni diferencias socioeconómicas. Sin embargo, el estudio resalta que la prevalencia es notablemente más alta en ciertas regiones, como en países de África Subsahariana y Asia, donde las tasas de incidencia en mujeres pueden alcanzar hasta el 43% en países como las Islas Salomón, y en hombres, las mayores cifras se dan en Costa de Marfil (28%).

Figura 1. Número de fuentes de datos sobre violencia sexual contra niños para mujeres (A) y hombres (B); año más reciente de datos para mujeres (C) y hombres (D)
Figura 1. Número de fuentes de datos sobre violencia sexual contra niños para mujeres (A) y hombres (B); año más reciente de datos para mujeres (C) y hombres (D)

En Europa, las tasas varían considerablemente: países como Montenegro reportan una prevalencia de solo un 6,9%, mientras que en España, aunque las cifras son más bajas que en otras partes del mundo, los números siguen siendo preocupantes. Lo que es indiscutible es que la violencia sexual infantil es un problema global, y la recopilación de datos precisa es esencial para crear estrategias de prevención efectivas.

La importancia de los primeros años

Una de las conclusiones más alarmantes del estudio es la edad a la que muchas víctimas experimentan este abuso por primera vez. El análisis revela que el 70% de las víctimas de violencia sexual la experimentaron antes de los 18 años. En este contexto, la adolescencia y la infancia se presentan como ventanas clave para la intervención. Si bien la violencia sexual puede ocurrir a lo largo de toda la vida, el hecho de que una gran parte de las víctimas haya sufrido el abuso a una edad temprana subraya la necesidad urgente de programas preventivos dirigidos a este grupo etario.

Los datos también apuntan a que un 8% de las mujeres y un 14% de los hombres fueron abusados sexualmente antes de los 12 años, y un 42% de las mujeres y un 48% de los hombres experimentaron su primer abuso antes de los 16 años. Estas cifras no solo son alarmantes, sino que también refuerzan la necesidad de un enfoque preventivo que se inicie cuanto antes, ya que los efectos de la violencia sexual en la infancia pueden tener consecuencias a largo plazo en la salud física y mental de las víctimas.

Figura 2 Prevalencia estandarizada por edad de la violencia sexual contra niños entre mujeres (A) y hombres (B) de 20 años o más, en 2023
Figura 2 Prevalencia estandarizada por edad de la violencia sexual contra niños entre mujeres (A) y hombres (B) de 20 años o más, en 2023

¿Por qué no se habla más de ello?

A pesar de la creciente visibilidad que ha adquirido la violencia sexual infantil en los últimos años, el problema sigue estando envuelto en un manto de silencio y estigmatización. La mayoría de los abusadores son hombres del entorno cercano a las víctimas, lo que crea una barrera adicional a la hora de identificar y denunciar estos abusos. La incomodidad de enfrentar estas realidades, tanto para las víctimas como para las autoridades y la sociedad en general, contribuye a que muchas de estas agresiones queden ocultas.

Las víctimas de violencia sexual infantil suelen ser personas que no han desarrollado las herramientas necesarias para comprender y denunciar lo que han sufrido. Además, la normalización de ciertos comportamientos dentro de las estructuras familiares o comunitarias puede dificultar aún más la visibilidad de este problema. En este sentido, el estudio subraya que la violencia sexual infantil sigue siendo un tema infrarreportado, lo que sugiere que las cifras reales de abuso son mucho mayores de las que muestran los datos disponibles.

A nivel global, los efectos de la violencia sexual infantil tienen un coste económico significativo. En España, por ejemplo, se calcula que el coste social de reparar los daños causados por la violencia sexual infantil supera los 4.000 millones de euros anuales. Este dato ilustra la magnitud del problema no solo en términos humanos, sino también financieros. Las secuelas de estos abusos afectan la salud mental y física de las víctimas, lo que aumenta el gasto en salud pública y el apoyo social necesario para su recuperación.

Además, la violencia sexual infantil está vinculada a mayores tasas de consumo de sustancias, problemas de salud mental y dificultades económicas a lo largo de la vida de las víctimas. Este ciclo de daño perpetúa las desigualdades sociales y económicas, afectando no solo a las víctimas directas, sino a la sociedad en su conjunto.

Diferencias geográficas y culturales

El estudio también señala diferencias geográficas y culturales significativas en la prevalencia de la violencia sexual infantil. En países como las Islas Salomón, Costa de Marfil y Chile, las tasas de abuso sexual infantil son notablemente más altas que en otros lugares, lo que sugiere que factores como la igualdad de género, la conceptualización de la masculinidad y las políticas públicas de protección pueden desempeñar un papel crucial en la perpetuación o la prevención de este problema.

El informe también destaca las dificultades en la recopilación de datos debido a la variabilidad en las encuestas y la falta de una medición estandarizada a nivel global. En muchos países, especialmente en aquellos con bajos recursos, la falta de información precisa complica la formulación de políticas públicas efectivas para combatir este flagelo.

La investigación publicada en The Lancet hace un llamamiento urgente a la mejora de los sistemas de medición y a la ampliación de los programas de prevención en todo el mundo. La violencia sexual infantil es un problema de salud pública global que requiere un enfoque multisectorial y una mayor inversión en recursos y políticas de protección. Es esencial que gobiernos, organizaciones internacionales y sociedad civil trabajen juntos para visibilizar el problema, apoyar a las víctimas y erradicar este abuso sistemático.

En palabras de la investigadora principal, Emmanuela Gakidou, "es un imperativo moral proteger a los niños y mitigar las consecuencias de la violencia sexual, no solo en su salud, sino también en su bienestar a lo largo de la vida". La erradicación de la violencia sexual infantil no es solo una cuestión de justicia social, sino una necesidad para el bienestar y el futuro de nuestras sociedades.

 

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