La problemática de la Línea 7b de Metro de Madrid, en San Fernando de Henares, está suponiendo a Isabel Díaz Ayuso un duro golpe a su imagen de dirigente triunfadora que es alabada allá por donde va. La inacción o la falta de soluciones que ha demostrado la Comunidad de Madrid desde hace 15 años en muchos casos ha rozado el «sadismo político», tal y como lo definen algunos de los vecinos afectados.
Es cierto que este problema lo ha heredado Isabel Díaz Ayuso porque viene de los gobiernos de Esperanza Aguirre, quien inició las obras y cuando se empezaron a denunciar las primeras afectaciones a las viviendas, Ignacio González, Cristina Cifuentes, Ángel Garrido y Pedro Rollán. Sin embargo, la actual presidenta madrileña, hasta que no ha visto que esta problemática afectaba directamente a su imagen y salía de las fronteras de la Comunidad, no ha empezado a dar pasos y adoptar medidas que son insuficientes en el estado actual de las cosas.
Sin embargo, Isabel Díaz Ayuso ha vuelto a cometer un grave error político y humano al atacar a la Plataforma de Afectados. En concreto, la presidenta madrileña ha denunciado que personas de dicha Plataforma están llevando a cabo «acciones agresivas» y «acosando a las personas funcionarias» que trabajan en la Oficina de Atención abierta por la Comunidad en San Fernando. La presidenta no ha dudado en afirmar que los afectados están entrando de «manera irregular» en las obras y que no dudan en acosar a las personas de la Comunidad de Madrid que hablan con los vecinos.
Si estas palabras ya son duras para las familias que llevan 15 años viviendo con el miedo a morir sepultados, Ayuso ha subido el listón al acusar a la Plataforma de Afectados de estar «tensionando la situación para vivir políticamente de esto, olvidando el comienzo […] Muchos de los que están hoy a la cabeza de esa Plataforma eran concejales que entonces veían con buenos ojos esas obras».
Y, evidentemente, no podía faltar tampoco un ataque frontal hacia el Ayuntamiento de San Fernando de Henares y ha instado al consistorio a que ayude «a partir de ahora» y que no «recomiende a las familias prolongar esto porque no ayuda a nadie».
Ayuso ha intentado defender las medidas que ha puesto en marcha, medidas insuficientes si se tiene en cuenta el número de viviendas afectadas y que las acciones aplicadas han empeorado la situación. Se ha referido a las indemnizaciones. Sin embargo, tal y como publicamos en Diario16, los números hechos públicos por David Pérez no cuadran.
La realidad es que Isabel Díaz Ayuso se ha encontrado en los últimos meses de su legislatura con la resistencia de unos vecinos que llevan 15 años viviendo con el miedo a morir sepultados, con la desesperación de escuchar cómo crujen o se mueven sus edificios. El rechazo que se produjo cuando visitó por primera vez, y por sorpresa, San Fernando de Henares tocó duramente a la imagen de dirigente triunfadora que sólo tenía que pisar la calle para recoger halagos y vítores.
Por otro lado, los afectados que han dado o dan la cara en medios de comunicación y redes sociales para criticar la situación actual están recibiendo ataques furibundos, homófobos y sectarios por parte de los defensores de Ayuso.
La imagen es algo que Ayuso cuida mucho y la resistencia a la sumisión de los afectados por las obras de la Línea 7b le está haciendo daño. Hace pocos días, la presidenta de la Comunidad de Madrid tuvo que ser acompañada de palmeros del PP para acallar a los afectados que se habían concentrado para protestar. Por eso les ataca, porque este tema la está afectando de manera negativa y, evidentemente, por esa razón las familias afectadas no pueden dar ni un paso atrás y seguir luchando unidas, sin fisuras, todos a una porque, posiblemente, sus reivindicaciones estén más cerca de lo que creen de ser resueltas. Unas elecciones iniciaron esta problemática y, tal vez, otros comicios autonómicos la finalicen de manera positiva para los afectados.