Hoy es 19 de junio, hoy el pueblo andaluz está llamado a las urnas para decidir quiénes serán sus representantes en el Parlamento de Andalucía los próximos cuatro años. Sin embargo, la situación política, económica y social del resto del Estado hacen que estos comicios autonómicos se hayan convertido en el sistema de medición perfecto para confirmar las tendencias políticas de los ciudadanos y la credibilidad de las medidas adoptadas por el gobierno de Pedro Sánchez.
Las diferentes encuestas publicadas durante la campaña electoral afirmaron que esta noche se producirá una victoria rotunda de Juanma Moreno Bonilla, en algunos casos muy cercana a la mayoría absoluta. Esta tendencia ya fue adelantada por Diario16 en el mes de julio de 2021, cuando una encuesta interna señaló que la ventaja del PP y sobre el PSOE en Andalucía se acercaba a los 20 puntos.
Juanma Moreno pudo haber convocado elecciones en otoño de 2021, pero no lo hizo, lo que supuso una bocanada de aire fresco para el PSOE que no ha sabido aprovechar, en parte por la poca visibilidad de Juan Espadas y, en segundo término, por las políticas erráticas del Ejecutivo de Pedro Sánchez que tanto están afectando a la ciudadanía andaluza. A todo lo anterior, además, hay que sumar que el Partido Popular ha sabido vender muy bien tanto el estilo de gobierno de Moreno Bonilla como los resultados de su gestión, apropiándose, incluso, de los pocos éxitos de la aplicación de las medidas aprobadas por el gobierno de Madrid.
Por tanto, esta noche, en base a lo que decidan los andaluces, puede ser la confirmación de que el Partido Popular está recuperándose utilizando sistemas de gobierno tan diferentes como los de Juanma Moreno Bonilla e Isabel Díaz Ayuso.
Respecto a la izquierda, la confirmación que puede dar el pueblo andaluz es tremebunda y muy peligrosa porque estaríamos ante la confirmación de que las opciones conservadoras y liberales son las que, con el apoyo de las élites que gobiernan de verdad sin la anuencia de los ciudadanos, han conseguido vencer al propio sistema de libertades y derechos.
Esta campaña electoral de Andalucía, al igual que ocurrió en la de la Comunidad de Madrid de 2021 y la de Castilla y León de 2022, ha demostrado que el discurso de la izquierda no cala porque, aunque las reivindicaciones que hacen son justas, no son lo que está esperando la ciudadanía en este momento preciso. Las referencias a aspectos fundamentales del estado del bienestar como son la sanidad y la educación pública, elementos que están siendo destrozados por las políticas conservadoras y liberales, no son suficientes ante las propuestas más específicas de la derecha.
La izquierda, desde la más moderada hasta la más cercana a los postulados progresistas del siglo XX, no está leyendo bien la situación social real y los diferentes partidos siguen instalados en discursos que, por su generalidad, se quedan cortos y, en consecuencia, generan desencanto, desilusión y resignación.
Esta situación la aprovechan muy bien las opciones conservadoras, liberales y, sobre todo, el populismo de extrema derecha. Mientras las familias de las clases medias y trabajadoras están viendo cómo la inflación está devorando sus salarios, la derecha y los ultras no tienen más que prometer bajadas de impuestos. Esas reformas fiscales son vistas por la ciudadanía como un modo de que su salario sea un poco más alto, aunque sólo constituyan unos pocos euros y les da igual que, finalmente, esas bajadas de impuestos a quien más benefician es a las rentas altas.
Así son todas las promesas de la derecha y de los ultras. Retoques, maquillaje y mucha propaganda. Por ejemplo, mientras los profesionales de la sanidad pública se echan a la calle para pedir más medios y las familias se quejan de las listas de espera en las que te pueden dar cita para dos años para una consulta de especialista, la derecha no tiene más que prometer wifi gratis y televisión en las habitaciones de los hospitales. Y eso les funciona.
Sin embargo, la izquierda sigue sin concretar, sin saber hacer el diagnóstico correcto ni asimilar que en el momento actual, con unas élites que controlan y manejan las acciones de los gobiernos, con las consecuencias de tres crisis globales consecutivas que en España aún no se han paliado, por más que la propaganda monclovita-sanchista pretenda hacer ver que sí, lo que la ciudadanía exige es la solución a sus problemas específicos, al "qué hay de lo mío". Eso no lo están entendiendo los partidos de izquierda y están sembrando la desafección por su incoherencia y su ineficacia.
Por eso, hoy el pueblo andaluz se convierte en el juez de España, porque lo que ocurra esta noche marcará una tendencia a nivel nacional, por más que los que pierdan lo quieran dejar sólo en un fenómeno local. Hoy Andalucía juzga a España y la sentencia puede determinar una grave crisis en las opciones progresistas que sólo la vuelta a la coherencia podrá revertir, porque si no lo hacen, su futuro se lo ha mostrado el Partido Socialista de Francia.