Begoña Gómez, una mujer feliz en la Casa Blanca de Donald Trump

Los documentos y correos electrónicos que revelan la utilización de personal de Presidencia del Gobierno para actividades de Begoña Gómez vuelven a poner en el foco los conflictos de interés que fueron tan comunes en la primera administración de Trump

20 de Noviembre de 2024
Actualizado el 21 de noviembre
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Begoña Gomez feliz
Begoña Gómez en un acto del Partido Socialista | Foto: PSOE

Buena parte de la izquierda, tanto partidista como ciudadana, se ha creído la estrategia de los aparatos de propaganda sanchistas de que Begoña Gómez, esposa de Pedro Sánchez, es víctima de una campaña de descrédito que realmente va dirigida contra el presidente. Se la ha querido presentar como una especie de mártir, una Juana de Arco de las mujeres profesionales cuando, en realidad, los documentos que van surgiendo de la instrucción judicial colocan un panorama cada vez más oscuro. 

Los correos electrónicos enviados desde cuentas con extensión @presidencia.gob.es en favor de las iniciativas de Begoña Gómez colocan un escenario complicado. Desde un punto de vista ético, tal y como se ha analizado en Diario16+, la esposa del presidente del Gobierno es culpable. Ahora entra el aparato judicial y esos emails son un golpe durísimo a la línea de flotación de la versión dada por los aparatos de propaganda sanchista.

Utilizar a personal del Palacio de la Moncloa adscrito a la Secretaría de la Presidencia es un asunto muy turbio, lo mismo que las reuniones celebradas con empresarios en la residencia presidencial.

Evitar los conflictos de interés son uno de los puntos básicos en los que se sustenta la honorabilidad de una administración pública. Begoña Gómez presuntamente ha podido sobrepasar esas líneas y decir que lo ha hecho no es un ataque contra su derecho al trabajo. Sin embargo, llevarlo a ese punto genera otro conflicto, dado que la señora Gómez tiene todo el derecho del mundo a realizar una actividad profesional, lo que no puede hacer es tratar con empresas que, de un modo u otro, tienen relación comercial con el Estado.

Tal y como se puede comprobar en los correos electrónicos enviados por personal de la Presidencia del Gobierno a algunos benefactores de Begoña Gómez, la relación laboral es estrecha. «Buenos días Pilar: Me alegro de poderte saludar de nuevo. Tal y como he quedado con Begoña, te hago llegar los datos técnicos para que puedas hacérselos llegar a Renzo Liaj sobre el acto del 25 de noviembre 18 horas a 19 horas en IFEMA feria de Silver Economy (Evento Vida Silver). s una mesa redonda que se hará en el auditorio principal y que se retransmitirá por streaming y tiene capacidad nos han dicho para 500 personas en asistencia. Sería importante que nos hiciera llegar una foto y una bio lo antes posible. Por otro lado, durante su intervención en esta mesa redonda si quiere proyectar algo, que nos lo envíe también lo antes posible para enviar a la organización», afirma un correo enviado por Cristina Álvarez, directora de Programas de la Secretaría General de Presidencia.

Esto no es muy normal y la utilización de personal de la Moncloa para los intereses particulares y profesionales de la esposa del presidente del Gobierno sí que entra en la calificación de «conflicto de interés», además de que a Sánchez le podría generar una posible investigación por una supuesta malversación.

Sin embargo, todo esto no le habría sucedido a Begoña Gómez si, en vez de en el Palacio de la Moncloa, hubiera vivido en la Casa Blanca de Donald Trump, el paraíso de los conflictos de intereses y el paradigma de cómo utilizar el poder político para obtener beneficios empresariales.

Tal y como denunció Walter M. Shaub Jr., ex director de la Oficina de Ética de la Casa Blanca que dimitió al ver cómo la administración Trump se saltaba todos los códigos y utilizaba la sede del poder ejecutivo para hacer negocios, «los efectos acumulados de cómo se ha desviado el presidente [Trump] de las normas éticas en existencia ya alcanzaron a otros en el gobierno. El tono que se ha adoptado desde arriba hizo que una persona designada por la Casa Blanca usara su cargo para promocionar los productos de la hija del presidente y un libro de Trump. Otro integrante del gabinete —cuya boda, según los reportes, incluyó el uso de un camión fletado desde uno de los hoteles del presidente— usó su cargo para invitar a la gente a ver una película producida por él. El anterior secretario de Prensa enalteció una de las propiedades comerciales del presidente como “la Casa Blanca invernal” y el Departamento de Estado la promovió así por todo el mundo».

Todo ello por no hablar de los negocios que se firmaron en viajes oficiales de Donald Trump a países autocráticos o que perpetran crímenes contra la humanidad como Turquía, Filipinas, Emiratos Árabes Unidos, Azerbaiyán, Rusia o Israel. Millonarios de Rusia, por ejemplo, invirtieron en los negocios de la hija de Trump, Ivanka, y de su yerno, Jared Kushner. Respecto a éste, hay que decir que desde que se sumó a la campaña de Trump en 2016, las empresas familiares han crecido exponencialmente.

Desde la Casa Blanca se atacó a las empresas que no querían trabajar con la familia de Trump, como sucedió con una cadena de tiendas de ropa que se negaron a comercializar la línea de moda de Ivanka. El propio presidente participó de esa estrategia.

En este ambiente en el que el centro de poder ejecutivo es utilizado para fines empresariales y comerciales habría sido normal lo sucedido con Begoña Gómez. Por eso, ella hubiera sido muy feliz en la Casa Blanca de Trump porque era el lugar donde los conflictos de intereses eran el pan de cada día y nadie lo veía mal…, ni por supuesto, nadie osaría a investigarlos.

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