El clima de descomposición del sanchismo lleva al PSOE al ocaso

La generación de un proyecto político absolutamente personalista y la falta de análisis de las decisiones adoptadas han provocado que el PSOE se esté derrumbando en la intención de voto junto a las otras formaciones de la izquierda

29 de Julio de 2025
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Sanchez clima descomposición
Pedro Sánchez en su comparecencia de fin de curso político | Foto: Pool Moncloa

En el año 2016, Pedro Sánchez se superó a sí mismo. En dos elecciones generales obtuvo los peores resultados del Partido Socialista de la historia en medio de una situación interna tensa. Los 85 escaños de los comicios del 26 de junio de 2016, tras un intento fallido de pacto de gobierno con Ciudadanos, mostraron a los españoles que su única ambición es alcanzar el poder al precio que fuera. Eso le costó que, por una vez, el PSOE reaccionara de manera correcta ante un desafío indigno de ese partido y lograra echar a Sánchez de la Secretaría General de manera legítima y lícita. El problema es que lo dejaron moribundo pero no muerto y por eso volvió con más fuerza y con ganas de venganza.

Una vez alcanzado el gobierno tras la moción de censura de 2018, Sánchez ha utilizado todos los medios que ha tenido a su alcance, todos legítimos, para mantenerse en la Moncloa, al precio que hubiera que pagar (cientos de miles de millones de euros) y pactar con quien hubiese que pactar sin entender que la mayoría de los ciudadanos, incluidos votantes socialistas, desprecia a determinados actores políticos.

La deriva de la actual legislatura, con medidas aprobadas que no tienen impacto directo en la dignidad vital de las clases medias y trabajadoras, con niveles de pobreza nunca vistos, con incremento de la pobreza laboral, con la vivienda como un lujo sólo accesible para los ricos y los fondos de inversión (tanto buitres como no buitres), con salarios más propios de un país en desarrollo que de la cuarta economía de la Unión Europea, con gravísimas violaciones sistemáticas de los derechos de los trabajadores sin que desde el Estado se actúe, con datos de empleo que muestran que lo cuantitativo (que es lo que le importa a Sánchez) no tiene correspondencia con lo cualitativo, dado que la gran mayoría del empleo que se crea es precario, temporal y a jornada parcial (lo dicen el SEPE y el INE). Y a todo lo anterior, hay que sumar la corrupción.

La ineficacia de Sánchez y sus gobiernos autoproclamados progresistas han abierto la brecha del descontento por la que se cuela la extrema derecha y, por supuesto, por donde crece el Partido Popular y la abstención.

La legislatura de Pedro Sánchez se aproxima a su ocaso bajo el peso de una tormenta perfecta: escándalos de corrupción, incapacidad de gestión y un desgaste político que ha hundido al PSOE por debajo de la simbólica barrera de los 100 escaños. Según la última encuesta de SocioMétrica publicada por El Español, si hoy se celebraran elecciones generales, los socialistas obtendrían apenas 99 escaños y el 25% del voto. Se trata del peor dato proyectado desde que Sánchez llegó a La Moncloa en 2018.

Este colapso del PSOE se ve reflejado en el conjunto de la coalición progresista. Sumar, socio clave del Ejecutivo, protagoniza un desplome aún más dramático: pasaría de los 31 escaños obtenidos en las elecciones del 23-J a apenas ocho, víctima del efecto arrastre de los escándalos socialistas y de su incapacidad para marcar perfil propio. Por su parte, Podemos, ya escindido, apenas conseguiría tres diputados, lejos del umbral del 5% necesario para mantener grupo parlamentario propio.

Mientras el bloque de izquierdas se desangra, el Partido Popular, según el sondeo, el PP alcanzaría 153 escaños y el 35,5% del voto, superando en solitario a todo el bloque de investidura que sostiene al actual Ejecutivo (que sumaría apenas 140 escaños).

El avance de los populares se complementa con un crecimiento significativo de Vox, que alcanzaría los 54 escaños (16% del voto), superando los resultados  de noviembre de 2019. En conjunto, el bloque de los conservadores y de la extrema derecha (PP, Vox, UPN y CC) sumaría 209 escaños.

La pérdida de apoyos del PSOE está estrechamente vinculada a los últimos escándalos de corrupción, que han impactado con fuerza en la opinión pública. Casos como el de la fontanera de Ferraz, Leire Díez, o la reciente entrada en prisión del secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, han desgastado profundamente la figura de Sánchez.

La crisis se agrava con casos como el de Koldo García y los audios que involucran al exministro Ábalos, o el presunto acoso del exjefe de Gabinete Paco Salazar. Todo esto ha provocado una pérdida notable de apoyo entre las mujeres y la pinza de las personas de más de 45 años, dos pilares clave del voto socialista. El 69% de los españoles considera que Sánchez debería dimitir, porcentaje que supera el 75% entre los menores de 35 años.

El presidente del Gobierno se marcha de vacaciones tras ofrecer su tradicional rueda de prensa de balance del curso político, en medio de un clima de descomposición que recuerda al ocaso de otras etapas del PSOE en el poder. El problema no es únicamente de números, sino de narrativa: ni la recuperación económica, ni las políticas sociales, ni la proyección internacional parecen compensar ya el desgaste moral y político de su gestión.

El sondeo de El Español no es el único que indica esta caída a los infiernos de Sánchez. Según fuentes socialistas consultadas, se están manejando encuestas internas en las que se indica un retroceso muy rápido en las intenciones de voto de los ciudadanos. Las mismas fuentes señalan que apenas se superan los 100 diputados, que está habiendo un trasvase de voto hacia el Partido Popular en provincias donde se juegan muchos escaños, sobre todo porque la pérdida del PSOE no es rentabilizada por ninguna de las dos fuerzas de izquierdas.

Los socialistas también ven con preocupación cómo el voto joven se está focalizando en la extrema derecha y que Vox está captando mucho voto de, precisamente, los nichos tradicionales del progresismo.

El verano de 2025 podría ser recordado como el principio del fin para la actual legislatura y para el sanchismo, mientras se consolida un nuevo ciclo político dominado por una derecha fortalecida, una extrema derecha que capitaliza el descontento y la desilusión social y una izquierda que se va muriendo por las recetas de Sánchez.

 

 

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