La corrupción provocará la III Guerra Mundial

El incremento de las tensiones en Oriente Medio tras el ataque de Hamás a Israel y la respuesta de genocidio no son más que la cortina de humo para tapar la corrupción de Benjamín Netanyahu, una estrategia que puede derivar en una guerra mundial

11 de Agosto de 2024
Actualizado el 12 de agosto
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Nuclear Corrupcion III Guerra (1)
Esplosion Nuclear | Foto: FreePik

En los dos últimos años, sobre todo tras la invasión ilegal de Rusia a Ucrania, se ha venido teorizando e, incluso, alertando sobre el estallido de la III Guerra Mundial. Sin embargo, no van a ser reivindicaciones territoriales o anhelos imperialistas los que la provoquen, sino la corrupción. Más bien, el intento del primer ministro de Israel por eludir la acción judicial por un caso de gravísima corrupción.

No hay mejor cortina de humo que una guerra para que la ciudadanía se olvide de los escándalos. Eso se expuso muy bien en la película Wag the dog, dirigida por Barry Levinson y protagonizada por Dustin Hoffman, Robert De Niro, Anne Heche, Willie Nelson y Denis Leary.

El argumento del film es sencillo. El presidente de Estados Unidos es sorprendido haciendo insinuaciones sobre una menor de edad en el despacho oval, menos de dos semanas antes de las elecciones. Conrad Brean (Robert De Niro), un spin doctor, es traído por la asistente presidencial Winifred Ames (Anne Heche) para desviar la atención pública del escándalo.

El asesor decide construir una guerra ficticia contra Albania, esperando que los medios de comunicación se concentren en eso. Brean se pone en contacto con el productor de Hollywood, Stanley Motss (Dustin Hoffman), para crear la guerra, con un tema musical y una falsa filmación. El engaño es inicialmente exitoso, con el presidente ganando terreno rápidamente en las encuestas.

Esto mismo es lo que puede estar sucediendo en Israel, sobre todo porque nadie se cree que un ataque de las proporciones de la organización terrorista Hamás fuera desconocido para los servicios militares y para el poderoso Mossad. La cuestión es que no es una guerra inventada, es muy real y ya han sido asesinadas varias decenas de miles de personas inocentes.

Tras los ataques terroristas de Hamás del pasado 7 de octubre, todo el mundo tenía la duda de cómo un país como Israel había podido tener un fallo de seguridad de tal calibre. Parecía increíble que se desconociera la magnitud de la operación de Hamás, que el Mossad, con los miles de confidentes con los que cuenta en Gaza no se hubiese enterado de nada, ni los servicios de inteligencia del Ejército. Sin embargo, ocurrió y desembocó en una ofensiva militar en la que se ha asesinado de manera cruel a decenas de miles de civiles y se han perpetrado crímenes de lesa humanidad.

Ahora la prensa israelí ha tenido acceso a documentación militar israelí que demostraría que las sospechas de millones de personas en todo el mundo eran ciertas: Israel conocía la magnitud del ataque de Hamás y lo permitió.

No hay mejor cortina de humo que una guerra. Benjamín Netanyahu estaba acorralado por escándalos de corrupción y con la ciudadanía en contra por las reformas legales que pretendía implementar. La mejor manera de frenar eso era, precisamente, con una ofensiva militar.

Según la información a la que ha tenido acceso la emisora pública israelí Kan, los servicios de inteligencia israelíes conocían ya en el mes de septiembre con un alto grado de precisión los planes de Hamás para secuestrar a un número de entre 200 y 250 personas, tanto civiles como militares.

Ese informe de inteligencia estaba en posesión del Ejército de Israel tres semanas antes de los ataques de Hamás del 7 de octubre en los que fueron asesinadas 1.200 personas y secuestradas 251.

El documento hecho público por Kan fue redactado por la Unidad 8200 y contiene información sobre los entrenamientos de los milicianos. "A las 11 de la mañana, se observó a varios grupos reuniéndose para orar y almorzar antes del inicio del entrenamiento. Al mediodía se distribuyen equipos y armas a los combatientes, tras lo cual se lleva a cabo un simulacro. A las 2:00 pm comienza la práctica de allanamiento," señala el informe.

Además, el documento indicaba que se estaban realizando ejercicios para el mantenimiento de rehenes en Gaza.

La corrupción de Netanyahu

Apenas dos meses después de los ataques de Hamás, la Justicia de Israel reanudó el juicio contra Benjamín Netanyahu por la presunta comisión delitos relacionados con la corrupción: fraude, sobornos y tráfico de influencias. El proceso fue paralizado tras el inicio de la ofensiva de exterminio en Gaza. En los tres casos el primer ministro israelí, quien defiende que es inocente, habría intentado intercambiar favores para beneficiar a sus amigos, a medios de comunicación o a empresas a cambio de regalos o de mejorar la imagen de su Gobierno.

Los casos son evidentes. Uno de ellos, numerado como 1.000, se refiere a un supuesto intercambio de favores políticos a cambio de regalos. De acuerdo a medios locales, el productor de cine israelí Arnon Milchan habría sido uno de los beneficiarios de que Netanyahu diera el visto bueno a una ley fiscal, que aseguraba la disminución de los impuestos a los ciudadanos que regresaran del extranjero.

El multimillonario James Packer, amigo cercano de Netanyahu, presuntamente también habría recibido favores del primer ministro de Israel. Packer es acusado de soborno.

Según la Fiscalía, entre 2007 y 2016, el mandatario habría recibido presentes valorados en cerca de 200.000 dólares, incluidas cajas de puros, botellas de champán y joyas. Netanyahu ha admitido estas entregas, pero asegura que son regalos entre amigos.

Israel pone en peligro la seguridad mundial

La nueva campaña de asesinatos de objetivos clave dirigida contra los opositores de Israel, amenaza con una expansión regional aún mayor de la guerra. Mientras el Estado hebreo continúa su ataque genocida contra Gaza, las últimas acciones de terrorismo de Estado están claramente diseñadas para expandir las tensiones militares en el Líbano, Siria, Irak, Yemen y otros lugares hasta convertirlas en una guerra a gran escala, que podría involucrar a Irán y a los Estados Unidos de manera aún más directa.

Los ataques letales contra altos funcionarios militares y políticos de Hezbolá y Hamás, en Beirut y Teherán respectivamente, en el transcurso de 24 horas, demuestran la centralidad del asesinato -y la irrelevancia de la diplomacia- en el cálculo estratégico de Tel Aviv.

El portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Vedant Patel, afirmó que los funcionarios estadounidenses «no creen que la guerra total sea inevitable y seguimos creyendo que se puede evitar». A eso le siguió su declaración de que «nuestro compromiso con la seguridad de Israel es férreo e inquebrantable contra todas las amenazas respaldadas por Irán, incluido Hezbolá, y estamos trabajando para encontrar una solución diplomática».

Estados Unidos ha dejado en claro con sus acciones  que no está dispuesto a hacer lo único que daría como resultado un cese del fuego permanente: dejar de enviar a Israel las armas que posibilitan la guerra en Gaza.

De poco sirve hablar de que Washington y Tel Aviv apoyan un alto el fuego o quieren que los rehenes sean devueltos cuando un negociador de alto nivel del otro lado puede ser asesinado impunemente a través de una operación de terrorismo de Estado.

Israel no quiere que acabe la guerra. Netanyahu tampoco porque es el máximo beneficiado. Las negociaciones en las que participaba el líder de Hamás se verán estancadas, si no descarriladas por completo, como resultado del asesinato de Haniyeh.

La probabilidad de una guerra regional en expansión es ahora exponencialmente mayor, con el peligro de un conflicto mucho más directo entre Israel e Irán y la posibilidad de una intervención estadounidense y rusa aún mayor. El asesinato de Haniyeh en Teherán fue una provocación deliberada, destinada a forzar una reacción iraní. Cualquier gobierno cuyos recursos de inteligencia fueran lo suficientemente poderosos como para saber exactamente dónde se alojaba el líder de Hamas durante una visita temporal a la capital iraní habría sabido dónde vivía en Qatar, donde un asesinato, aunque por supuesto sigue siendo ilegal, no habría tenido las mismas consecuencias.

Obligar a Irán a tomar represalias limitará severamente las opciones del nuevo presidente del Estado persa, que ha pedido que se reanuden las negociaciones con Estados Unidos sobre cuestiones nucleares y ha señalado la posibilidad de reabrir el acuerdo nuclear con Irán. Impedirlo sería cumplir con el objetivo de larga data de Netanyahu de socavar cualquier indicio de un acercamiento entre Estados Unidos e Irán y llevar a Estados Unidos directamente a una posible guerra entre las dos principales potencias militares de Oriente Medio.

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