Las cifras de incremento de personas dadas de alta en la Seguridad Social y de descenso del paro registrado, además de las subidas del salario mínimo, son los principales elementos con los que el gobierno de Pedro Sánchez pretende hacer ver que sus políticas tienen una repercusión en la realidad de los ciudadanos. Sin embargo, son esas mismas cifras las que demuestran que el Ejecutivo progresista está fracasando porque los titulares grandilocuentes se diluyen cuando se rasca un poco en el análisis de los datos.
La reforma laboral se quedó demasiado corta. Es cierto que se recuperaron algunos derechos, pero la realidad demuestra que la precariedad de los puestos de trabajo que se crean sigue siendo la misma..., o peor. Lo único que ha cambiado ha sido la nomenclatura. Antes eran contratos temporales. Ahora los empresarios se están aprovechando del fijo discontinuo, tal y como hemos analizado en repetidas ocasiones en estas páginas.
Los fraudes empresariales siguen protagonizando el mercado laboral español. Además del uso fraudulento del fijo discontinuo, están los cientos de millones de horas extra sin remunerar que las empresas obligan a hacer a sus empleados, por no hablar de que se siguen contratando falsos autónomos a pesar de que se aprobara la Ley Rider, se continúan aplicando convenios colectivos que no se corresponden al sector de actividad o se utilizan artimañas para no aplicar las subidas del Salario Mínimo Interprofesional (SMI).
En 2023 se han conseguido cifras históricas de cotizantes en la Seguridad Social. Sin embargo, se han trabajado menos horas. Es cierto que, por primera vez, se ha superado el número de horas trabajadas previas a la pandemia, pero con más personas dadas de alta lo que supone que la duración de la jornada haya sido la más baja del siglo XXI.
En concreto, la jornada semanal trabajada se ha quedado en 31,3 horas, frente a las 32,2 de 2022. Por más que el gobierno suba el SMI, si las jornadas laborales contratadas son menores, al final, los sueldos siguen siendo los mismos o inferiores. En 2023 se ha trabajado sólo un 80% de la jornada máxima.
Además, el volumen de contratación demuestra que la temporalidad y el empleo estacional siguen marcando la pauta del mercado laboral. En España es necesario firmar cerca de 30 contratos (28,6) para conseguir un afiliado a la Seguridad Social: 15,44 millones de contratos para una subida de poco más de medio millón de cotizantes.
Sin embargo, más allá de la crudeza de las cifras, la situación crítica del mercado laboral español deja muchos puntos de mejora y, en consecuencia, es la gran oportunidad para que el gobierno de Pedro Sánchez aplique una política progresista real y efectiva.
El incremento de las partidas presupuestarias en políticas activas de creación de empleo, aprobar la reforma laboral que necesitan las clases medias y trabajadoras, la atracción de inversiones exteriores para la recuperación del sector industrial, colocar la plantilla de la Inspección de Trabajo en las ratios de los países de la Unión Europea o la aprobación de leyes sancionadoras de los fraudes empresariales e imposición de multas ejemplarizantes para los defraudadores son sólo algunos elementos en los que el Ejecutivo de Pedro Sánchez tiene capacidad para mejorar siempre desde el diálogo social y el consenso político.
La mejora del mercado laboral es la gran oportunidad porque de ahí se deriva el incremento del bienestar de la ciudadanía, un bienestar que supone que otros asuntos se queden en el debate político. Las clases medias y trabajadoras merecen al gobierno en el que creyeron. Señor Sánchez, señora Díaz, sean valientes y no les defrauden.