El Rayo Vallecano no se va a ningún sitio

06 de Febrero de 2024
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Estadio_de_Vallecas

Quien siga el fútbol sabe de la existencia de equipos que tienen una idiosincrasia propia, que disponen de un corazón particular y una afición diferente a la del resto de equipos. Hay algunos que creen que están en esa categoría, pero sólo de boquilla, porque no le llegan a la suela del zapato.

A la memoria viene el Unión Berlín, cuyos seguidores están muy implicados en temas sociales y que no han permitido que el club deje de pertenecer a sus aficionados. No hay más que recordar cómo, cuando el club tenía problemas burocráticos y económicos y tuvo que acometer importantes reformas en el Alte Försterei, fueron los aficionados los que se hicieron cargo, con su dinero o yendo a trabajar, a hacer la reforma.

Ese estadio es, para los seguidores del Unión Berlín, el hogar espiritual y algo parecido es lo que sucede con el Rayo Vallecano de Madrid.

El Estadio de Vallecas es un templo del fútbol humilde, del fútbol de barrio. Los rayistas son hombres y mujeres orgullosas de la pertenencia al barrio y el campo es una parte fundamental de la idiosincrasia del club. Ser del Rayo es algo más que ser fan de un equipo de fútbol, es un modo de vida, es la vida pirata.

Insurrectos ante los dos grandes clubes de la capital, Real Madrid y Atlético de Madrid, el Rayo Vallecano no ha perdido su esencia. Su casa es la casa del barrio y todos los equipos que los visitan, más allá del resultado, no están cómodos.

Muchos grandes jugadores que han pasado por la liga española han reconocido que el campo más difícil para jugar es Vallecas. Las gradas están muy cerca, el terreno de juego es más pequeño, pero es algo especial. El Rayo es el único club que puede afirmar con orgullo y verdad que es el equipo del pueblo, por más que haya quienes se lo quieran «acutar». El Rayo es el club del trabajador y eso es, precisamente, lo que le hace grande.

Ese orgullo de pertenencia ha sido herido por las pretensiones de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el presidente del club, Raúl Martín Presa, de construir un nuevo estadio en otro lugar del extenso barrio de Vallecas.

Ayuso afirmó, en una entrevista al Diario As, que «estamos hablando con el club para buscar una nueva ubicación, porque cada vez es más insostenible que sigan en Vallecas. El club necesita un estadio adaptado a la realidad actual. Nos dicen desde el Rayo que ya han visto una serie de terrenos y en breve entraremos en negociación. La idea es ceder terrenos y que ellos costeen el nuevo estadio».

La afición rayista no quiere. Primero, porque abandonar el actual Estadio de Vallecas sería perder el alma y, en segundo término, ¿de dónde pretende sacar Martín Presa el dinero para ese supuesto nuevo estadio?

Otros muchos clubes históricos han abandonado sus antiguos feudos y ahora cuentan con grandes estadios pero viven en la frialdad de haber vendido la esencia. A la Real Sociedad, por ejemplo, le costó mucho tiempo tras dejar el viejo Atocha para jugar en Anoeta. Otros, sin embargo, lo han suplido bien, como es el caso del Atlético de Madrid o del Athletic Club de Bilbao. Pero, no es lo mismo que el Vicente Calderón o el viejo San Mamés.

El asunto es tan grave que ha saltado a la política. El Grupo Municipal Socialista ha instado a la Junta de Distrito de Puente de Vallecas a preservar la ubicación del estadio del Rayo Vallecano.

La afición y peñas del club rechazan la propuesta, atribuyendo las malas condiciones del estadio a la dejadez del Gobierno Autonómico. El Grupo Municipal Socialista se une a la afición, proponiendo una moción de urgencia en el próximo pleno de Puente de Vallecas para instar a garantizar la permanencia del equipo en su estadio actual.

La concejala socialista, María Caso, ha señalado que el Rayo Vallecano «es más que un club. Vallecas no puede quedarse sin uno de sus símbolos por un nuevo capricho de Ayuso».

Es cierto, el Rayo es distinto porque representa algo más que un equipo de fútbol. El Rayo sí que es más que un club. No se puede olvidar cómo recuerdan a sus verdaderos mitos. Al Rayo lo entrenó Di Stefano, pero el ídolo es Felines. En el Rayo han jugado estrellas mundiales como Laurie Cunningham, Hugo Sánchez, Anton Polster o Radamel Falcao, pero sus leyendas son Jesús Diego Cota, Wilfred Agbonavbare, Alcázar, Felines o Míchel (actual entrenador del Girona).

Las leyendas del Rayo Vallecano son eternas y así se lo demuestran todos y cada uno de los rayistas. Todavía se ponen los pelos de punta al recordar el homenaje que hicieron a Wilfred tras su muerte o lo sucedido este año en el partido contra el Girona, en el que su entrenador, Míchel, ex jugador del Rayo y vallecano, se emocionó hasta el llanto.  «Lo que he recibido hoy por parte de la afición del Rayo, más concretamente por parte de los Bukaneros, ha sido uno de los momentos más bonitos que he vivido en un campo de fútbol. Habían preparado un cartel enorme con un mensaje sobre mi abuela y yo se lo agradezco de corazón», dijo Míchel quien tuvo que reconocer que ganarle al Rayo «no era plato de gusto».

Señora Ayuso, señor Martín Presa, el Rayo no se mueve de donde está. No hay más que hablar.

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