Isabel Díaz Ayuso está desatada en su supuesta carrera por el liderazgo del Partido Popular, sobre todo de cara a una más que probable repetición electoral y más aún tras el nuevo patinazo de Alberto Núñez Feijóo respecto al independentismo. No queda nada claro todavía que Pedro Sánchez consiga los apoyos para su investidura, principalmente si para lograrla tenga que pagar un precio que rozaría la ilegalidad y la prevaricación.
Ayer, durante un acto organizado por OkDiario, la presidenta de la Comunidad de Madrid se encontraba en su salsa. Jugaba en casa. Sabía que no iba a haber preguntas que dejaran en evidencia su populismo de corte trumpista. Por eso se vino arriba y cargó con dureza contra los supuestos pactos de Pedro Sánchez de cara a la investidura. Sin embargo, el «sujétame el cubata» de Ayuso sería perfectamente aplicable contra su propio partido y su aliado de referencia de extrema derecha.
En un momento de su intervención tiró de uno de sus tótems ideológicos y cargó contra EH-Bildu como formación política heredera de ETA. «Me cuesta creer que ni siquiera nos hayamos planteado preguntar al Tribunal Supremo si ese partido político debe ser ilegalizado. Me cuesta creer que quienes cometieron los delitos más graves contra la vida y la libertad, que quienes impusieron un régimen corrupto de extorsión, miedo y asesinatos en el País Vasco, que quienes expulsaron a decenas de miles de vascos de su tierra, vayan a decidir ahora el futuro de España. Otegi es el mejor ejemplo de que, en la España de Sánchez, matar, secuestrar o extorsionar tiene premio; te da galones para llegar a las instituciones», afirmó la líder real del PP.
Ayuso no se da cuenta de que esos argumentos son perfectamente aplicables para sugerir al Supremo la ilegalización del Partido Popular y de Vox. El sectarismo y el corte populista de corte trumpista es lo que tiene, se acusa al adversario sin pensar en que existe un efecto boomerang.
Es un hecho indiscutible que el Partido Popular, que entonces fue llamado como Alianza Popular, fue fundado por ministros del régimen de Franco: Manuel Fraga, Cruz Martínez Esteruelas, Federico Silva Muñoz (que era el candidato del búnker para ser presidente del Gobierno por encima de Adolfo Suárez), Licinio de la Fuente, Laureano López Rodó, Enrique Thomas de Carranza y Gonzalo Fernández de la Mora.
Por si hubiera dudas, en aquellos meses previos a la aprobación de la Ley de Reforma Política, se fundó otra formación política llamada Partido Popular, fundada por otros dos ministros franquistas más aperturistas: José María de Areilza y Pío Cabanillas. Ese partido no tiene nada que ver con el PP, aunque comparta el mismo nombre, sino que fue el germen sobre el que se cimentó la creación de la UCD de Adolfo Suárez. Pero esto es otra historia.
En base a los argumentos dados por Isabel Díaz Ayuso, el Tribunal Supremo también debería ser preguntado por la ilegalización del Partido Popular y de Vox, éste último partiendo de la base que se trata de una escisión del propio PP.
Ayuso, en referencia a Bildu: «Me cuesta creer que quienes cometieron los delitos más graves contra la vida y la libertad, que quienes impusieron un régimen corrupto de extorsión, miedo y asesinatos en el País Vasco, que quienes expulsaron a decenas de miles de vascos de su tierra, vayan a decidir ahora el futuro de España».
El régimen franquista, del que nace el PP, cometió los delitos más graves contra la vida y la libertad con la represión, la persecución, las torturas y el asesinato de más de medio millón de personas sin contar los muertos de la Guerra Civil.
El régimen franquista, del que nace el PP, impuso un régimen donde el propio Franco permitió la corrupción de las más altas figuras del Estado para que no se creara una oposición interna hacia él. Incluso llegó a proponer como candidato a la Presidencia del Gobierno, tras el asesinato de Carrero Blanco, a un almirante acusado de delitos relacionados con la corrupción.
El régimen franquista, del que nace el PP, provocó que cerca de medio millón de personas tuvieran que exiliarse de su patria porque, de no hacerlo, serían ejecutados, torturados, encarcelados o condenados a la esclavitud para beneficiar a las empresas afines al Movimiento Nacional.
Por tanto, los argumentos de Isabel Díaz Ayuso para ilegalizar Bildu son plenamente aplicables a su propio partido, por más que sus palabras provoquen la exaltación hormonal y la explosión de las feromonas de mucha gente.
Isabel Díaz Ayuso está siempre condicionada por el sectarismo del desprecio al que piensa de manera distinta a ella. El populismo de corte trumpista que maneja no hace si no que convertir a los adversarios políticos en enemigos y en transformar la acción política en un campo de batalla donde no existen los matices ni las divergencias democráticas. Es decir, actúa del mismo modo que los que durante 40 años impusieron un régimen del terror en toda España.