En una serie de votaciones a puerta cerrada, con nocturnidad y alevosía, el Congreso de Estados Unidos aprobó a finales de junio un controvertido proyecto de ley fiscal que dejará sin cobertura sanitaria a 16 millones de personas, disparar el precio de los alimentos y canalizar miles de millones de dólares hacia las grandes petroleras, al tiempo que recorta drásticamente las inversiones en energías limpias.
Bautizado irónicamente como “la gran y hermosa traición”, el texto principal de la propuesta incluye la eliminación progresiva de los subsidios a la Ley de Atención Médica Asequible (Obamacare), recortes profundos en Medicaid y exenciones fiscales multimillonarias para corporaciones y particulares de altos ingresos. El ahorro obtenido (si llega a materializarse) se destinaría principalmente a reducir los impuestos de los legisladores republicanos, sus grandes donantes y las multinacionales que los respaldan.
Votos nocturnos y promesas incumplidas
Diversos congresistas demócratas y republicanos decentes no abducidos por la secta MAGA han denunciado la falta de transparencia del proceso: las reuniones a puerta cerrada y las votaciones en plena madrugada habrían impedido el debate público y el escrutinio de los medios. “Es un golpe a la confianza de los estadounidenses,” afirmó la representante demócrata Rosa DeLauro, criticando la “urgencia artificial” que se creó para forzar la aprobación antes de la fecha límite del 4 de julio impuesta por el presidente Donald Trump.
Pese al rechazo de amplios sectores de la sociedad (el 70% de los residentes rurales teme perder su seguro médico), la mayoría republicana en la Cámara ha hecho caso omiso de sus propios electores y ha optado por atender las demandas de los intereses corporativos que financian su campaña.
Dinero oscuro para proteger beneficios privados
La batalla legislativa ha ido de la mano de una intensa campaña de “dinero oscuro”.American Action Network, uno de los principales grupos ultraconservadores, ha invertido al menos 4 millones de dólares en anuncios televisivos y digitales que aseguran que el proyecto “beneficiará a la clase media”, sin mencionar los recortes a Medicaid ni la supresión de los subsidios de Obamacare.
Gran parte de estos fondos proceden de la industria farmacéutica: el grupo Pharmaceutical Research and Manufacturers of America (PhRMA) ha canalizado 17,5 millones de dólares a la American Action Network desde 2020. Por su parte, Americans for Prosperity, la organización apoyada por el multimillonario Charles Koch, anunció recientemente una inyección de otros 4 millones, tras recibir más de 72 millones de la industria del petróleo y el gas entre 2020 y 2024.
A este torrente de recursos se suman 7 millones destinados por los grupos de capital privado, empeñados en mantener una disposición del proyecto de ley que permitiría a sus ejecutivos tributar a un tipo sensiblemente inferior al del bombero, el maestro o el pequeño empresario promedio.
Impacto económico y social
Los análisis independientes alertan de que los recortes elevarían el déficit federal en 2,4 billones de dólares, encarecerán los alimentos y dejarán sin seguro a familias de ingresos bajos y medios. “Es un abandono total de la promesa de poner a América primero,” añadió la representante DeLauro.
Frente a estas previsiones, los defensores del plan aseguran que un entorno fiscal más ligero incentivará la creación de empleo y el crecimiento económico. Sin embargo, varias agencias de calificación y organizaciones sin ánimo de lucro han matizado que los beneficios —de materializarse— serían muy desiguales y llegarían sobre todo a los sectores más pudientes.
Un proyecto de ley de espaldas al pueblo
Mientras avanza su tramitación en el Senado, el “proyecto de ley grande y hermoso” se perfila como un test de lealtad para los republicanos más moderados, que deberán decidir si acompañan a la Casa Blanca en un paquete que sus ciudadanos califican de “injusto y peligroso”.
Si finalmente se aprueba, el texto marcará un quiebre en la política social estadounidense: más poder y riqueza para las grandes corporaciones y los millonarios, y menos cobertura sanitaria, mayores costos de vida y más desigualdad para las clases medias y bajas. En sus propias palabras, muchos ven la iniciativa como “la traición de quienes prometieron proteger al pueblo”.