El programa electoral presentado por el Partido Popular es un verdadero campo de minas que recuerda demasiado al que presentó Mariano Rajoy en 2011 y que posteriormente se demostró que era absolutamente falso, que existía un programa oculto.
En el ámbito económico, las medidas planteadas por la candidatura de Alberto Núñez Feijóo tienen un sesgo neoliberal radical que prácticamente plantean que España se convierta en un paraíso fiscal oculto, tal y como lo son otros países de la Unión Europea como Irlanda, Países Bajos, Luxemburgo, Chipre, Portugal o Malta.
La premisa fundamental de todo neoliberal radical, como lo son tanto Feijóo como el PP, es la rebaja indiscriminada de impuestos. Ese es el primer punto del programa en materia fiscal: «Aprobaremos un alivio fiscal inmediato a las familias. Corregiremos los efectos de la inflación en la tarifa del IRPF que supone una subida real de impuestos sobre la clase media. Reduciremos el IVA a la carne, pescados y conservas con carácter temporal».
A cualquier ciudadano de las clases medias y trabajadoras eso suena a música celestial. La realidad es que es un ataque al estado del bienestar en toda regla. Es muy hermoso, incluso orgásmico, la frase: «el dinero donde mejor está es en el bolsillo del ciudadano». El analfabetismo y la falta de conciencia fiscal en España es lo que permite que haya millones de ineptos que se crean esa milonga. Es una trampa que favorece, finalmente, a los poderosos que sostienen un sistema corrompido y que sólo genera desigualdad.
Sin embargo, el programa del PP va más allá y amenaza con realizar una reforma integral del sistema fiscal «con criterios de eficacia, equidad y sostenibilidad de los servicios públicos destinada a proteger el ahorro, la inversión y fomentar la creación de empleo. Eliminaremos el impuesto a las grandes fortunas, y simplificaremos el IRPF y el Impuesto sobre Sociedades para las pymes, con especial atención a las empresas con pérdidas y aquellas que incrementen el promedio de su plantilla de trabajadores con contratos indefinidos».
Además de seguir permitiendo que los que más tienen sigan sin pagar los impuestos que les corresponden, porque lo que ha hecho el actual gobierno es paliar parcialmente una de las mayores deficiencias del sistema fiscal español, el PP promete una simplificación del IRPF y de Sociedades que, finalmente, modificará los tramos para favorecer, precisamente, a los que más tienen. En un sistema impositivo progresivo, si se reduce lo que aportan al Estado las pymes, también se aplicarán sistemas similares a las grandes corporaciones, tal y como se indica más adelante. En consecuencia, el sostenimiento de los servicios públicos queda en manos de las clases medias y trabajadoras, como siempre, pero con menores ingresos.
Visas doradas y paraíso fiscal
El programa fiscal del Partido Popular es claro en uno de sus objetivos: «Con el fin de promover la inversión y el desarrollo económico en España y facilitar la movilidad internacional, mejoraremos el régimen fiscal para nuevos residentes, ofreciendo incentivos fiscales atractivos y competitivos a nivel global».
La traducción de esto no es otra cosa que, incrementar los incentivos para personas físicas extranjeras para que se establezcan en España y reducir los impuestos para grandes empresas.
La experiencia en otros países que son paraísos fiscales encubiertos (Luxemburgo, Países Bajos, Irlanda, Liechtenstein, Malta o Chipre, por citar sólo los de la Unión Europea), demuestra que la atracción de domiciliaciones fiscales no genera crecimiento ni empleo. Pongamos el ejemplo de Luxemburgo. ¿Cuántos empleos genera la domiciliación de Amazon? Y en Irlanda, ¿ha crecido la creación de puestos de trabajo porque Apple tenga su domicilio fiscal allí? Muy pocos. En consecuencia, esta medida no es más que una coartada para, en un segundo paso que no está explicitado en el programa, reducir la tasa impositiva para las grandes corporaciones que ya están en España. El Estado dejará de recaudar miles de millones de euros a cambio de nada. Eso sí, al quedarse los servicios públicos sin recursos económicos, se abrirán nuevos nichos de negocio y procesos de privatización.
Por otro lado, la atracción de capital privado a través de condiciones especiales para grandes fortunas que inviertan en España es la puerta para que entre más dinero sucio en España. Ya sucedió con las visas doradas de Mariano Rajoy, que permitió que miles de millones de euros procedentes de la corrupción en Venezuela o del crimen organizado fueran invertidos en operaciones inmobiliarias. Una parte importante de ese dinero entró a través de redes de sociedades pantalla que movían el dinero a través de paraísos fiscales hasta que acababan en España. Así se demuestra en varios informes de la UDEF.
Sin embargo, buena parte de esos ciudadanos venezolanos, rusos, chechenos, chinos, mexicanos o colombianos que invirtieron en España y se beneficiaron de los beneficios fiscales, están ahora mismo encausados (y en algunos casos condenados) por estafa, administración desleal o blanqueo de capitales. Además, muchos terminaron llevándose parte de sus fortunas o de sus empresas a Luxemburgo o Irlanda.
El populismo fiscal de Feijóo
En el programa del PP se puede leer una frase que es puro populismo: «Proponemos una política fiscal no confiscatoria, a través de una reforma que alivie la situación de quienes más dificultades tienen».
Esta frase es mentira porque no hay que confundir el hecho de que los ricos y las grandes empresas paguen los impuestos que les corresponden, como hacen las clases medias y trabajadoras, con un escenario confiscatorio.
En España no se ha aplicado ningún tipo de política en la que se hayan subido las obligaciones fiscales de los que más tienen, sino que, en algunos casos, se ha planteado una reducción de las vergonzosas exenciones tributarias de las que gozan sólo un porcentaje mínimo de ciudadanos.
Ese es el populismo y el engaño de este programa del PP. Mientras a un trabajador con un salario de 30.000 euros anuales se les van a rebajar sus impuestos en apenas 300 euros, esa cifra se dispara cuando se trata de ricos y grandes empresas. Evidentemente, el PP trabaja para quien trabaja y, desde luego, no es para las clases medias y trabajadoras de este país, por más Feijóo diga que sí. Los hechos y la historia demuestran que es así, como su propio programa electoral.