Grandes empresas financian los intentos de golpe de Estado de los ultras

09 de Enero de 2023
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Capitolio Explosión Grandes empresas

La democracia está en peligro por el crecimiento de los movimientos populistas de extrema derecha en el mundo. Ya han pasado a la acción en 2 ocasiones. El 6 de enero de 2021 una horda fanáticos seguidores de Donald Trump formada por integrantes de organizaciones de extrema derecha asaltaron el Capitolio para impedir que se diera validez al resultado de las elecciones. El pasado domingo sucedió algo parecido en Brasil, donde simpatizantes de Jair Bolsonaro asaltaron el Parlamento para evitar que Lula da Silva sea el presidente.

Para que estos movimientos contrarios a la democracia actúen de este modo se necesita financiación. Mover a decenas de miles de personas no es barato y, por esta razón, sólo aquellos que se encuentran entre el 1% de la población mundial que controla el 75% de la riqueza tienen capacidad para financiar a estos movimientos.

Habrá quien se pregunte por la razón que lleva a las grandes fortunas y a los gigantes corporativos a financiar a estos movimientos. Siempre se ha dicho que el dinero es cobarde y que lo único que quiere es estabilidad. Sin embargo, para estos privilegiados un poco de revoltura les llega a beneficiar siempre y cuando obtengan sus objetivos.

Cuando personajes como Trump y Bolsonaro alcanzaron legítimamente el poder a través del voto libre de la ciudadanía, los ricos y las grandes corporaciones se sintieron aliviadas porque de las primeras medidas que adoptaron fue una reducción significativa de impuestos e, incluso, indultos por delitos económicos.

Por eso les interesa que sigan en el poder. Los movimientos populistas favorecen a los poderosos sin tener en cuenta las graves consecuencias que eso tiene para las clases medias y trabajadoras que ven cómo los servicios públicos se deterioran por la falta de recursos públicos.

En Estados Unidos, por ejemplo, tras el asalto al Capitolio muchas grandes empresas dejaron de realizar donaciones a los congresistas trumpistas que seguían afirmando que el resultado de las elecciones de 2020 había sido manipulado.

Sin embargo, pasado el tiempo han vuelto a financiar a esos políticos. Más de 30 compañías que se encuentran en el índice Fortune 100 que se comprometieron a detener las contribuciones después del asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 están donando millones de dólares a los miembros del Congreso que votaron en contra de certificar las elecciones presidenciales de 2020, un grupo al que se ha denominado como el «Caucus de la sedición».

Empresas como Pfizer, Home Depot, Lockheed y Walmart defendieron sus contribuciones a los negacionistas electorales con el argumento de que «son solo negocios». Por ejemplo, Home Depot afirmó que la empresa «apoya a candidatos y organizaciones en ambos lados del pasillo que defienden posiciones pro-empresariales y pro-minoristas».

Muchas grandes corporaciones buscaron reconocimiento por detener el gasto político después del 6 de enero de 2021 y luego reabrieron silenciosamente el grifo del dinero a los seguidores de Trump cuando pensaban que nadie les estaba prestando atención. Estas empresas, que decían ser aliadas por la democracia, ahora están pagando millones a los líderes políticos que intentaron acabar con lo que empezaron los sublevados. Por tanto, han demostrado que nunca fueron en serio. Para muchos directores ejecutivos, comprar influencia política sobre los políticos extremistas claramente superó todo lo demás, sin importar lo que hicieran para dañar la democracia.

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