Antes de iniciar este análisis es preciso puntualizar un aspecto muy importante: Isabel Díaz Ayuso no es una nazi. Podrá ser una populista trumpista de manual con conexiones con algunos de los postulados de la extrema derecha, pero no es una nazi.
Una vez quilatado lo anterior, es preciso hacer un breve perfil de quién fue Joseph Goebbels, el jerarca que unió su vida a la de Hitler y que se suicidó junto a su familia en el Führerbunker de Berlín casi al mismo tiempo en que el Führer se metía un disparo en la sien.
Joseph Goebbels era bajito y cojo, lo que le había creado desde niño un grave complejo de inferioridad. Hermann Göring lo definía como el «enano cojo y diabólico». Sin embargo, su papel en el ascenso al poder de los nazis fue crucial, sobre todo a los principios de propaganda que creó a través de un poder mediático centralizado con el que podía transmitir sus consignas.
Esos principios de la propaganda de Goebbels están siendo utilizado por Isabel Díaz Ayuso casi punto por punto en sus discursos e intervenciones. Analicemos cómo.
Principio de simplificación y del enemigo único
Este principio se basa en la adopción de una única idea, un único símbolo e individualizar al adversario como un enemigo único.
Isabel Díaz Ayuso lo aplica en dos aspectos: la libertad y Pedro Sánchez. La presidenta de la Comunidad de Madrid hace bandera del símbolo de la libertad como elemento troncal de su modelo de gobierno, un liberalismo mal entendido que, finalmente, afecta de manera directa y cruel en las clases medias y trabajadoras de Madrid. Las políticas de Ayuso, encubiertas en el «manto de la libertad» afectan negativamente en los servicios públicos, en el pequeño comercio, en el sector del taxi, en la sanidad o en la educación. Sin embargo, al apelar a que los ciudadanos hagan lo que les venga en gana, le funciona. Así ganó las elecciones de mayo de 2021 aprovechando las consecuencias de la pandemia.
Respecto al enemigo único, evidentemente, es Pedro Sánchez. Isabel Díaz Ayuso, cuando realiza cualquier intervención siempre ataca al presidente del gobierno dejando de lado la realidad de su gestión o, directamente, obviando los problemas de la Comunidad de Madrid. Su adversaria no es la oposición en la Asamblea, es Pedro Sánchez.
Principio del método de contagio
Este principio se basa en reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los adversarios, según Goebbels, deben constituirse en una suma individualizada.
Isabel Díaz Ayuso aplica este servicio en tres elementos: el gobierno central, la izquierda y Pedro Sánchez. La presidenta de la Comunidad de Madrid coge cualquier elemento ideológicamente contrario a su modo de entender la política para atacar a cualquiera de esos tres elementos. Da igual la razón por la que comparece, siempre terminará atacando a sus adversarios. Todo ello amplificado por un gran aparato mediático conservador, que ya la ha elegido como salvadora de España.
El mejor ejemplo se halla en la grave crisis sanitaria y el conflicto con los médicos de atención primaria. La gran manifestación que congregó en Madrid a cerca de un millón de personas en defensa de la sanidad pública. Ayuso y su gobierno, en vez de asumir la protesta popular, atacaron a los organizadores, intentaron politizar la manifestación como un acto de la izquierda contra ella.
Principio de la transposición
Este principio indica que hay que cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo al ataque con el ataque. «Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan».
Nuevamente, la situación de la sanidad muestra cómo Isabel Díaz Ayuso utiliza los principios de la propaganda de Goebbels. En vez de asumir que la Comunidad de Madrid es la que menos invierte en sanidad, educación o servicios públicos de toda España, Ayuso pretende culpar de ello al Estado, no a su gestión.
A la hora de inventar noticias de distracción, en la Asamblea de Madrid se puede ver cada jueves que las reclamaciones de la oposición son respondidas con otros elementos que nada tienen que ver. De este modo, se agota el tiempo de participación y no se aborda los problemas. Por ejemplo, mientras los portavoces de Más Madrid, PSOE y Unidas Podemos se refieren al grave problema de la sanidad, Ayuso responde mostrando fotografías del secuestro de Miguel Ángel Blanco o lanzando frases de la extrema derecha como «que les vote Txapote», frase que, por cierto, es utilizada por el sindicato Solidaridad para hacer merchandising.
Principio de la exageración y desfiguración
Este principio se focaliza en convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
El mejor ejemplo de ello es la utilización por parte de Ayuso de la utilización que hace Pedro Sánchez del Falcon de las Fuerzas Aéreas españolas. La presidenta de la Comunidad de Madrid sabe que este asunto «encabrona» mucho a la gente a pesar de que, a lo largo de la democracia instaurada tras la muerte de Franco, todos los presidentes del Gobierno han utilizado las aeronaves del Ejército del Aire.
Otra muestra de ello fue durante la exhumación de los restos del dictador del Valle de los Caídos. Ayuso, en vez de felicitarse por un ejercicio de dignidad democrática, afirmó «¿Qué será lo siguiente? ¿Las parroquias del barrio? ¿Arderán como en el 36?».
Principio de la vulgarización
«Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa que convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental que realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar», afirmaba Goebbels.
Esto lo hace Ayuso constantemente al atacar a sus adversarios políticos. Ideas precisas, frases cortas, titulares perfectamente definidos para que, a través de una enorme difusión mediática y por medio de redes sociales, el mensaje cale.
Esta misma semana, desde Londres, Ayuso afirmó que «un gobierno que se comporta como si fuera Robin Hood para los pobres, como hablan ellos, lo único que hace es expulsar a la empresa y expulsar empleos. Y nosotros lo que estamos dejando claro en estos días es que no todos somos iguales en España, que nosotros somos respetuosos con las personas que ponen el patrimonio de sus hijos en juego para crear economía y que somos un gobierno que, por supuesto, no fomentamos un capitalismo salvaje. Defendemos, eso sí, la creación de empleo, que haya una burocracia justa, que no sea confiscatoria, que haya unos impuestos justos, es decir, que haya unas reglas del juego que permita que venga la empresa, que se cree estabilidad y sobre todo, que eso se traduzca en futuro, en oportunidades, que es algo que el Gobierno les está negando a tantos españoles sin saberlo bajo esos mantras ideológicos. Madrid es otra cosa. Es cierto que Madrid se percibe como un lugar diferente y es más, muchos inversores nos dicen que a pesar del Gobierno de Sánchez, sí que van a invertir en Madrid, pero desconfían de la política fiscal del Gobierno».
En estas pocas palabras hay, al menos, diez ideas breves lanzadas para que cale a través de la difusión del aparato mediático de Ayuso.
Principio de la orquestación
«La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas».
De este principio nace la expresión de que una mentira repetida muchas veces termina siendo una verdad. Isabel Díaz Ayuso explota esto prácticamente todos los días. Lo hace con la rebaja fiscal a los ricos, con el enfrentamiento constante con el gobierno de Pedro Sánchez por los impuestos a ricos y bancos, con las medidas de ahorro energético.
Lo más sangrante se produjo, precisamente, en su viaje a Londres cuando se apropió del éxito de un acuerdo que Pedro Sánchez y cuatro ministras (Reyes Maroto, Nadia Calviño, Teresa Ribera y Margarita Robles) habían cerrado con Microsoft. El aparato mediático que ensalza a Ayuso dio a entender, tras las declaraciones de la presidenta de la Comunidad de Madrid, que era un triunfo suyo y una demostración de la proactividad de Ayuso frente a Pedro Sánchez.
Principio de renovación
Este principio se sustenta en la emisión constante de informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
La actividad diaria de Isabel Díaz Ayuso, con actos y eventos de todo tipo en los que aprovecha para lanzar sus proclamas populistas o sus bulos, es el mejor ejemplo para mostrar con esa emisión de informaciones a cualquier hora del día.
A lo largo de un día cualquiera, la Comunidad de Madrid puede llegar a emitir más de 20 notas o comunicados de prensa en las que todos y cada uno de los consejeros y la presidenta van lanzando sus mensajes. Ayuso, por sí misma, llena de contenidos un periódico entero.
Principio de la verosimilitud
Este principio se fundamenta en la construcción de argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sonda o de informaciones fragmentarias.
Este es el principio que, por ejemplo, Ayuso está utilizando con la problemática de las obras de la Línea 7B del Metro en San Fernando de Henares. La presentación de un presupuesto de 122 millones, sin entrar en diseccionar las diferentes partidas, pretende hacer ver a la ciudadanía que todo ese dinero se va a destinar a los afectados, cuando, en realidad, a las indemnizaciones sólo irá el 10%. El resto es para la infraestructura de Metro.
Esta información fragmentada se transmite para criminalizar las justas reivindicaciones de las más de 600 familias afectadas haciendo ver que son unos pedigüeños y, como hicieron dirigentes del PP de Madrid en Coslada, llamarles «muertos de hambre».
Principio de la silenciación
El principio se centra en acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
La actividad de Ayuso focaliza la aplicación de este principio a través de ataques contra Pedro Sánchez y responsabilizando al gobierno central de los errores de gestión del suyo. La situación y el protocolo de las residencias de mayores durante la pandemia o el escenario de derrumbe de la sanidad pública madrileña son dos ejemplos de ello.
Principio de la transfusión
En este punto, Ayuso lo que hace es aplicar el hecho de que la propaganda, por lo general, opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. Según Goebbels, se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
Aquí entra en juego el sustrato patriótico del discurso de Ayuso para enfrentar a su enemigo único: Pedro Sánchez. En el discurso del 40 Aniversario del Estatuto de Autonomía, donde repitió y atacó en varias ocasiones a determinadas comunidades autónomas, sin mencionarlas, pero que todo el mundo sabía cuáles eran.
«Madrid es consciente de la diversidad de España. Por muchas razones, pero sobre todo porque Madrid es el fruto de esa diversidad. El rompeolas de las Españas. Una España dentro de otra. Madrid está hecha de asturianos, catalanes, andaluces o vascos. Somos una región abierta e integradora que está hecha de las diferentes formas de ser español. Aquí no hay forasteros. No hay maketos. No hay charnegos. Hay madrileños de Cádiz, de Bilbao o de Caracas. Al contrario que en otras partes de España, en Madrid no es noticia que los dirigentes políticos no hayan nacido aquí. Sencillamente porque el censo nos dice que casi la mitad de los madrileños no han nacido en Madrid», dijo Ayuso.
Así es como funciona Isabel Díaz Ayuso, siguiendo paso a paso los principios de Joseph Goebbels. No hace falta decir nada más.