Esta semana se celebrará el 8M, el Día Internacional de la Mujer y, desde la invasión de las instituciones del movimiento queer, la lucha de las mujeres por la igualdad real estará dividida. Ese era uno de los objetivos de ese movimiento que está cimentado en una base teórica absolutamente misógina. En consecuencia, cualquier legislación o medida que salga del entorno o de la secta queer sólo puede ir en contra de la mujer.
Así se ha visto reflejado con la Ley Trans. Desde el mismo momento en que se hizo público el primer borrador, Diario16 advirtió de que esa legislación ponía en peligro a las mujeres. Por desgracia, los hechos nos han dado la razón.
El daño que Irene Montero ha hecho a las mujeres es incalculable. Las mujeres están peor que cuando esta señora asaltó el Ministerio de Igualdad gracias a las cesiones de Pedro Sánchez. El feminismo se ha vuelto antipático para la ciudadanía por culpa de las medidas adoptadas por Montero y su equipo queer. La lucha por la igualdad real de las mujeres ha retrocedido varias décadas, por más que los fanáticos y determinadas minorías no hayan entendido aún que los derechos no pueden ser excluyentes.
El pasado sábado se cumplió un año de la aprobación de la Ley Trans y las consecuencias para las mujeres son gravísimas. Hay cientos de casos documentados que han puesto de manifiesto que la legislación de Irene Montero no es garantista, sino que ha generado un escenario en el que el fraude de ley es la tónica.
Los movimientos feministas han denunciado que en España hay maltratadores de mujeres que ya han evitado condenas por violencia machista tras haber ejecutado el cambio registral de sexo. Hay muchos hombres, que sólo por el hecho de la autopercepción, han reclamado el uso de los vestuarios femeninos en instalaciones deportivas o los aseos públicos de mujeres.
Las cifras de solicitudes de cambio registral de sexo se han disparado tras la aprobación de la Ley de Irene Montero.
Sin embargo, en el actual gobierno de Pedro Sánchez no se quiere hacer nada para revertir esta situación. Las feministas denuncian el muro que la ministra de Educación, Formación Profesional y Deporte, Pilar Alegría, no ha respondido a la preocupación existente por la participación de hombres en competiciones femeninas.
También hay una enorme opacidad en lo referente a lo que está sucediendo en las prisiones. Desde las Comunidades Autónomas con competencias penitenciarias ni desde el Ministerio del Interior de Fernando Grande Marlaska se facilita información acerca del número de hombres que han modificado su sexo registral y están reclamando su traslado a una prisión de mujeres.
Lo mismo sucede con los menores que han iniciado la transición social y han cambiado su nombre sin que este hecho quede registrado en ningún organismo estatal.